La disyuntiva sobre qué hacer el día después del plebiscito, si es que gana el Rechazo, se tomó parte de la reunión de directiva que encabezó este lunes el presidente del Partido Republicano, Rojo Edwards.
Pese a que la tienda de José Antonio Kast ha estado volcada netamente a la campaña y se ha mostrado reacia a entrar ya en una negociación, eso no ha quitado que haya habido conversaciones sobre este tema que involucra a toda la derecha: qué hacer para darle continuidad al proceso constituyente.
Si bien en Chile Vamos ya han comprometido públicamente que quieren una nueva Constitución, en el Partido Republicano gran parte de sus militantes está por mantener la Carta Fundamental como está, mientras que otros grupos sí quieren hacer reformas. Ha sido un tema que divide al partido.
La primera prueba de fuego se dio con la votación de la reforma constitucional de los senadores DC Matías Walker y Ximena Rincón que rebajó los quórums de reformas constitucionales del texto vigente de 2/3 a 4/7. En esa oportunidad, si bien el partido votó en bloque en contra de la iniciativa, hubo parlamentarios que en un principio querían aprobarla y que mantuvieron hasta el final sus dudas.
Con esa primera discusión saltó a la vista un tema que tensiona a los Republicanos: ¿qué costo tendría para la colectividad ser el único de todos los partidos que se reste de darle continuidad al proceso constituyente? Las respuestas son divididas.
Por un lado, hay republicanos que sostienen que el partido demostró éxito acaparando un espacio que Chile Vamos había dejado huérfano y que por eso no es problema apoyar temas más duros. Por lo mismo, defender la actual Carta Fundamental no sería un inconveniente, y así algunos lo han dicho públicamente. “No necesitamos una nueva Constitución para mejorarle la vida a la gente”, dijo el diputado Luis Fernando Sánchez el miércoles a El Mercurio de Valparaíso.
Pero hay voces que sí están por hacer cambios que involucren a las urgencias sociales. Tal fue el caso del mismo Edwards quien a principios de mayo presentó una reforma constitucional para acompañar una segunda papeleta en el plebiscito de salida para que la gente pudiera decidir con qué mecanismo darle continuidad al proceso. Su postura la apoyó la vicepresidenta de la tienda y exconvencional constituyente, Ruth Hurtado, pero fue rechazada por la bancada de diputados. Hoy Edwards ha dicho que está a favor de convocar un nuevo plebiscito.
En la colectividad reconocen que si el resto de las fuerzas políticas decide darle continuidad al proceso constituyente, el Partido Republicano también se sumará. Pero que también están tironeados por su militancia, que mayoritariamente -dicen- no quieren reabrir esa discusión.
“Vamos a participar del diálogo democrático. Somos una fuerza democrática. En ese sentido, lo importante es que después del 4 en la noche ojalá todos nos sentemos a reflexionar sobre lo que vivimos y lo que no queremos volver a vivir”, dice el diputado Agustín Romero.
De todas maneras, los republicanos reconocen que hay algunas opciones que acomodan más como alternativas. Por ejemplo, a nadie le gustaría volver a convocar una nueva Convención -aunque participarían en sus elecciones si es que ello se define-, mientras que hacer reformas constitucionales desde el Congreso Nacional es algo que acomoda.
En la tienda ha causado molestia que la discusión sobre el mecanismo se haya abierto con antelación, pues pretendían que ello se diera posteriormente al referéndum. En ese sentido, se critica que Chile Vamos haya dado pie al tema planteando fórmulas alternativas. Se les retruca que le están siguiendo el juego al gobierno, dado que el Presidente Gabriel Boric ya planteó una nueva Convención. De todas maneras, en la oposición recularon el tema y ahora al ser consultados por eventuales mecanismos afirman que son temas que se tienen que discutir después del 4 de septiembre.
El partido espera dar una señal pública el mismo día del plebiscito, ya conocidos los resultados del referéndum. Ese día, harán un gesto político sobre la línea que adoptará el partido para darle continuidad al proceso constituyente.
El tema podría haber quedado zanjado previamente con un consejo general que estaba convocado para el 23 de julio, sin embargo se aplazó la discusión de ese tema en la instancia, por lo que no hubo un voto político formal con la decisión de la colectividad.