Desde que Daniel Martínez perdió la pasada elección a la Intendencia de Montevideo con Carolina Cosse, sus salidas públicas han sido contadas. El también excandidato a la Presidencia, que hoy milita en las bases del Frente Amplio y estudia Matemáticas, advierte que hay una “profesionalización del odio” que es llevada a cabo por algunos actores políticos. Así apunta al gobierno, que advierte que manejó la pandemia con un perfil más económico y social. También dice que hay barrios tomados por delincuentes. Luego habla de la noche del balotaje, y comenta por qué no reconoció la derrota y que lo hizo salir al estrado golpeándose fuertemente el pecho.
-¿Cómo evalúa la marcha del actual gobierno?
-Me encantaría decir que estoy satisfecho, pero no. No estoy nada satisfecho. Y lo digo como uruguayo. Primero, un tema conceptual: soy de los que nunca creyó que el fin justifique los medios. Soy de los que siempre cuestionó lo que muchas veces hace el poder, que es obligar a las personas a hacer cosas que no están bien. Vivimos en el mundo una situación donde la polarización, la demonización del que piensa diferente -que siempre existió en la política, pero hoy se ha profesionalizado-, nos está llevando al odio. La característica de la política de esta época es la profesionalización del odio. La mentira para destruir o denigrar al que piensa diferente. El bullying… Hay una serie que se llama El Reino, ahí se ve claro. Ese tipo (el personaje principal interpretado por Diego Peretti) existe. Hay equipos que piensan en cómo pegarle al otro. Entonces, yo pienso: ¿dónde está el debate de ideas?
-¿Eso lo ve solo en la coalición de gobierno y también en el Frente Amplio?
-El Frente no tiene plata para pagar eso (se ríe). Odio ha habido siempre y gente que se va de mambo también, pero eran cuestiones individuales. Ahora, cuando vos profesionalizás y tenés gente dedicada a eso… Esto no es solo acá, obviamente. Me preocupa como parte de la humanidad.
-¿Usted dice que el gobierno tiene un equipo para eso?
-Creo que desde mucho antes de ser gobierno. Se trabajó para eso. No sé quién está atrás de eso, pero que hay cuestiones en las cuales… A poco de haber iniciado la gestión en la Intendencia de Montevideo me enfrenté a un video que tomaba una entrevista mía donde unas siete veces decía que no era demagogo y que decir que se podía bajar el boleto era mentirle a la gente. Al final tanto me embromó la periodista que le terminé diciendo que si se daba esto, esto y esto de repente se podía bajar el boleto. Se tomó la última frase sola y se viralizó. Pero se viralizó con trolls, bots y toda una estructura. Lo que digo es que pareciera que hubiera una estructura muy bien armada y un plan por el cual sistemáticamente se promueve el enfrentamiento y el odio. Cuando yo veo lo de Ancap… Hay gente que todavía cree que es verdad que en el FA hubo gente que se robó US$ 700 millones. Y la Justicia investigó hasta el hueso y solo procesó a (Raúl) Sendic por el uso indebido de la tarjeta y por firmar una cosa que es discutible. Todo el resto está probado que es diferencia de cambio y el hecho de que durante más de un año Ancap vendió por debajo del precio con el que debía haber vendido. Hubo una campaña muy bien armada. ¿Por quién? La historia lo dirá.
-¿Siente que eso lo llevó a perder la elección?
-No, eso es otra cosa porque había una multicausalidad. Yo ni hablo ya de eso porque es ir para atrás. Pero digo que esto es un rumbo que está tomando el mundo. No sé si incide o no, pero cuando instalás que en Ancap se robaron US$ 700 millones, cuando no es así, estás contribuyendo al odio, y eso incide. También dijeron que cuando yo ni siquiera tenía la edad para entrar a Ancap había puesto una bomba en la refinería, durante el golpe de estado. Y tengo una lista de mentiras. Algunas bien pensadas. Pasó con Trump, con Macri, con Bolsonaro.
-¿En ese grupo coloca a Lacalle Pou?
-No pongo a Lacalle Pou. Pero en Uruguay pasaron cosas que promovieron el odio y la grieta.
-Cuando el Frente en la campaña por el referéndum contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración decía que se quería privatizar la educación, ¿no se está haciendo eso mismo, no se está mintiendo?
-Yo hablo de la profesionalización. Que se dijeran cosas que son más o menos discutibles, es diferente. Otra cosa es cuando se inventan cuestiones. Siempre el principal responsable de la confrontación es el que tiene más poder. Siempre. Es una regla. El que tiene que dar el primer mensaje es el que tiene más poder y no creo que esto sea lo que hoy está pasando.
-En las elecciones de 2019 debatió con Lacalle Pou. ¿Le parece que en determinados temas él eligió mentir?
-Quedó claro que… En el tema combustibles es clarísimo, porque decir que la gestión de Ancap era la responsable de los precios… Los salarios, por ejemplo, inciden un 4% en el precio. Pongámosle que mejore un 20% la eficiencia, que cualquiera que maneja una empresa sabe que es muy difícil, se llegaría a un 0,8%. Lo mismo pasa con la edad de las jubilaciones. Puede decir que los expertos lo convencieron de que era imposible cumplir con su promesa. Se suponía que estaba preparado para gobernar y que los mismos expertos que ahora dicen que hay que subir la edad de jubilación los tenía ya desde hacen tres años. Son cosas que me parece… Ahora, cuánto tuvo que ver el debate (en el resultado de las elecciones) no lo puedo decir. Pero en parte no le hace bien a la democracia que haya gente que cuestione lo que se dijo y que vea incumplimientos en cuanto a lo que se dijo.
-¿Está de acuerdo con la reforma de la seguridad social?
-No soy un experto en eso. A mí me preguntaron y jamás dije que se podía afirmar ni una cosa ni otra.
-¿Hubiera hecho una reforma al actual sistema?
-Teníamos un equipo trabajando, pero nos metimos más en otros temas. En la profundización de la reforma de la salud para lograr mejor calidad global y más pareja. Pero era un tema en el que yo nunca me comprometí a decir algo. De la misma forma que dije que asegurar que no se iban a subir los impuestos era una falta de responsabilidad, porque Uruguay es un país que no incide en el mundo. Decir que no existen factores externos que te puedan obligar a generar políticas impositivas que no tenés previstas… No las tendrás previstas, pero asegurar y prometer… Yo me sentiría responsable si hubiera dicho algo así… Un periodista me dijo: “vos lo que tuviste fue un sincericidio”. Y puede ser.
-¿Siente que perdió por ser honesto?
-No sé. Yo decía que como intendente nos habíamos comprometido a trabajar para no subir impuestos y no solo no lo hicimos sino que llegamos a bajar una vez algunos para algunos sectores de la sociedad. Pero fue una declaración de intención. Como candidato a presidente no podía asegurar no hacerlo, porque nadie puede asegurar que el Uruguay incida en la economía del mundo como para no verse obligado a tomar esa acción. Y fue lo que pasó. ¿Alguien podía prever la pandemia? Aunque esta en realidad no haya incidido tanto, porque tuvo un impacto más focalizado y hoy el promedio de los precios de las materias primas que exporta Uruguay es favorable… Pero son cosas que no se pueden prever. Yo prefería decir aquello con lo que estaba convencido y la realidad ha demostrado que tenía razón.
-¿Cómo evalúa la seguridad?
-Lo que parecía que era soplar y hacer botellas se demostró que era infinitamente más complejo. Ese es otro tema. Se acuerdan que la coalición le pegaba un día sí y otro también a Bonomi. Cuando uno va a los barrios hay lugares donde la Policía no entra. Se volvió un problema estructural.
-Cuando el 13 de marzo de 2020 se instaló la pandemia en el país, ¿se imaginó qué hubiera hecho usted ante esa situación?
-Sí, sobre todo sobre la marcha. El balance no es malo, tampoco brillante porque hubo varias semanas en las que Uruguay estuvo primero con muertos cada 100.000 habitantes. No estoy juzgando porque hay cosas que no se controlan, pero hubo problemas. No digo que haya culpables. En eso había que encontrar el justo balance entre los cuidados para controlar la pandemia y la economía. A mí me gusta decir que Lacalle se paró más cerca del cuidado económico y un poco más lejos de las medidas preventivas. En un nivel intermedio, pero más hacia ahí. Yo me hubiera corrido un poco más hacia los cuidados, pero no sé porque no estuve ahí. Por suerte salimos. No soy duro a la hora de juzgar pero tampoco creo que haya sido la panacea. Pero hay que estar ahí, te regalo estar ahí también.
-En el FA lo marcan como el logro que tiene para mostrar el gobierno y que es lo que sostiene los niveles de aprobación que marcan las encuestas. ¿Coincide?
-Sí, sí. Ahora por primera vez apareció la desocupación y la economía como la principal preocupación de la ciudadanía. Lo cual es lógico porque el salario real cayó en promedio un 5%.
-De cara hacia 2024 ¿ya definió apoyar algún candidato? Aparecen los nombres de Yamandú Orsi y Carolina Cosse como seguros.
-Cuando llegue el momento lo veré. Tiempo hay y no tengo apuro. Estoy disfrutando de militar en la base. Me encantó volver a estudiar ahora que me metí en la Licenciatura en Matemáticas.
-¿Volvió a estudiar?
-Sí, ¿y saben quién es mi profesor?
-¿Roberto Markarian (exrector de la Universidad de la República?
-Exactamente.
-¿Y cómo le fue con la materia? Dicen que es difícil.
-Estoy evaluando ahora, organizando los apuntes. Estuve hablando con Markarian, porque falté algunas clases. Y tengo que decidir si doy el examen o la recurso. Mi objetivo no es recibirme sino disfrutar del placer de hacer trabajar la cabeza en algo que quiero estudiar. Así que no me apuren, tranquilos, déjenme disfrutar.
-¿Votó en la interna socialista?
-No porque no estoy aportando ni discutí en los organismos.
-¿Y cuál es su situación con el Partido Socialista? No renunció como la mayoría de los renovadores, pero tampoco tiene una militancia activa.
-Estoy en un impasse.
-¿Pensó renunciar?
-Por ahora estoy en un impasse. No me cuestiono el tema. Mi cabeza está en otra. Preocupado por lo que pasa en el país. Pero no tengo por qué apurarme. Déjenme disfrutar este hermoso momento y preocuparme porque haya una reflexión de todo el sistema político para salir de este odio. Eso sí me preocupa porque es un tema de fondo.
-En la campaña hacia la reelección en la Intendencia de Montevideo usted planteó que era necesario que el espacio socialdemócrata tuviera un peso fuerte en la interna del Frente Amplio. ¿Eso pasó?
-El Frente es la unidad de los diversos. Estamos en un momento de reacomodos de fuerzas. Te lo voy a decir en la próxima elección y en la que viene. Se está intentando. La elección interna es un dato. Hay que ver cómo sigue evolucionando y qué pasa en las elecciones nacionales.
El golpe “más comentado” de un político
-La elección la pierde por un margen muy corto. ¿Se arrepiente de algo de lo que hizo en la campaña?
-No lo pienso. Tengo una visión, sí. Es algo que el Frente Amplio debe procesar. Hay factores que no sé si incidieron tanto como alguna gente cree. Para mí hubo otros, más acumulativos.
–¿No debió admitir la derrota el mismo día del balotaje?
-A mí lo que me decían es que existía una mínima posibilidad aún (de que el Frente Amplio ganara las elecciones). Esto fue hablado entre dos personas, no participé de una reunión. ¿Qué pasaba si después el 65% de los votos observados son para el Frente? ¡Qué lío para el país!
-¿Por qué se golpeó en el pecho al salir al estrado?
-Me parece una boludez, sinceramente. Eso fue más una operación de prensa. Yo estaba convencido de que el Frente ganara cuando empezó la campaña. Eso incide y por eso dejé la vida. Sabía que iba a ser una elección complicada. Cuando vi lo que pasó en el balotaje… sumaba 55% la coalición. Yo que sé, me salió de adentro. Pero, ¿no te parece extraño todo lo que se habló? Vi golpes en el pecho de políticos de todos los partidos en la historia del país y este fue el más comentado.