Pasar hambre, comer alimentos light o no hacer ejercicio físico son algunas de los hábitos que solemos seguir cuando queremos adelgazar. Sin embargo, para perder kilos no hace falta pasar hambre.
Adelgazar no es tarea fácil, sobre todo si no sabemos cómo hacerlo. Y si no que se lo digan al 25% de la población española que cada año comienza al menos una dieta, sin saber por dónde ni cómo empezar.
Pese a nuestros esfuerzos por perder peso y alcanzar -y mantener- un peso saludable, cuando hacemos dieta solemos cometer algunos errores muy comunes que nos impiden alcanzar nuestra meta, incluso pueden provocar justo el efecto contrario: engordar.
Según datos de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), 6 de cada 10 españoles tienen exceso de peso, un problema acentuado por la pandemia del Covid-19, debido a la adopción de hábitos menos saludables. Pero si queremos adelgazar, no hace falta hacer grandes esfuerzos ni sacrificios.
Para hacer más fácil el camino, veamos cuáles son esos 7 errores tan comunes de las dietas para no volver a cometerlos nunca más y poder al fin, lograr la meta.
1. Pensar que una dieta es algo puntual
Uno de los errores fundamentales es “pensar que cuando hacemos dieta, estamos hablando de algo provisional y no de un cambio de hábitos que ha de ser para siempre”, afirma a laSexta el Dr. Francisco Botella, coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Creemos que cuando hacemos dieta, estamos siguiendo un plan estricto de alimentación y luego una vez alcanzado el peso deseado, podemos volver de nuevo a los hábitos que teníamos antes. “Hacer dieta significa realmente cambiar nuestros hábitos de alimentación, aprender a comer de una forma sana, a llevar una alimentación variada y equilibrada. Se trata por tanto una cuestión de adherencia a un estilo de vida saludable”, añade por su parte Mireia Elías, directora del centro de nutrición, psicología y deporte Alimentación 3S.
Hacer dieta significa cambiar nuestros hábitos de alimentación, aprender a comer de una forma sana
Mireia Elías, nutricionista
2. No hacer dietas personalizadas
Muchas veces nos fijamos en la dieta que hace nuestro amigo o compañero de trabajo, cuando realmente las dietas, para que funcionen, deben ser dietas personalizadas. Es decir, adaptadas a nuestros gustos culinarios y a nuestro estilo de vida, porque no todos somos iguales ni tenemos las mismas necesidades. Por ejemplo, si comemos en casa o en el comedor de nuestro trabajo, si tenemos tiempo o no para cocinar, si practicamos algún deporte o vamos al gimnasio, etc.
Es decir, de nada vale poner en nuestro ‘planning’ de dieta que tenemos que cenar tres días a la semana ensalada de brócoli con queso y pollo, si no nos gusta el brócoli, al final nos cansaremos y abandonaremos. Mejor escoger otra verdura. “Cuando la dieta se adapta a nosotros y no nosotros a la dieta, estamos haciendo las cosas bien”, sostiene Elías. De lo contrario, acabaremos abandonando rápido.
3. Comer (y abusar) productos light
Nos creemos que los productos o alimentos light son la panacea, cuando realmente, poco tienen de bueno. “Están parcialmente regulados por ley; tienen un 30% menos de uno o de más nutrientes de los productos originales, sin embargo con eso de que son ‘light’ al final, comemos más por lo que no hacen que comamos menos”, afirma el Dr. Botella. Además, “los productos light no han contribuido a frenar el sobrepeso y la obesidad, porque no consiguen modificar los hábitos”.
Normalmente, en este tipo de productos light “suelen reducir la grasa pero aumentan otro ingrediente como por ejemplo, el azúcar. Los consumidores piensan que son más saludables, cuando no es así. Mejor evitarlos”, añade Elías.
4. No ser realistas con los objetivos
Cuando decidimos ponernos a dieta, “estamos muy motivados para lograr nuestros objetivos y visualizamos todos los cambios corporales que queremos conseguir y lo bien que nos sentiremos, generalmente en poco tiempo”, explica Cristina Navales Muñoz, dietista-nutricionista de Alimentación 3S. Es importante “ser conscientes de que muchos objetivos, entre los que se encuentra la pérdida de peso, son procesos lentos en los que se necesita tiempo. La falta de motivación no es buena, pero tampoco la hipermotivación, ya que acabaremos frustrándonos rápido al no conseguir los objetivos que creíamos”.
Por todo ello, debemos huir de las llamadas ‘dietas mágicas’ o ‘dietas milagro’ que prometen perder kilos demasiado rápido y de forma totalmente irreal. “La gran mayoría son muy restrictivas y eliminan ciertos alimentos o grupos de alimentos haciendo que lo pasemos mal y sea un sacrificio; además pueden producir un efecto rebote y tener otras consecuencias importantes en nuestra salud”.
5. No hacer ejercicio físico
Es sin duda uno de los fallos más importantes. “Pensar que vamos a adelgazar sin hacer ejercicio físico”, asegura el Dr. Botella. Uno de los pilares fundamentales para querer bajar de peso es seguir una alimentación sana y hacer actividad física. Es importante en primer lugar ser activos y evitar el sedentarismo, esto es, no ser personas pasivas; y en segundo lugar, dependiendo de nuestros objetivos corporales, hacer ejercicios específicos con ayuda de un profesional.
Por regla general, explica Navales, es clave tener una vida activa. “Ir andando a los sitios, hacer recados o hacer planes activos y divertidos con la gente que queremos como ir a patinar, hacer una ruta y un picnic en el campo, pasear por la ciudad, etc. También podemos buscar un deporte que nos atraiga y nos haga sentir bien y nos apetezca practicarlo”.
Es un error pensar que vamos a adelgazar sin hacer ejercicio físico||Dr. |Francisco Botella. Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición
6. Intentar hacer dieta estando estresados
La salud mental es un pilar clave en nuestra vida en general y en particular también en el tema que nos ocupa en estas líneas. Es difícil adelgazar estando estresados, al igual que es complicado concentrarnos en otras cosas o poder gestionar otras actividades teniendo estrés. Por lo que es fundamental estar relajados o al menos, intentar gestionar el estrés lo mejor que sepamos.
“Si vivimos a mil revoluciones será muy difícil que consigamos planificar una alimentación correcta con unos horarios adecuados y que escuchemos las sensaciones de nuestro cuerpo. El estrés nos lleva a comer muy rápido, lo que hace que no digiramos bien los alimentos o que no tengamos la sensación de plenitud ni de saciedad que debemos tener tras las comidas”, explica Navales.
7. No dormir ni descansar los suficiente
Por último, uno de los errores que podemos cometer sin darnos cuenta cuando estamos realizando una dieta, es no dormir realmente lo suficiente o no descansar bien, sobre todo y unido a lo anterior, cuando estamos estresados o incluso ahora en verano cuando las olas de calor dificultan nuestros sueños.
Según explica Navales, un buen descanso es fundamental para regular nuestras hormonas. “Desconectar del trabajo y reducir el uso de pantallas al menos dos horas antes de ir a la cama son dos objetivos a intentar cumplir. Si no tenemos una buena rutina de sueño, estaremos cansados durante el día y esto conducirá a un aumento de nuestro hambre emocional y nuestros hábitos alimentarios, sobre todo en la elección de determinados de ellos como pueden ser los altos en azúcares o harinas refinadas”, concluye.
*Con información de La sexta.