He decidido contestarte por este medio porque creo que, si lo hubiera hecho por Twitter un montón de cuentas anónimas hubieran interferido en la conversación. Conversación que, además, se habría salido de madre porque necesariamente hubiera tenido que responderte en un hilo formado por diferentes tweets y desgraciadamente ya tengo experiencia y grado en manipulación tuitera: cuando hago un hilo casi siempre un tuit se saca de contexto y se viraliza para atacarme.
Creo además que es más fácil contestar de una manera fría en un sistema que te deja escribir con la extensión que tú desees, sin obligarte a ceñirte a un número de caracteres determinado y en un sistema que tampoco permite que un ejército de bots se involucre en la conversación.
Me gustaría rebatirte dos cosas que son muy importantes para mí.
La primera: JK Rowling no es transfóbica.
La segunda: los términos terf o terfa no son graciosos, no son como para tomárselos a broma y desde luego, no creo que una mujer que lleva años autocalificándose como feminista deba usarlos.
Este fue el tuit por el que se le acusó a JK Rowling de transfobia.
En este tuit JK Rowling estaba apoyando a Maya Forstater, que fue despedida de su trabajo por afirmar que el sexo es binario e inmutable.
Desgraciadamente la justicia, tanto aquí como en el Reino Unido, es muy lenta pero finalmente, tres años después la Corte le dio la razón a Maya Forstater cuando dijo que su despido había sido injusto. Porque la Corte británica reconoce el derecho a la libertad de expresión y de discurso. Y porque… sí, el sexo es binario.
Las verdades científicas
Déjame explicar esto a partir de un ejemplo de primera mano: mi propia hija, a la que tú has conocido. Como tú bien sabes, mi hija nació con una sola oreja. ¿Quiere decir esto que tenemos que eliminar de todos los libros de texto y de todos los cuentos la afirmación de que los seres humanos tienen dos orejas? No. Porque el caso de mi hija es excepcional y se debe a la duplicación de un gen. Mi hija tiene una copia extra de un cromosoma.
De la misma manera se nos dice que el sexo en las personas no es binario porque existen un 1.7% de personas que no nacen con un sexo binario. Se nos dice que hay más intersexuales que pelirrojos. Esto es rotundamente falso y demuestra cuánto dinero pueden llegar a tener las personas que hacen estas campañas, puesto que han conseguido colar una falsedad en el imaginario colectivo.
Lo que se viene a llamar personas intersexuales – es decir , aquellas personas en las que existe una discrepancia entre su sexo genético y algunos de o todos sus caracteres sexuales secundarios – suelen tener un sexo genético muy determinado. XX o XY. En algunos casos puede ser XXX o XXY. Pero si fuera XXY o XYY en cualquier caso ya existiría el par de cromosomas XX o XY, por lo cual genéticamente serían hombres y mujeres. Y esta verdad genética sería inmutable. Estas personas no representan un 1,7% de la población, sino que ni siquiera llegan al 0,7%. Si tienes alguna duda al respecto te recomiendo que hables con José López Guzmán, Premio de la Real Academia de Farmacia y Premio de la Real Academia de Medicina, que ha escrito ampliamente sobre el tratamiento farmacológico para la población LGTBI y que sabe más que yo de estos temas. Te podrá aclarar que la falacia de «hay más intersexuales que pelirrojos», parte de incluir como intersexuales a síndromes genéticos que nada tienen que ver con la intersexualidad. Sin ir más lejos, el síndrome de mi hija. Pero mi hija no es intersexual.
¿Existen personas con intersexualidad gonadal verdadera? Es decir, personas cuyo sexo genético no sea ni masculino ni femenino. Pues existen, claro, pero su prevalencia es tan remota que ni siquiera la podemos establecer con seguridad. Es decir, ni siquiera hemos llegado a determinar el tanto por ciento de personas que nacen con esta condición y solo conocemos estudios de casos. También sabemos que en algunos estudios con animales esta condición ha sido vinculada a la exposición a pesticidas comunes. Y hasta aquí podemos leer, como diría Mayra Gómez Kemp.
Por esta razón decimos que los seres humanos nacen con dos ojos, dos orejas, dos manos y diez dedos de los pies, aunque existan casos como los de mi hija en los que nacen de una manera diferente. Pues bien, casos como los de mi hija son mucho más comunes que casos en los que se halle intersexualidad gonadal verdadera. Sin embargo, mi hija no recibe todo el apoyo que necesitaría por parte de la sanidad pública. Por ejemplo, no le han asignado dado un logopeda que hubiera necesitado y que tuve que pagar yo. (Aunque sigo agradecida a la sanidad pública por todo el apoyo que le prestaron y lo bien que le trataron).
Tampoco se consideró sordófobo (aunque lo es) el hecho de que en plena pandemia todos los ciudadanos (incluidos dependientes de bancos, o de farmacias, o de supermercados) estuvieran obligados a llevar mascarilla fuera de casa, y no se facilitaran a las personas que trabajaban en bancos, farmacias o supermercados mascarillas transparentes para que las personas que leen labios pudieran comunicarse con ellas. Existen 1.230.000 sordos en España. Y podemos discriminarles sin el más mínimo problema, y no nos vemos obligados a llamar normoyentes a las personas que lo son.
Sin embargo, nos encontramos con leyes que hablan de «personas menstruantes» o «personas gestantes» y que hablan de «personas cis» y artículos que usan esa terminología en el medio en el que tú trabajas para no ofender a personas cuyo número es menor que el de los sordos en España. Mucho menor.
Existirán, como mucho, cinco casos sin llega a haberlos de intersexualidad gonadal verdadera en España. Pero no se nos permite afirmar que el sexo es binario. Porque nos arriesgamos a las amenazas, los insultos, el acoso y la cancelación.
Yo te pregunto ¿dónde ves la transfobia en lo que ha dicho JK Rowling? JK Rowling ha apoyado a una amiga a la que despidieron por decir que el sexo es reale inmutable y a la que varios años después le reconocía la corte su derecho a decirlo. Y sí, Maya tenía todo el derecho a decirlo. Porque si negamos que el sexo es real y que es binario nos encontramos con un enorme problema a la hora de seguir avanzando en el dominio científico.
Por ejemplo, nos encontramos con un enorme problema a la hora de seguir avanzando en terapia génica. No sé si tú estudiaste genética, no sé si tuviste que hacer ejercicios en los que determinabas la posibilidad de que cierta enfermedad apareciera en ciertos miembros de la familia a partir de los antecedentes de padres y abuelos. Pues bien, ese tipo de ejercicios se pueden hacer porque nos han proporcionado el sexo genético de los padres y de los abuelos. Si resulta que uno de los padres o de los abuelos se ha auto identificado como hombre o mujer ya no podemos hacer el ejercicio. Pero imagínate esto a gran escala cuando te están proporcionando datos erróneos. ¿Cómo podrían los laboratorios hacer grandes estudios sobre enfermedades genéticas si no se pueden fiar de los datos proporcionados?
Lo mismo sucede en criminología. Si actualmente podemos ver un capítulo de CSI en el que un perfilador nos diga que el sujeto al que la policía debe buscar es un hombre blanco entre 20 y 45 años que probablemente vive con su madre es porque la criminología es una ciencia que se basa tanto en estudios de casos como en estadísticas. Pero si sucede como en Suecia o Dinamarca, países en los que de repente empiezan a aparecer «mujeres violadoras» en los registros de crímenes sexuales – y esto es porque están contabilizando como mujeres a hombres que han decidido auto identificarse como tales- entonces tenemos muy difícil avanzar en criminología, y proteger a mujeres y menores. No te voy a explicar uno por uno todos los problemas que trae el hecho de que permitamos a gran parte de la población auto identificarse como mujer o como hombre a su conveniencia. Y no, no me estoy refiriendo a personas transexuales, sino a hombres que no se han hormonado ni operado y que deciden ir al registro y cambiarse el sexo.
Vamos ahora a esa presunta afirmación científica según la cual la identidad de género es innata y reside en el cerebro de cada individuo. De nuevo, esto es falso.
Cuando quieras, te vienes a mi casa, entramos en Mendeley y nos ponemos a buscar en inglés (la lingua franca de los artículos académicos) artículos que puedan establecer de forma clara y concluyente que la identidad de género se halla en el cerebro de cada individuo. Se trata de una teoría que nadie ha podido establecer de forma categórica e irrefutable y que, por eso, de momento solo es eso, una teoría. Sí que podemos establecer, por ejemplo, que el área de Wernicke, ubicada en el lóbulo temporal procesa tanto el lenguaje oral como el escrito o que el hipocampo está implicado tanto en la memoria a largo plazo como en la memoria declarativa. Pero no, no existe ninguna zona del cerebro que determine la identidad de género.
Un youtuber que se las daba de muy informado decía que la identidad de género se probaba porque las personas con identidad de género divergente tenían la corteza cerebral más fina. Pues si quieres te dejo mi manual de neuropsicología, publicado en el año 2020, en el que se dice que existe una teoría según la cual las personas con la corteza cerebral más fina son más agresivas que la media.
Después he leído que la identidad de género está en el núcleo supraquiasmático. Pero el núcleo supraquiasmático, como mucho, podría ser responsable de la orientación sexual… y ni siquiera eso está probado.
Luego hay quien ha aventurado que la identidad de género reside en zona de los núcleos intersticiales del hipotálamo anterior (INAH-3). Otra magufada.
En fin, que si cada uno te va diciendo que la identidad de género se localiza en un sitio diferente del cerebro creo que nos queda claro que todavía no se sabe si existe una zona del cerebro en la que se determine la identidad de género.
Pero es que incluso en el hipotético caso de que se descubriera algo así – y, repito, todavía no se ha descubierto- eso no le convertiría por arte de magia a una persona en detentadora de un sexo genético distinto a aquel con el que ha nacido. En todo caso, habría asumido un género distinto del que la sociedad en la que vive asigna a su sexo. Sexo no es género.
Pongo un ejemplo personal: yo soy epiléptica. Gracias a Dios hace años que no tengo ningún ataque epiléptico, pero desde los 18 hasta aproximadamente los cincuenta y pico sufría muchos. No solo sufría «ausencias», que todavía sufro, sino grandes ataques en los que me desmayaba. Pues bien, como tantos epilépticos o epilépticas, yo he experimentado la sensación de salirme de mi cuerpo. A esto se le llama coloquialmente «el aura», y es una alucinación que muchos vivimos antes de que sobrevenga el ataque epiléptico propiamente dicho. Si bien el momento previo al ataque epiléptico puede durar unos pocos segundos, en nuestra cabeza la sensación de estar fuera de nuestro cuerpo puede llegar a durar horas y la recordamos como una experiencia muy vivida, como un viaje astral. ¿Significa esto que yo haya salido de mi cuerpo en la vida real? No. Significa que he nacido con problemas en los neurorreceptores que modulan la dopamina.
Es decir, que incluso si se encontrará una razón neurológica que hiciera que ciertos individuos no se sintieran acordes con su sexo genético esto no querría decir que el sexo genético no existiera. Mientras ese descubrimiento llegue o no llegue, solo sabemos que existen personas que padecen disforia de género y que, contrariamente a lo que te hayan dicho (porque ya te digo que desde los medios se miente), el gender identity desorder sigue siendo incluido en el DSM- V, y se le caracteriza como un trastorno psicológico y no neurológico.
La religión ‘queer‘
Por lo tanto, a día de hoy toda esa idea de que alguien pueden hacer en un cuerpo equivocado no es otra cosa que una religión Porque parte de la premisa de que existe un alma. De que cuerpo y psique no son lo mismo y de que la psique está separada del cuerpo. Esta es una idea religiosa que la ciencia no comparte. De ahí la frase «nadie nace en un cuerpo equivocado». Una afirmación científica que se considera ahora transfóbica.
Pero si de verdad la identidad de género es innata y no se puede cuestionar a la persona que dice que se siente en un cuerpo equivocado, quiero que me expliques algo. Si de verdad la identidad de género es innata e inmutable, ¿cómo es que en el Reino Unido mil familias, mil, se han puesto de acuerdo para presentar una demanda conjunta a los responsables de Clínica Tavistock, hoy cerrada? Y han demandado porque dicha clínica afirmó que mil pacientes menores de edad estaban atrapados en el cuerpo equivocado. Pero resultó que esos mil menores de edad, al crecer, descubrieron que les habían mentido. Que ellos seguían siendo los hombres y mujeres que siempre habían sido. Y que para colmo a día de hoy están sufriendo las consecuencias de la administración de un tratamiento EXPERIMENTAL E IRREVERSIBLE de bloqueadores de pubertad y hormonación cruzada.
Quiero que me expliques también por qué este escándalo médico no aparece en ninguno de esos medios que he citado antes, los que difunden constantemente falsedades sin base científica, medios que en algún caso reciben subvenciones pagadas por mis impuestos. ¿Por qué se oculta la verdad científica y sin embargo se publican ideas religiosas?
Pues ya te contesto yo: porque hablamos de un negocio a escala millonaria. Porque la industria de la identidad de género ha pasado de valer 8000 millones de euros anuales a más de tres billones en solo cinco años. Porque esa industria se nutre de personas que necesitarán toda su vida de una carísima terapia de reemplazo hormonal y de numerosas operaciones de cirugía cosmética.
Déjame citar a Elena Armesto:
«En una sociedad donde se consume compulsivamente, la última frontera, el último nicho de mercado por colonizar y explotar, es el propio cuerpo y la ‘identidad’. La experiencia de las identidades de género se ha convertido en un producto más. Y uno muy rentable especialmente para las industrias farmacéutica, la biomédica y tecnológica.
¿Cuándo un movimiento por los derechos civiles ha recibido apoyo en bloque por parte de las grandes corporaciones? ¿Desde cuándo entidades financieras como Goldman Sachs, responsables de crisis económicas y pobreza extrema en todo el mundo, tiene interés por apoyar un movimiento supuestamente oprimido?»
Es decir, yo puedo no estar de acuerdo con el budismo Nichiren, y pensar que si mi amiga Mariolina Cappelletti dedica media hora diaria a cantar el Sutra del Loto, lo que hace es perder media hora de su tiempo … y no pasa nada.
Gabriel Rufián puede reírse descaradamente en el parlamento español de las personas católicas y decir que «creen en palomas que embrazan a las mujeres y en serpientes que hablan». (Lo cual no es cierto, una cosa es que al Espíritu Santo se le represente en forma de paloma, porque en tanto espíritu no tiene forma corpórea y por tanto se elige una metáfora, y otra cosa es que se crea de verdad que es una paloma; como también es metáfora la serpiente, por eso no creo que encuentres a ningún católico que te niegue la teoría de la evolución).
Pues bien, sigo: Gabriel Rufián puede reírse de los católicos, y no pasa nada.
Pero ¡ay de ti como cuestiones la nueva religión!, ¡ay de ti como dudes de esa teoría queer que cree que tenemos alma femenina o masculina, y que podemos nacer en cuerpos equivocados! Porque si criticas la religión católica y te ríes de ella te aplaudirán y te votarán, pero si criticas la religión queer entonces se abre la veda para que sea lícito amenazarte de muerte en una televisión. (Hablaré de a eso más adelante).
Ay de ti como cuestiones esa religión, porque te etiquetarán.
Y, así, le llaman terf y tránsfobo/a incluso a personas transexuales como Buck Ángel (la primera mujer en el mundo de la que se tenga constancia que se sometiera a un proceso de reasignación de sexo) o a Blaire White (una de las influencers trans más importantes de los Estados Unidos). Simplemente porque ellos dos afirman que sí, que saben que su sexo genético es el que es, y que eso es importante a la hora de, por ejemplo, someterse a una intervención quirúrgica o seguir recibiendo atención médica desde su seguro: si no les diagnostica como personas que sufren disforia de género, el seguro médico no tiene por qué pagarles un carísimo tratamiento de terapia de reemplazo hormonal que en España paga la Seguridad Social.
También llaman terf en España a Marta Reina, la primera mujer transexual en entrar al cuerpo de los Mossos d’Esquadra. O a Sandrita Alma Libre Rodríguez, una mujer transexual que admite a las claras que su sexo genético es de varón. Ponte en contacto con ellas y que te cuenten el acoso recibido desde que las etiquetaron como terfs.
Las consecuencias sociales
Las consecuencias de la autodeterminación de género en deportes han sido destructivas, pero para ratificarlo te pediría que hablases con la abogada especialista en derecho deportivo Irene Aguiar. Aguiar te puede facilitar una inmensa base de casos que ha ido recopilando. Si el deporte femenino siempre ha sido el hermano pequeño del masculino, y siempre ha recibido menos atención mediática y muchísimo menos dinero en subvenciones, apoyos o mecenazgos… ¿qué sucederá ahora cuando en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido… muchas jóvenes pierden su beca deportiva cuando se presenta un hombre auto determinado como mujer que se convierte en el líder deportivo de una disciplina en la que – oh casualidad- nunca había destacado cuando se reconocía a sí mismo como hombre?
Es el fin del deporte femenino, y por eso muchas federaciones internacionales ya se han manifestado en contra de la autodeterminación de sexo en el deporte.
Las consecuencias de la autodeterminación de género en cárceles son horripilantes. Las mujeres reclusas son la población más vulnerable del mundo, no importa cuál sea el país. Y ahora mismo hay mujeres que han sido violadas o atacadas por hombres intactos – no hormonados ni operados-, hombres que han ingresado en cárceles americanas, o canadienses, o británicas porque se han auto identificado como mujeres. En España ya conocemos al menos dos casos de este tipo: este, el de un hombre acusado por maltrato y acoso a mujeres y violación a otra mujer, que ingresó en una cárcel femenina y por poco mata a una funcionaria a la que agredió, y este, el de Jonathan, que violó y torturó a su prima tras haber acosado a varias menores de edad, y que se auto identificó mujer para evitar entrar en una cárcel masculina.
Pero me encantaría que hablaras con Heather Mason, ex convicta canadiense que te puede contar su experiencia. Ella lidera actualmente un grupo de ex presas que han sufrido las consecuencias de que se permitiera ingresar a hombres en cárceles femeninas canadienses. Y te repito: no hablo de mujeres transexuales que se han sometido a un proceso de reasignación. Hablo de hombres, de hombres que se han identificado como mujeres, y que han ingresado en cárceles femeninas con su anatomía intacta. Entiendo que hablas inglés. Puedes hablar tú misma con Heather. También entiendo que tú eres una mujer con empatía, así que prefiero creer que desconocías lo que estaba pasando antes de creer que no te importa lo más mínimo la seguridad de las reclusas.
Lo que es verdaderamente pavoroso es que cuando Heather se atreve a hablar y a contar lo que ha vivido, recibe un acoso tan brutal como el que ha podido recibir JK Rowling.
Que la actitud de JK Rowling te parezca tremendamente transfóbica me parece a mí incomprensible. ¿Qué tiene de transfóbico apoyar a una amiga a la que finalmente el estado le ha dado la razón? ¿Qué tiene de transfóbico apoyar una verdad científica?
El espeluznante acoso al que se vio sometida JK Rowling solo porque la señalaran con la palabra «tránsfoba» no es propio de una sociedad civilizada, mucho menos progresista. Probablemente tú no ibas mirando los mensajes que le enviaban y aún le envían a Rowling, pero yo sí y constantemente le estaban despachando fotopollas con la misma frase: «Suck my girl dick». Como ella misma dice, recibió las suficientes amenazas de muerte como para empapelar su casa. Quemaron sus libros en público. No le invitaron al aniversario de las películas basadas en sus libros. Se retiraron sus libros de librerías. Se inició contra ella una campaña de descalificación en la que veo que estás participando, porque nadie pudo acusar a JK Rowling de transfobia ante un tribunal dado que no había dicho nada transfóbico. Y, por lo tanto, si le llamas tránsfoba creo, desde la tristeza más profunda, que lo único que estás haciendo es mentir sobre ella, y apoyando a una campaña masiva de acoso y descalificación de una mujer, campaña contra la que se pronunció en su día el mismo Salman Rushdie al que tanto admiras.
Me entristece, repito. Me entristece profundamente que tú te hayas sumado a semejante campaña contra una mujer. Y por eso te escribo.
¿Qué hay de transfóbico en afirmar que el sexo es real, que el sexo genético es real y que si nos hemos reproducido durante eones ha sido precisamente porque el sexo es binario, y es binario para facilitar la reproducción humana? Y sí, existen contadísimas excepciones en individuos que presentan intersexualidad gonadal verdadera. De la misma manera que existen o personas como mi hija, que han nacido con una sola oreja, pero eso no nos obliga a considerar delito de odio la expresión «los seres humanos nacen con dos orejas».
La censura y el totalitarismo
En cuanto a una le pegan la etiqueta de tránsfoba– y créeme que sé de lo que hablo porque me la han puesto-, entonces inmediatamente ve cómo el acceso a un trabajo en según qué campos desaparece, cómo llegan las campañas de cancelación, cómo caen las invitaciones a conferencias o la misma posibilidad de publicar en una gran editorial. Cómo les despiden de la universidad en la que trabajaban, incluso les prohíben impartir clase en el mismo master que ellas crearon. A mi alrededor tengo amigos que trabajan en la sanidad pública y que no se atreven a expresar su opinión porque temen perder su trabajo.
¿No te suena esto a algo?
No sé, tú quizá no tienes unos abuelos que huyeron de España cuando llegó la guerra civil, y que luego tuvieron que huir de Bélgica cuando llegó al Anschluss, quizá no tienes una hermana que tuvo que marchar a Inglaterra en el franquismo porque se jugaba la cárcel, pero yo tengo demasiados familiares que tuvieron que huir de España por haber expresado unas opiniones perfectamente legítimas, y este clima de censura y delación me resulta muy familiar.
Cuando a una le etiquetan injustamente como tránsfoba (y digo injustamente porque dime tú qué hay de transfobia en defender la ciencia, o dime tú cómo pueden ser tránsfobas figuras públicas transexuales) empieza a recibir amenazas o incluso le señalan su casa. A mí me lo hicieron.
Señalaron el buzón de mi casa con una pintadita en la que ponía «terf» y esa parecía ser la señal de salida para que todas las noches a las dos, a las tres, a las cuatro, a las cinco de la mañana me llamaran al telefonillo y me insultaran. También recibí una serie de mensajes y cartitas bastante tremebundos… pero basta con decirte que el juez que instruye mi caso por acoso y amenazase ofreció ponerme una escolta para que te hagas una idea del contenido. (Si quieres saber más, te lees este artículo en el que cuento lo que me pasó).
Y esto me lleva a otro tema.
Terf es un insulto
En varias ocasiones has apoyado a hombres que hablan de las terfas o las terf.
Prefiero pensar que todo es fruto de la ignorancia y que no sabes que terf es un insulto y un insulto que suele ir acompañado de amenazas de muerte.
Te basta con teclear la frase «kill the terf» o «I punch TERFs» en cualquier buscador de internet para comprobar con tus propios ojos cómo constantemente se está amenazando con matarnos a aquellas a las que se nos pega esa etiqueta, a aquellas que mantengamos la idea científica de que el sexo es binario e inmutable.
Se amenaza con matarnos.
Matarnos.
Asesinarnos.
Golpearnos.
¿Te imaginas que yo pudiera haberme presentado en televisión española con una camiseta que dijera «kill the trans»? No, no lo imaginas, ni a mí se me ocurriría hacerlo, porque la frase se considera delito de odio y yo podría acabar en la cárcel.
Pues TV3 ha invitado a sus estudios a una persona que se presentó con una camiseta que decía kill the terf… ¡con sus dos cojones! y la gente le rio la gracia y no pasó absolutamente nada. (Por si no te lo crees, aquí tienes el vídeo).
Pero a aquellas personas que hemos recibido amenazas de muerte y que recibimos insultos todos los días, todos, esto no nos hace gracia ninguna, como no nos hace ninguna gracia – por favor, entiéndelo- que tú hagas bromas con las palabritas terf o terfa. Te ruego que tengas un mínimo de empatía para imaginar cómo me siento yo cuando veo que usas esa palabra y que encima haces risas con ella.
Te dirán que hay chicas en Internet que se autodenominan a sí mismas como terf. Y sí, habrá niñitas por internet que hagan bromas con que «yo soy terf» o «yo soy terfa» o «me apunto a la terfidia». Pero eso lo hacen porque son ignorantes y no son conscientes del insulto. O muchas veces porque no muestran su cara y su nombre y no se arriesgan a nada. Incluso en algunas cuentas, lo hacen porque están manejadas por hombres y quieren crear confusión.
También yo cuando vivía en Nueva York y salía con un hombre negro estaba rodeada de hombres negros que orgullosamente se hablaban entre sí llamándose «nigger» el uno al otro. O verás a homosexuales que se llaman asimismo maricones: «Oye, maricona, dónde vas» o «no me seas maricón, joya». Pero si yo dijera «Grande Marlaska es un maricón» o «Barack Obama is a fuckin´ nigger», evidentemente me acusarían de homofobia y de racismo, con razón. No es lo mismo cuando la parte agredida resignifica el insulto y se lo apropia con humor, a utilizar el insulto contra la parte agredida.
Pero estas chicas que se autodenominan terfs no son conscientes de las consecuencias que implica señalar a mujeres como JK Rowling o como mí misma.
Cuando movieron por redes la foto de mi hija y a mi hija se la identificó en su instituto como «la hija de la terf», tuvo que dejar de acudir a su instituto y seguir las clases desde casa. Cuando regresó a las clases presenciales, debía volver a casa siempre acompañada y evitar determinadas calles. Mi hija era entonces menor de edad. Hasta entonces, en su instituto, muy poca gente sabía quién era su madre porque yo la había inscrito con el nombre de su padre y porque ella jamás habla de su madre por miedo a que pase… precisamente lo que pasó.
¿Tú de verdad encuentras normal que se acose a una chica por ser la hija de alguien? ¿No te recuerda a otros tiempos en los que ser hija de o nieta de era suficiente para ser estigmatizada? Cuando una menor de edad no puede ir al colegio porque siente miedo, y siente miedo porque a su madre la han calificado con una palabra, me parece que estamos llegando a niveles muy difíciles de controlar, y el hecho de que tú – una persona a la que presumo racional y culta- te hayas añadido a la jauría que nos etiqueta con el término aberrante me hace sentir todavía más miedo.
Por eso te he escrito esta carta, y por eso te enseño estos dos enlaces en los que se van recopilando amenazas que hemos recibido con la palabra de marras. Ojalá después de leer su contenido reflexiones y quizá, con suerte, dejes de usarla. Y desde luego, yo te agradecería mucho, tanto en mi nombre como en el de mi hija, que dejases de hacer bromas al respecto. Porque para nosotras dos no tiene gracia. Yo sigo en tratamiento psicológico y mi hija perdió casi diez kilos.
Estos son los enlaces:
http://terfesuninsulto.com/
https://terfisaslur.com/
No creo que conozcas a ninguna feminista con nombre y apellidos que se identifique como terf o que no te entienda terf como un insulto peligroso. Por eso, a las personas a las que nos han amenazado de muerte porque nos han señalado con esa palabrita nos hace daño hasta leerla (a mí, se me dispara el ritmo cardíaco cuando la leo). Y tu actitud nos resulta incomprensible.
Pero ¿de dónde viene el término terf?
El término terf lo escribió por primera vez una periodista, Viv Smythe, aunque se supone que ya se había acuñado antes. Esta periodista estaba criticando al festival de música para mujeres de Wyoming. Les calificó así porque no permitían la entrada a hombres. No, no hablamos de mujeres transexuales. Hablamos de hombres que se auto identificaban como mujeres pero que no se hormonaban ni se operaban. Hablamos de hombres con un pene funcional (y lo diferencio del pene no funcional, porque la hormonación en muchos casos impide la erección).
El festival de música para mujeres se creó por dos razones. La primera, porque en los festivales de música en aquel momento casi nunca actuaban artistas femeninas, así que ese festival daba voz a muchas mujeres que no tenían fácil actuar en festivales. ¿La segunda razón? Proporcionar un espacio seguro a mujeres.
La razón por la cual no se admitía a hombres en el festival se debía a la alta prevalencia de violaciones en los festivales. En los festivales de música hay alcohol y hay drogas. Y sobre todo no hay, en muchas ocasiones, cuartos de baño separados para mujeres y para hombres.
En el Reino Unido el 43% de las mujeres entrevistadas admiten que han sufrido algún tipo de agresión sexual en un festival de música. En Australia son el 30% de las mujeres entrevistadas.
El festival de mujeres de Wyoming se creó en 1976 para evitar estos problemas y se cerró en el 2015 tras una campaña en la que fueron acusadas de… Sí. Bingo. De transfóbicas.
Y así se acabó con un festival de música feminista que daba voz y garantizaba seguridad a las mujeres. De la misma manera se han cerrado centros de apoyo a mujeres violadas en Canadá porque no han permitido que entraran hombres.
El único refugio solo para mujeres que resiste en Canadá, el refugio de Vancouver, y que resiste gracias a donaciones anónimas porque ya no recibe subvenciones del estado, está siendo vandalizado prácticamente a diario. Y claro… día sí y día también aparecen allí las mismas pintaditas de kill the terf. Algunas veces hasta les dejaban ratas muertas clavadas en la puerta.
Terf , por lo tanto, es una señal, el disparo de salida que permite que se insulte, se amenace y se acose a mujeres a un nivel inédito para nosotras hasta ahora.
Llevo recibiendo cartitas de desconocidos prácticamente desde que empecé a publicar. E insultos de desconocidos en redes desde que las redes existen, pero cualquier feminista y no me refiero solo a mí, te dirá que nunca hemos recibido un acoso tan virulento como lo estamos recibiendo por parte del transactivismo. Pregunta a Laura Freixas, a Amelia Valcárcel, a Ana de Miguel, a Alicia Miyares o a Juana Gallego, a Lidia Falcón… o a tantas y tantas que habíamos expresado en público nuestro compromiso feminista desde que empezamos a publicar.
Puedes llamar a cualquiera de las compañeras que te he citado. Tienen más o menos tu edad, también han publicado libros, os habéis socializado en el mismo país, en la misma época…
Te explicarán ellas también que «terf» es una palabra utilizada para deshumanizar a las mujeres y para convertirnos en dianas andantes. Que hacer bromas con el tema no es gracioso, que es aterrador.
Los derechos de las mujeres, amenazados
No hay nada de transfóbico en oponerse a una ley que acaba con los derechos de las mujeres, derechos que han sido muy duros de conquistar.
Nos ha costado mucho conseguir baños separados para hombres y para mujeres y estoy segura de que si te remontas a tu infancia te acordarás de algún bar en el que no había un baño para mujeres, porque yo recuerdo más de uno en Bermeo, en Valencia y en Madrid. Porque se suponía que eran bares para hombres y que ninguna mujer iba a entrar allí.
Y es que los cuartos de baño segregados para mujeres son un invento reciente. Un invento creado para nuestra seguridad. Pero en un momento en el que cualquier hombre puede entrar en un cuarto de baño o vestuario femenino (porque se supone que los espacios segregados son transfóbicos) resulta que en el Reino Unido la gran mayoría de agresiones sexuales reportadas en vestuarios o cuartos de baño en los últimos cinco años han tenido lugar en vestuarios y baños unisex.
Las cárceles para mujeres en España no llegan hasta 1931, cuando Victoria Kent inauguró la primera, la de Ventas. Anteriormente a las mujeres se las hacinaba en depósitos de reclusas, las «galeras de mujeres». Depósitos dotados de «cadenas, esposas, grillos, mordazas, cepos y disciplinas de todas hechuras de cordeles y hierros» en los que a menudo eran violadas y agredidas. Nos ha costado mucho, repito, tener cárceles femeninas, que ni siquiera tienen un siglo de antigüedad, como para que acabemos con ellas.
Te recuerdo que también nos ha costado mucho competir en los Juegos Olímpicos, que en principio solo nos dejaban competir de manera testimonial y en deportes considerados ‘de naturaleza femenina’, según los organizadores.
¿De verdad quieres apoyar una ley que acaba de facto con dos conquistas feministas y progresistas, que acaba con los espacios seguros para mujeres y con el deporte femenino ?
Por último ¿has leído el borrador de ley trans?
¿Te ha ayudado a leerlo un abogado?
Te recuerdo que si ahora en España tenemos un problema serio de ocupación y otro problema de escasez de viviendas de alquiler se debe a que nadie nos leímos la ley de vivienda. A que nadie se podía creer que, por ley, si un inquilino dejaba de pagarte te veías obligado u obligada a dejarle quedarse en tu casa y a pagarle de paso la luz y el agua. A que nadie se quería creer que de acuerdo con esta ley propietario asume los costes de la insuficiencia de vivienda social. A que nadie se quería creer que gracias a esta ley el escudo social ha tenido un efecto llamada multiplicador A que nadie se quería creer la prórroga de bloqueo de lanzamientos podría ser alargada. Y así se creó un grave problema social que afecta sobre todo a clases medias y pequeños propietarios. Porque ya te garantizo yo que a ningún millonario le han okupado la casa nunca.
Y todo esto llegó porque nadie se leyó la ley. En definitiva, que una pregunta ley progresista y social pro derecho a la vivienda acabó por crear un grave problema de vivienda.
Te recuerdo que, si hoy apenas tenemos casas con placas solares en España, es porque el ministro Soria del PP nos coló una ley «del impuesto al sol» que nos hizo pasar por ley ecológica.
Y todo esto llegó porque nadie se leyó la ley. En definitiva, que una pregunta ley ecologista acabó por crear un grave problema social relacionado con el medio ambiente.
Y que estoy segura de que, si la ley trans entra en vigor, vamos a tener un grave problema social de deterioro de los derechos de las mujeres y de los menores.
Y todo esto llegará porque nadie se leyó la ley. En definitiva, que una pregunta ley feminista acabará por crear un grave problema social relacionado con los derechos de las mujeres… Si no lo remediamos a tiempo.
Cuando las barbas de tu vecino veas cortar
También te quiero recordar que el Reino Unido, pionero en Europa de estas leyes, ya está reculando. Ya ha cerrado la clínica Tavistock, ya ha prohibido que en las escuelas se aliente la transición social de género de menores sin avisar a los padres, ya se ha vetado que se castigue a cualquier escolar por reconocer lo que ven sus ojos y dirigirse a su compañera o compañero según el sexo que ve y no según el sexo que su «compañere» exija que le asignen (si yo veo una niña es una niña, no debo sentirme forzada a ver un niño). Y que en el mismo sentido empiezan a recular países escandinavos. Así como han comenzado a recular numerosos estados norteamericanos y federaciones deportivas internacionales.
Te recuerdo que la futura primera ministra británica, Liz Truss, ha conseguido un enorme grado de popularidad entre las ex votantes laboristas mujeres porque se opuso drásticamente a las leyes de autodeterminación. Y que éste ha sido precisamente el factor diferencial que le llevará a ser primera ministra: la simpatía que despierta entre las mujeres.
Por lo tanto, te pediría que antes de insultar a las pocas valientes que nos hemos atrevido a criticar una ley, al menos te la leyeras, que te la leyeras con un abogado o jurista que te la interpretara, un abogado o jurista que a poder ser no militara en partido alguno y que se sostuviera por sus propios medios, sin necesidad de subvención o red clientelar.
Estamos aquí
Y por supuesto, estoy segura de que, si quieres hablar con abogadas, filósofas, juristas, psicólogas, escritoras, sociólogas, farmacéuticas, y pediatras … con todo tipo de profesionales que se han opuesto públicamente a la Ley Trans, incluso sabiendo el riesgo que corrían, ellas estarán encantadas de explicarte sus argumentos.
Te puedo pasar el teléfono de todas ellas. Pero te ruego que antes de acusar a alguien de transfóbica, conociendo las consecuencias de dicha acusación, y antes de utilizar una palabra que se usa para alentar a la violencia contra las mujeres, reflexiones.Y me quiero despedir, obviamente, desde el máximo respeto y tendiéndote la mano para que nos llames, para que hables con nosotras, para que escuches nuestros argumentos antes de descalificarlos sin conocerlos. Y agradeciéndote de corazón que hayas leído hasta aquí, si es que lo has hecho.