Diego Antonio Saturno es director del canal del Congreso de la Ciudad de México, que transmite desde la señal digital 21.2. El canal “Congreso TV” empieza a despegar con un promedio de 548,000 personas alcanzada mensualmente, casi cinco veces más audiencia que la conseguida hace dos años. En otro ejemplo, un informe de la casa INRA indica que en el periodo de enero de 2021 a abril de 2022, hubo dos meses en que Congreso TV superó el alcance de televidentes logrados por el Canal del Congreso federal.
El canal del Legislativo capitalino nació en 2015, con la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Por un tiempo el canal se llamó “Ciudad TV 21.2” y luego cambió a “Congreso TV, la señal de la pluralidad 21.2”, para diferenciarse del canal principal que ocupa la señal principal de ese espectro, “Capital 21.1”, y que es administrada por el Poder Ejecutivo de la Ciudad de México.
Aunque los dos canales comparten la misma señal radioeléctrica, Congreso TV tiene una desventaja ante Capital 21 en temas de presupuesto: 17 millones 519,000 pesos contra 118.32 millones de pesos para ejercer en el año 2022. Ambos canales dependen también de distintas autoridades y es posible que si los sistemas de televisión de paga retomaran los contenidos de estas señales, serían los de Canal 21.1 por ser esa la señal principal.
Y esto es en parte de lo que Diego Saturno exhorta a la autoridad reguladora para que se revise la política de must-carry/must-offer sobre retransmisión de contenidos en las que se obliga a la televisión restringida a retomar la señal de la televisión abierta y ésta a permitir esa retransmisión, pero que hasta ahora ha funcionado sólo para la televisión comercial abierta de alcance nacional y los canales públicos federales, no para las televisoras públicas estatales.
—¿Cómo es operar un canal de televisión perteneciente a una entidad que a su vez dirigen distintas fuerzas políticas?
—La institucionalidad ha sido lo más importante aquí y hay que trabajarla, pues tenemos muy claro que debemos darle espacio a todas las voces dentro del canal. Somos una señal de pluralidad. No tenemos la menor duda de que debemos seguir las mismas directrices que existen y la configuración del propio Congreso de la ciudad. Hoy, hay una mayoría de Morena en el Congreso, que no es una mayoría calificada, es una mayoría simple y por eso nosotros tratamos de ejercer la misma pluralidad.
Por ejemplo, tenemos un noticiero que se llama Semana 21.2, en el que abordamos cuestiones de interés de la ciudad y allí hemos tratado de guardar una proporción sobre a quién entrevistamos. En los 35 programas que llevamos de enero a la fecha, el 35% han sido del gobierno; se ha consultado también a cinco especialistas que representan el 16% y los legisladores han sido 41%; de esos legisladores hemos guardado la proporción por partido político. Sí, obviamente le hemos dado mayoría de tiempo a Morena, el PRI, el PAN, el PRD, con 41%, 20%, 27% y 6% del tiempo, respectivamente, y también a otros partidos.
Incluso también en los programas de opinión, como Día del Juicio, que tiene 39 programas a la fecha, allí se ha guardado de alguna manera la misma proporción; allí convergen otro tipo de circunstancias. Por tema de opinión hemos destinado 56% a Morena, 26% al PRI, 11% al PAN y al extinto PES, por ejemplo. Todos los pensamientos y posiciones políticas han aparecido en el canal y les hemos permitido su tiempo en consecuencia a la proporción.
En el Congreso de la ciudad existe un comité y está integrado por cinco legisladores. Es donde trimestralmente rendimos un informe de cómo ha venido comportándose el canal en todos los aspectos.
—El canal del Congreso federal apenas tiene audiencia, ¿por qué cree que el canal del Congreso local pudiera ser todavía más relevante para los capitalinos?
—En dos años el interés de la ciudadanía por los temas informativos y por los temas legislativos locales ha crecido. Ahí se refleja un concepto importante que tiene que ver con la híper-localidad. A la gente le importa más qué pasa alrededor de su casa, que muchas veces los temas nacionales. La información que se discute en el Congreso federal son temas que en ocasiones tardan mucho en llegar a la ciudadanía.
Para los habitantes de la Ciudad de México los temas que se discuten en su Congreso son temas de trascendencia tal, que tienen un impacto inmediato.
Hay un dato muy interesante: según reportes de HR Ratings, en el periodo de abril-mayo de 2022, 9.9 millones de personas vieron alguna vez un programa o una sesión legislativa, lo que nosotros llamamos actividad legislativa y en promedio, 23,000 personas sintonizaron alguna de las emisiones y le dedicaron seis minutos a cada una de las sesiones, fueran éstas sesiones ordinarias o sesiones de comité; o a los foros, porque hay muchos foros que hacen los legisladores y nosotros los transmitimos, porque son foros que son trascendentes para la ciudad.
Con estos datos en la mano y después de dos años, diría que la gente se interesa con lo que tiene que ver con su ciudad, por lo que ocurre con el Ejecutivo local y los distintos partidos políticos. De esos lenguajes tan complejos que tienen los legisladores en tribuna, hemos tratado de ciudadanizar el lenguaje de la política y hacer más cercana las visiones y decisiones que se toman en el Congreso de la Ciudad de México, por eso vemos que de alguna manera que el trabajo que hemos hecho en este tiempo está siendo de interés para la ciudadanía.
—¿Cómo se traduciría hacia la cotidianidad, por ejemplo, que ese número de personas que menciona mira el canal del Congreso capitalino?
—La herramienta más importante que aporta el Congreso TV es que nosotros no emitimos ninguna opinión respecto a la información que acontece en el Congreso de la ciudad. Emitimos información que está verificada; tratamos de dar información que no tenga sesgo informativo. Cuando se hace televisión pública, particularmente dentro de un órgano legislativo y donde trascienden todas las fuerzas políticas, nosotros le hemos apostado mucho a revivir la crónica legislativa. La crónica legislativa separa la opinión de la información.
Lo que tenemos hoy día en la esfera pública es mucha desinformación, debido a que gran parte de la información es opinión; no es información dura, lo cual hace que la gente tome decisiones sesgadas, basadas en opiniones de otros y no en datos duros.
De esa manera, desde Congreso TV y en todos los ejercicios que tenemos a través de cápsulas, la crónica parlamentaria, redes sociales, incluso, dentro de uno de los programas que tenemos, nosotros tratamos de aportar información.
—La cobertura del canal 21.2 es limitada y en la misma Ciudad de México persisten zonas blancas donde la señal no llega…
—La transmisión que tenemos está en el Cerro del Chiquihuite y ahí compartimos cancha con Capital 21. Hay zonas grises, porque por la posición del transmisor no es posible que lleguemos a todas las televisiones.
Sin embargo, estamos buscando y es uno de los objetivos que tenemos y que pensamos concretar este año, que podamos llegar a mayor cobertura a través de la televisión por cable. Hoy día estamos solamente por Totalplay y buscaremos estar en todos los otros sistemas de cable que nos permitan llegar de esa manera, así como consolidar nuestra presencia en Internet. Sabemos que nuestra señal de televisión abierta es un alcance, pero sus obstáculos, técnicamente, requiere adecuaciones técnicas en su antena.
Hemos hecho algunas inversiones en infraestructura que han permitido incluso que la cobertura del canal aumente y mientras buscamos negociar con los cableros.
—¿Qué tan difícil es negociar con los privados como un canal muy local, cuando los cableros y satelitales, por ejemplo, ya tienen la pesada carga de retransmitir a la televisión comercial y los canales públicos federales?
—Son acuerdos de colaboración que se suscriben con las cableras. Desafortunadamente no hay una posibilidad de must-carry y must-offer para las televisoras públicas locales. Creo que es algo que se debe poner en la regulación que se establezca por los órganos reguladores, como vendría siendo el Instituto Federal de Telecomunicaciones, para que se dé visibilidad a la televisión pública de los estados y que puedan subirse al tema del must-carry y must-offer, porque la televisión pública en varios estados es muy importante.
Creo que con una regulación favorable o proactiva por parte del regulador para el tema de must-carry y must-offer estatales nos haría que pudiéramos llegar a los sistemas de cable sin tener que ir solos y sin tener que hacer tanto trámite o acuerdos bilaterales con cada una de las cableras, porque hoy en día el must-carry y must-offer aplica para los canales públicos federales, como el caso del Canal Once, Canal 22 o Canal 14.
—Para un must-carry/must-offer “estatal”… ¿Se requeriría una mini-reforma constitucional o que el IFT (Instituto Federal de Telecomunicaciones) sólo reescriba los lineamientos sobre retransmisiones?
—Hoy, se queda mucho a la voluntad del cablero si programa a la televisión pública dentro de su barra programática. En ese sentido, hago un llamado al IFT para que visibilice el trabajo de las televisoras públicas estatales, que en muchos casos están haciendo trabajos maravillosos y esfuerzos muy importantes de contenido con escaso presupuesto.
Queremos que se fortalezca y se actualice la regulación de must-carry y must-offer para que la televisión pública estatal de cada uno de los estados pueda verse beneficiada. Esto es muy relevante para hacerlo propio en las agendas públicas de los estados y las ciudades, para contar el contexto de lo que está ocurriendo actualmente.
La regulación que tenemos de must-carry y must-offer es de 2013, hoy son otros tiempos y la televisión legislativa que tiene que ver con lo que ocurre a los ciudadanos está siendo de mucho interés para las audiencias, por eso es también un llamado a los jugadores de televisión por cable para que nos volteen a ver.
—Y aunque hubiera una actualización de la regulación… El canal que se retransmitiría, sería el Canal 21.1 por ser la señal principal, ¿no es así?
En el caso concreto del must-carry y must-offer es un ámbito que está regulado por la Constitución en algunos artículos, pero más bien por la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión. El instituto debería de actualizar los lineamientos, que son desde el 2013-2014, donde se pueda indicar que los canales públicos estatales puedan entrar al ámbito de las cableras.
La radiodifusión es un servicio de interés general y se debe preservar la prestación con eficacia de un servicio social. La televisión pública tiene una dimensión social. Esto fue lo que quedó en la reforma de telecomunicaciones. Nunca se puso a consideración a jugadores como la televisión pública y por ahí quedó en un segmento muy pequeñito: el segmento de la televisión pública federal, pero no quedó el tema de la televisión pública estatal. Es la regulación con la que vivimos en la televisión pública estatal.
Yo creo que se podría establecer un modelo para que la televisión pública estatal pudiera entrar al tema de must-carry y must-carry, incluso de forma geo-referenciada.
Podríamos entrar todos; incluso, los canales universitarios en sus respectivas localidades. Es una necesidad del propio ciudadano, porque gracias a sus impuestos vive la televisión pública. Los contenidos que hacemos son bienes de la nación. Si nos vamos a esa interrelación, sería de esa manera.
No perseguimos ningún objetivo económico, más que querer llegar a la ciudadanía. Tampoco podemos darle dinero a los cableros para que nos retransmitan. Siempre vamos con la bandera de que somos un canal público. Literalmente, hoy es ir con cada cablero y tratar de convencerlos de que nuestra señal debe de estar en su programación. Necesitamos de la ayuda del IFT, para que nos saque de esa discriminación regulatoria y mientras vamos paso a paso con cada cablero para abrirnos brecha.
kg