El Barça de Guardiola debutó en la Liga con derrota ante el Numancia (1-0). En su segundo partido empató frente al Racing (1-1). Y no ganó su primer encuentro hasta la tercera jornada (1-6 al Sporting). Luego, acabó siendo el mejor equipo de todos los tiempos, conquistando un sextete irrepetible. Aquel inicio decepcionante del Pep Team generó muchos nervios internos y muchas críticas externas. Pero Laporta aguantó el tipo y mantuvo su confianza en el entrenador. La historia, evidentemente, le dio la razón. Aquel Barça se convirtió en un conjunto épico que arrasó en España y en Europa con un fútbol espectacular y una personalidad única.
Han pasado catorce años y el presidente, en su segunda etapa en el palco del Camp Nou, se enfrenta a una situación similar. Las comparaciones son odiosas. Por supuesto. Pero el inicio de temporada del Barça de Xavi nos retrotae, aunque sea sin querer, a aquel agosto del 2008, que también significó el punto de partida de un ciclo triunfal. Todos los comienzos son complejos. Y más cuando sometes a la plantilla a una transformación absoluta. Lo importante es mantener la serenidad y creer en el proyecto. La clave es no dudar. Seguir firmes en la hoja de ruta. Eso es lo que hizo Guardiola. Y eso, justamente, es lo que debe hacer Xavi.
El empate contra el Rayo solo es un aviso. Triple. Primera lección: cualquier rival puede generar un problema si juega con la intensidad que lo hizo el conjunto madrileño. Segunda lección: el técnico tiene mucho trabajo por delante para construir un equipo campeón. Tercera lección: faltan dos laterales y un interior. El mercado de fichajes sigue abierto hasta el 31 de agosto y el Barça debe hacer todo lo posible por reforzar estas tres posiciones vitales. Marcos Alonso está al caer, Bernardo Silva progresa adecuadamente y el lateral derecho (tras descartarse la opción Azpilicueta) es la gran incógnita que hay que resolver en los próximos quince días.
La ilusión sigue intacta. Faltaría más. El gran esfuerzo económico realizado por Laporta (activando hasta cuatro palancas financieras) para reforzar la plantilla debe tener su recompensa. La euforia desatada en la pretemporada no debe frenarse por el tropiezo inicial. Fue un jarro de agua fría, sí. Pero no significa que se deba variar el rumbo del proyecto. Guardiola no lo hizo en el 2008 y acabó construyendo el mejor Barça de la historia. Xavi debe tener el mismo apoyo que consiguió Pep para poder asumir el reto de crear un equipo campeón.