La multinacional estadounidense con presencia en una docena de países ha enfrentado procesos por concentración del mercado en Panamá y Chile.
Con el anuncio en junio de que las marcas Cabletica y Movistar desaparecían y se consolidaban bajo la nueva empresa Liberty, se formalizó ante el público una realidad que se venía gestando desde hace años, la multinacional Liberty Latin America aterrizó con la talega llena de dólares para asumir una posición de peso pesado en el pequeño mercado costarricense de telecomunicaciones.
Con esas inversiones, Liberty “empieza a unir dos componentes de telecomunicaciones que no estaban unidos: Internet fijo, televisión y telefonía, que ya estaba en Cabletica y ahora también la telefonía móvil con sus variantes. Esto lo que plantea es que ahora exista un operador que tiene acceso a todos esos componentes del sector del mercado él solo”, observó Teodoro Willink, exviceministro de Telecomunicaciones y docente de la Escuela de Ingeniería Eléctrica en esa área.
Es decir, donde antes operaban varias empresas, ahora se encuentra una sola y, en efecto, la nueva empresa nace con datos envidiables de posicionamiento en el mercado sobre todo de Internet y telefonía. (Ver gráfico)
El especialista anotó, además, que en realidad es la segunda empresa que lo hace, porque la primera que ofreció telefonía, televisión, Internet fijo y móvil fue el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), a través de Kölbi. “Hasta 2021 el ICE era la única empresa que concentraba todos esos servicios, en el momento en que ahora Liberty entra, el ICE no solo compite contra ciertas empresas a nivel de Internet fijo y con otras en Internet móvil, ahora tiene un competidor directo en todos los frentes”, indicó.
Ponderó así que “de alguna manera eso rompe con un monopolio de empresa que pueda tener todos esos sectores atendidos”.
En su opinión, el panorama resultante es “muy interesante, ahora hay que ver cómo se mueve la competencia entre esas dos empresas, Kölbi y Liberty que acceden a esos sectores de mercado simultáneamente”.
Al respecto, llamó la atención a que el ICE, al ser una empresa del Estado, “no tiene las mismas condiciones de una empresa totalmente privada”.
Como ejemplo de las consecuencias en el mercado, planteó el caso hipotético de “¿qué pasa si compro un plan de telefonía móvil y me ofrecen descuento en Internet para la casa?, el ICE o Liberty podrían hacerlo, si Liberty hace esa movida, le propone al ICE que haga lo mismo, lo cual podría tener beneficios al usuario final”.
La empresa madre
Liberty Latin America es una empresa estadounidense domiciliada en el territorio británico de las Bermudas. Tiene operaciones en Estados Unidos, Cuba, Puerto Rico, Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia, Chile, Haití, Puerto Rico y otros territorios o protectorados del Caribe.
De acuerdo con la información que la misma empresa publica en su sitio web, durante el primer semestre de este año sus ingresos ascendieron a $4.900 millones, de los cuales $400 millones provinieron de Costa Rica.
También cuenta con 7,5 millones de suscripciones para su telefonía móvil —de ellas, 2,9 millones de Costa Rica—, así como 6,4 millones de suscripciones a sus servicios de televisión, Internet y telefonía fija, de las cuales medio millón son de este país.
La llegada de la empresa a países como Panamá o Chile despertó preocupaciones y procesos tendientes a determinar si en cada caso se violaban las leyes que regulan la concentración excesiva o monopólica de los mercados.
En Panamá, en setiembre del año pasado se anunció que esta empresa, a través de su subsidiaria Cable & Wireless, había adquirido de América Móvil las operaciones de Claro Panamá, por $200 millones. Un mes después, Digicel Panamá presentó dos actos de impugnación en aras de impedir la fusión de esas empresas. Específicamente, presentó una denuncia ante los tribunales y una solicitud de investigación e inhibición ante la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco).
Sin embargo, en junio pasado se informó que la transacción superó esos escollos y el propio Gobierno panameño incluso ordenó al ente regulador local que “adelante los trámites necesarios”.
También, fue en setiembre de 2021 que América Móvil y Liberty Latin America anunciaron la combinación de sus operaciones en Chile, a través de las marcas Claro y VTR, respectivamente, y que cumplieron con el trámite de presentar la información pertinente ante la Fiscalía Nacional Económica (FNE) de ese país.
En marzo de este año, el sitio especializado TransMedia publicó que tuvo acceso al expediente del caso, del cual citó que “la operación generaría riesgos relativos a la tenencia de espectro. En efecto, las partes podrían potenciar su portafolio de espectro con menores obligaciones regulatorias respecto a sus competidores”.
También, se apuntó que las empresas en cuestión “cuentan con altas participaciones de mercado en la provisión de servicios fijos, particularmente, en Internet y TV de Pago, donde superan el 40%”, y que, por ello, “la operación podría generar riesgos unilaterales en la provisión de servicios fijos, tanto de manera individual como paquetizada”. La FNE aún mantiene el tema en etapa de estudio.
En todo caso, lo que parece quedar claro es que en agosto y setiembre de 2021, Liberty Latin America ejecutó un agresivo plan de adquisición de empresas de telecomunicaciones en varios países al mismo tiempo, al menos en Costa Rica, Panamá y Chile.
¿Concentración en Costa Rica?
Según se explicó desde la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel), la Ley de Fortalecimiento de las Autoridades de Competencia de Costa Rica (N°9736), dispone en su artículo 2 que es la autoridad sectorial encargada de la defensa y promoción de la competencia y libre concurrencia en el sector de telecomunicaciones.
En mayo de 2021, el Consejo de la Sutel aprobó por unanimidad una resolución sobre la notificación previa de concentración que habían presentado Cabletica S.A. y Liberty Latin America Ltda. y dispuso “autorizar incondicionalmente” la transacción.
Ese documento detalla que, desde setiembre de 2020, la empresa estadounidense y Telefónica de Costa Rica TC S.A. habían presentado la solicitud de análisis de concentración entre ambas y que fue, precisamente, a través de Cabletica —ya desde 2018 en poder de Liberty Latin America— que se adquirió Telefónica.
Al respecto, Willink explicó que a la Sutel lo que le corresponde es elaborar el informe técnico al respecto, pero “no dice que suceda o no suceda (la concentración), quien decide es el Poder Ejecutivo” a través de las autoridades del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), lo cual lo incluyó a él.
Indicó que “separarse de ese criterio de Sutel requiere otro criterio que pueda ser más fuerte” como la consideración sobre afectaciones “al bien público, si afecta la Sutel no lo toma en cuenta, correspondería al análisis del Micitt”.
Willink informó entonces que, tras su propio análisis, el Micitt “no identificó afectación al bien público en ese momento, por lo tanto, se aprobó”.
Con el anuncio en junio, de que las marcas Cabletica y Movistar desaparecían y se consolidaban bajo Liberty, la empresa difundió las declaraciones de Guillermo Ponce, vicepresidente de Liberty Latin America, quien dijo que “no podríamos estar más satisfechos con la apuesta que hemos hecho en Costa Rica, logrando en pocos meses la sinergia de dos empresas que hasta hace un año estaban completamente separadas sin perder el foco en nuestro sólido crecimiento en el mercado”.