Especial para Infobae de The New York Times.
SAN FRANCISCO — La industria de las criptomonedas ha tenido un muy mal año. Un desplome devastador provocó una pérdida de casi 1 billón de dólares en el mercado, lo cual hizo que miles de personas perdieran sus ahorros. Varias empresas se declararon en bancarrota.
Ahora, el sector está obsesionado con una posible salvación: una esperada actualización del software de la plataforma de criptodivisas más popular, Ethereum, que constituye la espina dorsal tecnológica de miles de proyectos de este tipo de monedas. La actualización —conocida como ‘la fusión’— se ha ganado un estatus casi mítico tras años de retrasos que llevaron a algunos expertos a preguntarse si alguna vez ocurriría.
Pero si todo sucede conforme al plan, la fusión tendrá lugar alrededor del 15 de septiembre, más de ocho años después de que se habló de ella por primera vez. El cambio hará que Ethereum tenga una infraestructura más eficiente desde la perspectiva energética, en respuesta a la crítica generalizada de que el efecto climático de las criptomonedas es mayor que sus posibles beneficios. Y sentará las bases para que futuras actualizaciones reduzcan las elevadas comisiones necesarias para realizar transacciones en ether, la moneda de base de la plataforma y el segundo activo digital más valioso después del bitcoin.
“En esencia, esta transición crea un mapa para un futuro que sea mucho más escalable, mucho más eficiente en términos energéticos y mucho más utilizable para el ciudadano común”, dijo Joseph Ayoub, un analista de Citi que ha estudiado la fusión. “Está sentando las bases para su adopción”.
Sin embargo, los riesgos son enormes. Incluso para los estándares de estas divisas, el proceso es casi ridículamente complicado.
Durante meses, los expertos se han visto inmersos en debates frenéticos, plagados de terminología, sobre desarrollos como la fusión de testnet de Goerli y la actualización Bellatrix en la Beacon Chain de Ethereum, cambios clave en el software que llevan al acontecimiento principal. Una fusión fallida pondría en peligro las miles de aplicaciones de criptomonedas que operan en la plataforma de Ethereum, que en conjunto manejan más de 50.000 millones de dólares.
“Es como si fueras pilotando un jet y decidieras cambiar el motor en pleno vuelo”, afirmó Chandler Guo, un veterano de la industria de las criptomonedas que lidera un grupo que se opone a la fusión. ”Es muy difícil. Es muy peligroso”, sentenció.
Ethereum es una cadena de bloques, un libro de contabilidad visible para todo público en el que se registran los intercambios de monedas digitales. Las transacciones en la cadena se efectúan en la criptodivisa ether.
Un programador adolescente, Vitalik Buterin (ahora considerado una de las principales figuras de esta industria) inició la plataforma en 2013. Buterin quería crear un criptosistema que fuera más flexible que el bitcóin y que pudiera ejecutar contratos financieros, así como otras formas complejas de intercambio, de manera instantánea.
El diseño de Ethereum le permite soportar una gran variedad de procesos de ingeniería financiera. Los programadores pueden crear aplicaciones con software para realizar tareas más complicadas que las simples transferencias monetarias. Miles de negocios y proyectos en el mundo experimental de las finanzas descentralizadas usan la plataforma para ofrecer préstamos, empréstitos y otras sofisticadas opciones de inversión. Muchos tokens no fungibles —los coleccionables digitales únicos conocidos como NFT— se crean en Ethereum.
En esencia, la fusión es un cambio en el sistema de verificación de Ethereum. Cuando alguien envía dinero en una transacción tradicional, un banco actúa como intermediario, para verificar que una persona tiene fondos suficientes para pagar a otra.
Las criptodivisas operan sin ese intermediario. En este sistema financiero alternativo, una red dispersa de computadoras verifica las transacciones. Cualquiera puede conectar una máquina a la red y ejecutar un software que resuelve complejos rompecabezas, un proceso que consume mucha energía, para confirmar las transacciones. En esencia, las computadoras compiten entre sí: cuando se resuelve el rompecabezas, los participantes ganadores son recompensados con nuevas monedas en la divisa digital que están verificando.
Este proceso de verificación se conoce de manera generalizada como minería de criptomonedas y tiene el nombre técnico de “prueba de trabajo”. Según algunos cálculos, la cantidad de energía consumida cada año en la minería es comparable a las emisiones anuales de países enteros.
La fusión contempla cambiar Ethereum a un marco alternativo llamado “prueba de participación”, que requiere menos energía. En un sistema de “prueba de participación”, las computadoras no gastan energía en las carreras para verificar las transacciones. En cambio, los inversionistas en criptomonedas depositan un determinado número de monedas digitales en un fondo común, que entra en un sorteo. Cada vez que se produce un intercambio, se selecciona un participante para verificar la transacción y ganar las recompensas del sorteo.
Se espera que este cambio reduzca el uso de energía de Ethereum más de un 99 por ciento, algo que los impulsores de las criptomonedas esperan que haga más popular esta tecnología.
Pero un cambio a esta escala también podría hacer que Ethereum sea vulnerable a hackeos u otras disrupciones, según afirman algunos expertos en el tema. “Cada vez que se hacen cambios en un sistema complejo, necesariamente surgen consecuencias imprevistas”, dijo Christopher Calicott, un inversionista de riesgo en criptodivisas.
Muchas de las críticas están motivadas, al menos en parte, por el interés propio. La mayoría de los que más se oponen a la fusión son negocios que han construido costosos centros de datos para hacer minería de ether mediante el sistema de prueba de trabajo.
Una organización no lucrativa llamada Fundación Ethereum ayuda a supervisar la plataforma. Pero en realidad, Ethereum está dirigido por un grupo de ingenieros de todo el mundo; ninguna autoridad superior orquestó la fusión. De vez en cuando, los programadores se reúnen en videollamadas públicas para debatir los aspectos técnicos del cambio.
En un momento dado, se suponía que el cambio a la prueba de participación se produciría en 2016. A medida que la fusión se iba gestando este año, los entusiastas de las criptomonedas esperaban una fecha de lanzamiento en junio. Después, la fusión se retrasó hasta agosto. Ahora está fijada para el mes próximo.
En el mundo de las criptomonedas, los retrasos se convirtieron en una especie de broma. Al principio, los ingenieros instalaron lo que se conoce como una “bomba de dificultad” en el código de Ethereum. Se diseñó para que fueran honestos: después de una cantidad de tiempo determinada, la bomba debía estallar, causando interrupciones en la red de Ethereum a menos que se cambiara a prueba de participación. Pero cada vez que la bomba debía estallar, los ingenieros creaban un nuevo fragmento de código para desactivarla, lo que en cierto modo desvirtuaba el objetivo.
“No nos tomamos esto a la ligera”, comentó Danny Ryan, investigador de la Fundación Ethereum que ha trabajado en la plataforma desde 2017. “Ha habido una innumerable cantidad de ingeniería, pruebas e investigaciones académicas”, explicó.
En diciembre de 2020, los programadores de Ethereum dieron un gran paso hacia la fusión con el lanzamiento de una plataforma de criptomonedas llamada Beacon Chain, un sistema de prueba de participación diseñado para proporcionar la base de un Ethereum actualizado. Tras dos años de pruebas, la Beacon Chain por fin se integrará a Ethereum a mediados de septiembre, en la fusión que da nombre al proceso.
A medida que se acerca la fusión, las empresas y los empresarios con intereses financieros en la minería de Ethereum están cada vez más preocupados. La minería de criptomonedas se ha convertido en un negocio multimillonario, dominado por empresas que cotizan en la bolsa.
En un reciente informe corporativo, Hive Blockchain, una firma de minería de criptomonedas que obtiene ingresos tanto de bitcóin como de ether, dijo que un cambio a la prueba de participación “puede hacer que nuestro negocio de minería sea menos competitivo o menos rentable”. Hive no respondió a las solicitudes de comentarios.
Es complicado planear la celebración. Aunque los desarrolladores han estimado que se lleve a cabo para el 15 de septiembre, se desconoce la fecha exacta de la fusión y está sujeta a complejos factores técnicos. Cualquier fallo podría provocar otro retraso.
“Esto podría ocurrir a las cuatro de la mañana. Puede que suceda a las dos de la tarde”, dijo Ryan. “Pero seguro que estaré despierto”.