Reformas importantes en los Cuidados de Larga Duración, la valoración geriátrica integral en oncología, las terapias emergentes o la aceptación de la heterogeneidad de los Mayores son algunos de los muchos temas analizados en el 62 congreso de la SEGG y XXIII de la SMGG.
Ha sido un congreso con un “balance muy positivo” según Maria Teresa Vidán, secretaria general de la SEGG ya que ha supuesto el reencuentro después de dos años en los que no se ha podido celebrar de forma presencial y porque “ha contado con más de 700 profesionales de distintas disciplinas, ponentes de gran talla, de distintas especialidades y nacionalidades y se han podido compartir novedades de muchos temas de Geriatría y Gerontología”.
Uno de los temas tratados ha sido el de la necesidad de reformas importantes en el sector de los Cuidados de Larga Duración que la pandemia de Covid 19 ha puesto de manifiesto, reformas que, según Vidán, deben ir dirigidas a potenciar al máximo las ayudas para que las personas mayores permanezcan en su domicilio el mayor tiempo posible.
Entre las conclusiones que se pueden destacar, podemos mencionar que es clave aumentar la coordinación socio-sanitaria, potenciar la Atención Primaria y que la relación de ésta con los médicos de las residencias es imprescindible. También lo es el nexo con los hospitales, centrado principalmente en los Servicios de Geriatría para mantener la continuidad asistencial, evitar multiplicidad de visitas y reingresos, y garantizar una atención de calidad. El Director General de Atención Sociosanitaria de la Comunidad de Madrid, Javier Martínez Peromingo, ha presentado el modelo desarrollado en esta Comunidad basado en unidades de refuerzo en primaria y equipos de geriatría de enlace en todos los hospitales.
CUIDADOS AL FINAL DE LA VIDA
La Mesa Redonda sobre “Cambios normativos y sus efectos en la vida de las personas con necesidades de apoyo y cuidados al final de la vida” fue una oportunidad de diálogo-debate acerca de los aspectos prácticos en la aplicación de la ley 3/2021, según explica Carmen Sánchez, moderadora de la mesa redonda. Se reflexionó acerca de las alternativas que se pueden ofrecer a la solicitud de ayuda para morir (resolver problemas de carácter social, cuidados paliativos universales) o si se deben entender como complementarias a la LORE y no opuestos o incompatibles.
Por otro lado, la ley 8/2021, que viene de una transformación social, tiene como trasfondo la dignidad del ser humano con todas sus circunstancias y tiene como punto de partida la autonomía de la voluntad. Se abogó por la realización de poderes preventivos que constituyan un auténtico “traje a medida” para cada persona (medidas de apoyo que puedan precisar en lo personal, lo patrimonial, cuestiones éticas y morales). También se debatió acerca de las decisiones jurídicas concretas en las actuaciones que así lo requieran (si no hay guarda de hecho ni medidas de apoyo previstas). Es decir, se reflexionó sobre lo que implica no sustituir la voluntad de la persona, salvo en casos excepcionales y por qué ya no existen figuras como la tutela para ninguna persona con discapacidad.
NOVEDADAS EN EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER
Ana Isabel Hormigo moderó la mesa “Novedades en el tratamiento del Cáncer” en la que el Dr. Córdoba, hematólogo, habló del uso del CART-T, su posible uso futuro en pacientes mayores y los estudios ya existentes con resultados prometedores. La valoración geriátrica podría ayudar a elegir adecuadamente los pacientes que pudieran ser candidatos. El Dr. Benedicto, urólogo, expuso el aumento progresivo de la patología oncourológica con el envejecimiento, el desarrollo de nuevos tratamientos y la necesidad de un abordaje multidisciplinar para el manejo de estos pacientes. La complejidad de estos pacientes hace necesario una valoración geriátrica integral que ayude en el manejo conjunto. La Dra. Ramírez, geriatra, abordó la utilidad de la pre habilitación en pacientes mayores que van a ser sometidos a un proceso quirúrgico. Expuso la evidencia científica actual sobre el tema y los resultados propios publicados en la revista Geriatric Oncology en el artículo titulado “Prehabilitation and perioperative geriatric care in patients aged over 80 years with colorectal cancer: Results of a cross-speciality geriatrics program”. Experiencia de éxito en el abordaje de una de las patologías oncológicas más frecuentes en el paciente mayor, como es el cáncer colorrectal.
Maria Teresa Vidán recuerda, en cuanto a la atención específica del paciente oncológico geriátrico, que se ha tratado que el tratamiento debe ser siempre personalizado y en este sentido la valoración geriátrica integral ayuda a la toma de decisiones sobre el tratamiento más adecuado para cada paciente.También , que la optimización del enfermo, mediante pautas de ejercicio, nutrición o ajuste de medicamentos , antes de la cirugía de un cáncer o antes de una quimioterapia puede mejorar los resultados.
CAMBIOS EN EL MODELO DE APOYOS Y CUIDADOS
Las mesas sociales sobre Cambios en el modelo de apoyos y cuidados: vivir en casa-comunidad y Vivir en residencia-comunidad fueron moderadas por Lourdes Bermejo y en ellas Dolores Puga se refirió a que los cambios sociales y demográficos que se experimentan en España nos tienen que hacer reflexionar sobre algunos estereotipos y sistemas de formulación de esto que llamamos “personas mayores”.
La longevidad en el contexto de nuestro estado ha diversificado muchísimo a este grupo social cuyos individuos presentan trayectorias vitales (es decir de salud social, familiar, amorosa, profesional, educativa) muy diversas. No se puede seguir pensando en un grupo social homogéneo, ni de “un colectivo” por el retraso de ciertas transiciones que antes se producían en momentos esperables, la evidencia de que cada vez los adultos mayores son sujetos más proactivos de sus vidas, o porque llegar a muy mayor ha dejado de ser algo excepcional. La cohabitación, no solo intergeneracional sino de diversas generaciones de personas mayores en espacio y tiempo, el aumento de mujeres que viven solas (en muchos casos porque quieren y pueden vivir solas) o la aparición de la generación sándwich … nos hablan de trayectorias de vida y de cuidados cada vez más plurales. Esta demografía más fina es necesaria para poder comprender a las personas mayores de hoy y a las que están llegando. Ciudadanos/as requieren y requeriremos servicios no solo personalizados sino, sobre todo, personalizables.
En este contexto, para Mayte Sancho, se hace necesario avanzar en el modelo del sistema de cuidados y a este respecto, los modelos ecosistémicos parecen llevar ventaja a cualquier otro. Éstos suponen la gestión coordinada/integrada de los recursos en entornos que presenten un tamaño que permita una adecuada gobernanza, capaz de adaptarse a las necesidades y valores de los ciudadanos a la vez que permite alcanzar niveles de eficacia/eficiencia, así como de satisfacción de las propias personas que proporcionan los apoyos/cuidados. A este respecto existen experiencias de éxito (tanto en entornos muy rurales, como es el caso de Pescueza en Extremadura o en grandes urbes, como las Superrillas de Barcelona).
En el momento actual, se hace imprescindible la revisión de nuestros servicios actuales (lo que tenemos y debemos mejorar), valorando no solo las coberturas sino los enfoques y objetivos establecidos en el SAD actual, los recursos de atención diurna o las residencias. Escuchar a las personas que necesitan apoyos/cuidados continúan reiterando que desean envejecer en su entorno habitual (domicilio) y que cuando esto no sea posible, que sea en organizaciones lo más lejos posible del concepto institucionalización. Sin duda, modernizar el actual modelo de cuidados requiere analizar y redistribuir las responsabilidades entre más agentes: la administración (en sus diferentes niveles y áreas), el mercado, la comunidad, la familia y la propia persona. Una tarea en la que estamos todos/as implicados.
Desde una perspectiva más amplia, más europea, Alfonso Lara reconoce la necesidad de revisar y mejorar la carta de servicios identificando aquellos nuevos que se adapten mejor a la realidad actual. Ello implica disolver la fragmentación de los servicios y reformularlos desde lógicas diversas mejorando la interoperatividad de sectores que ya nacieron separados con dificultad para entenderse (véase lo social, lo sanitario, lo urbanístico…) Se requerirá mejorar su financiación, optimizando los sistemas de gobernanza para clarificar de qué, quién y cómo se encarga cada uno (los agentes de los sistemas, los prestadores…). Un ejemplo, el escocés, con la ley de integración que ofrece grandes mejoras en la contratación pública orientándose ésta hacia la calidad, pero más que de los procesos, de los resultados en las personas que reciben los apoyos/cuidados.
Los cambios sociales y la presión demográfica que continuará produciéndolos, nos exige sistemas de organización y gestión realmente complementarios donde la confianza y la colaboración entre lo público y lo privado es una necesidad.
Para Pilar Rodríguez, cuando analizamos las residencias para personas mayores que existen en España, se evidencia su enorme heterogeneidad, y ello en muy diversos aspectos destacando su tamaño (número de plazas), situándose la media en España de 69 plazas por residencia.
El cambio que deseamos se pueda producir en el modelo residencial español tiene sus orígenes en iniciativas pioneras allá por los años 80) y es justo reconocer como las primeras iniciativas de Alojamiento compartido para personas con demencia las que representaba en España la filosofía del Grupo Salmón, red internacional de pequeñas e innovadoras unidades de alojamiento. Por su parte Comunidades autónomas como el País Vasco y Castilla y León incluyeron en sus normativas ya en 2011 cambios en el modelo.
Resultó muy esclarecedor recordar que no existe evidencia de que la OMS estableciera en ningún documento, un dato recomendado del número de plazas residenciales que debe de tener un país (el famoso 5%). Ello, sin duda, dependerá, no solo de la estación demográfica de la comunidad, sino de la calidad de los servicios de apoyo/cuidados que cada comunidad tenga desplegado (en los domicilios y en el entorno cercano) y que permitan a las personas envejecer en sus viviendas.
Para Joseba Zalacain, podemos aprender mucho de los éxitos y de las tendencias desarrolladas en Europa. Por ejemplo: debemos avanzar hacia una arquitectura de las residencias diferente tendente a favorecer unidades de convivencia, espacios más humanizados y controlables por las personas que allí viven.
También, favorecer que las residencias sean centros de recursos para la comunidad, que amplíen su cartera de servicios y formen parte de ese ecosistema de cuidados comunitario. Y, por supuesto, está pendiente el desarrollo de verdaderos apoyos a las personas en sus viviendas.
La idea de los presupuestos personales ha sido desarrollada en otros países con éxito. Ello implica el principio de que las personas tienen derecho y pueden elegir, aunque para ello necesiten apoyos. La flexibilidad y la libertad de las personas usuarias para elegir las prestaciones o los proveedores de las mismas es otro aspecto sin duda a mejorar.
Pero todo ello no puede ser posible si no se habla del aumento de la financiación, de los precios de la concertación de los servicios de responsabilidad pública y de gestión privada y del copago. Habría que estudiar los diferentes modelos de financiación y dar un paso como país para el aumento de la financiación pues tal y como estamos desarrollando nuestro SAAD hablamos de un derecho/sistema universal, pero “low cost”, es decir con graves dificultades de acceso y grandes listas de espera, por lo que el carácter universal del que presumimos, en realidad, en la práctica, no lo es.
Mejorar la calidad de las residencias pasa porque hablemos no solo de la calidad de procesos asistenciales, sino de calidad de los resultados para las personas que utilizan los servicios, su satisfacción/percepción y su calidad de vida. La transparencia en la gestión y la publicación de indicadores de calidad favorecerían sin duda la mejora de la calidad de los recursos y un mayor criterio por parte de la ciudadanía en el uso de éstos.
Por su parte, Josep de Martí recordó que somos herederos de una tradición con sus orígenes en la caridad y que, actualmente, destaca la desconfianza de las administraciones hacia los operadores de carácter privado.
Es necesario, en su opinión, no solo cambiar el modelo, sino, sobre todo, cambiar la cultura. Identificó varios problemas que habría que afrontar; por una parte, reconocer los costes económicos del cambio, por ejemplo, el encarecimiento de las plazas de aumentar las ratios de personal. Por otra parte, estaría la necesidad del cambio de mentalidad de los trabajadores, favoreciendo su flexibilidad y su capacidad de adaptarse a las personas y a las situaciones, a la vez que se aumenta su cualificación y su salario. Solo de este modo podemos atraer personal para trabajar en el sector. También es importante identificar la necesidad de un cambio en la mentalidad de los inversores para que se sientan más “carepartners”. Otros temas deberán in abordándose: el rol y la relación con las familias y los allegados de las personas mayores, la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación en los cuidados… muchos cambios que , sin duda, irán llegando y que es importante que vayamos estudiando y planificando para que estén al servicio de las personas y de su dignidad y bienestar.