A nadie escapa en el Partido Nacional que si el sector político fundado por Jorge Larrañaga había quedado debilitado -por decir lo mínimo- con su muerte en mayo de 2021, los dos eventos que ocurrieron en la última semana contribuyeron a acentuar una caída que hará difícil alcanzar una expresión electoral siquiera cercana a la que supo tener más de una vez en sus 23 años de vida. De hecho, llegó a ser -en 2004, y estuvo a punto en 2009, 2014 y algo más lejos en 2019- el principal sector nacionalista.
Aunque fue más simbólico que otra cosa -porque su alejamiento ya estaba consumado en los hechos-, el primero de los dos golpes recientes lo constituyó la salida formal del intendente de Paysandú, Nicolás Olivera. En una carta que difundió el lunes pasado, resumió una idea que ha surcado por varios dirigentes del sector, pero también fuera de él, y que se han hecho la misma pregunta: ¿tiene sentido Alianza Nacional sin la figura de su fundador, que era el alma del proyecto?
“Alianza se murió el día en que se murió Larrañaga”, dijo tajante un líder blanco de la otra ala del partido (Herrerismo), frase que desde el grupo fundado por el fallecido líder wilsonista dicen que, por un lado, es reflejo del “interés” partidario interno en la competencia por el Senado. Pero que por el otro lado no es cierta, porque pese a los golpes recibidos, el sector mantiene su dimensión nacional y una importante presencia en cargos de gobierno.
“Alianza Nacional está plenamente vigente en su pensamiento político, en el Senado, en Diputados, en todos los gobiernos departamentales y en cargos muy importantes del gobierno”, se limitó a comentar el senador Carlos Camy, hoy presidente del Ejecutivo del sector.
Es que, en efecto, la Agrupación de Gobierno ampliada del grupo incluye muchos jerarcas de bajo perfil, pero relevantes: Alianza integra los directorios del Banco República, Banco Central y la Junta de Transparencia y Ética Pública; del Instituto Nacional de Evaluación Educativa; y está en el Ministerio del Interior con el cargo que mantiene Santiago González, como director de Convivencia; y en el plano departamental se destaca el intendente de Río Negro, Guillermo Besozzi.
La lista sigue. Pero algo de lo otro persiste, y algunos lo reconocen públicamente, como hizo ayer domingo la subsecretaria de Educación y Cultura, Ana Ribeiro, en entrevista con El País. “Claro que estamos debilitados, cómo no vamos a estarlo. Se nos cayó el horcón del medio”, reconoció la historiadora al referirse, otra vez, a la partida de Larrañaga de un año y cuatro meses atrás. “Algunos se van a ir, algunos ya se han ido, es natural, lo sabíamos”, dijo también.
Y como si fuera poco, en el medio de una turbonada política con acusaciones cruzadas entre el oficialismo y la oposición por el uso dado por las autoridades civiles al Hospital Policial, el miércoles renunció en forma inapelable el director general de Secretaría de la cartera de seguridad, Luis Calabria, quien había sido el principal mano derecha de Larrañaga en los últimos años de su trayectoria política.
“Perdimos una posición importante, no hay dudas”, admitió con pesadumbre otro integrante de Alianza. El tema preocupó porque el cargo de Calabria era, sin dudas, el más importante que tenía el grupo en el gobierno. Y no pudo mantenerse la representación en ese lugar, con la designación de Nicolás Martinelli -del sector Aire Fresco- como director general de la cartera, resuelta ayer al mediodía. “No era por cuota sectorial, sino por capacidad de gestión”, reconocieron fuentes del Poder Ejecutivo.
La pérdida de este cargo llevó a que en el grupo ya se evalúe qué pasos dar y cómo negociar en Presidencia la compensación en la representatividad.
El nuevo espacio.
Lo que verdaderamente preocupa entre los dirigentes wilsonistas actualmente es la falta de un liderazgo claro que pueda transformarse en un precandidato para competir contra el bloque herrerista, que hoy tiene a Álvaro Delgado como principal figura presidenciable.
En Alianza Nacional dan por hecho que, por primera vez desde su fundación, en 1999, no tendrán un candidato propio para competir en la interna blanca en las próximas elecciones. Por eso el foco está puesto en la contribución que pueda hacer este grupo para conformar un nuevo espacio wilsonista, y con ese norte dirigen todos sus esfuerzos.
Jorge Larrañaga Vidal, hijo del “Guapo”, se instaló en Paysandú, tierra en la que nació el sector, para fortalecer desde allí a Alianza Nacional en el contacto diario con su militancia dura y las necesidades de los sanduceros. “Me interesa ayudar a mantener a este sector histórico, y hablar con la gente”, dijo a El País el secretario general del sector, que también concentra sus energías en las elecciones juveniles del partido que se harán a fines de octubre.
La lista de dirigentes que se fueron y algunas de las razones
La fuga de dirigentes del sector, vale decirlo, tampoco empezó con la partida de su líder en mayo de 2021. Pues en los últimos años las alianzas que intentó Larrañaga se fueron disolviendo por distintos factores: el senador Jorge Gandini (de Por la Patria) se alejó en 2019, poco después de las elecciones, mismo camino que había seguido la entonces intendenta de Lavalleja, Adriana Peña; la entonces senadora Verónica Alonso -que intentó una infructuosa alianza con Juan Sartori-; y Carlos Moreira, en su caso por una polémica con la viralización de un audio íntimo semanas antes de las elecciones nacionales de 2019.
Pero todo se volvió más difícil aún sin el líder.
Otro de los que se alejó hace poco fue Martín Fernández, presidente del Instituto Nacional de Cooperativismo, por “argumentos similares” a los del intendente Olivera. “Es muy difícil que perdure un sector como este, más allá de los esfuerzos, por el arraigo que había en la gente por Larrañaga”, consideró el dirigente.
El grupo busca mantener su orgánica
En Alianza Nacional también son conscientes de que lo esencial en este momento es mantener un fluido funcionamiento orgánico, algo que con la presencia de su histórico líder no era tan importante. En efecto, ya a los pocos días de la muerte de Jorge Larrañaga, el Ejecutivo del grupo se reunió en Paso de los Toros (Tacuarembó) para reordenar la dirigencia del sector, y se asumió allí el compromiso de que los órganos de conducción mantengan un ritmo de sesiones periódicos.