El empresario maño José Ángel Zalba ha fallecido el 10 de agosto víctima de un derrame con 81 años de edad, tras una caída fortuita en su domicilio familiar. Su dilatada carrera como presidente del mítico Real Zaragoza de los paraguayos y su apoyo vital en la organización del Mundial de España 1982, el del Naranjito, le llevaron a ser leyenda e historia pura y verdadera del fútbol español, que defendió también desde FASFE. Se nos ha ido un referente, pero, sobre todo, una magnífica persona.
Siempre lo he dicho. Lo más duro para un periodista es ponerse a escribir en una solitaria madrugada ante un ordenador, una máquina electrónica tan fría, tan distante e inexpresiva, y más cuando acabas de recibir la noticia de que ha muerto un verdadero amigo. Es muy cruel.
Sobre todo, cuando estás a mucha distancia sin poder abrazar a nadie y si 24 horas antes estabas departiendo con él sobre uno de sus hobbies preferidos: el fútbol, deporte que amaba y que le dio notoriedad en su ya cerrada existencia terrenal. Volcar en un texto los recuerdos y sensaciones de un ser querido y apreciado, que se ha ido de nuestras vidas por un accidente tonto (una caída), creo que recompone el espíritu. Te permite secar las lágrimas sinceras volcadas y te da una tranquilidad interna necesaria antes de volver a llorar su pérdida.
Escribir sobre la figura del empresario maño José Ángel Zalba Luengo supone para mí recordar tiempos de batalla en pro de los aficionados puros de base del fútbol español. Un mercado fuera de intereses e interesados. Su muerte me lleva a revivir de nuevo esos años de difícil y dura lucha contra las cloacas del deporte rey.
Fue eso, precisamente, lo que nos llevó a consolidar nuestra amistad, que se forjó allá por mediados de los primeros años del 2000 cuando juntos creamos la Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español (FASFE), junto con Emilio Abejón y José Luis Sánchez, entre otros, unos grandes aficionados atléticos y cabezas de la plataforma Señales de Humo.
José Ángel Zalba en una de sus fotos preferidas.
Su muerte me lleva a sacar a la luz esas batallas donde estábamos inmersos quiénes por entonces osábamos a denunciar los bajos fondos del fútbol español, yo a través de la plataforma que lideraba “Bandera Blanca”, en mi equipo de toda la vida, el Albacete Balompié, y él con su Real Zaragoza, que estaba atravesando una grave crisis deportiva con la llegada al poder del constructor Agapito Iglesias.
José Ángel era una persona inteligente y generosa que, tras ser casi todo en nuestro fútbol, decidió en sus últimos años luchar por la democracia en el deporte del balompié junto a los aficionados de base desde su cargo de presidente de FASFE.
Fue gracias al comportamiento de esos directivos inexpugnables, como Zalba, lo que nos llevó a algunos periodistas a tener la valentía de denunciar públicamente el mal uso de los fondos públicos en el fútbol español, los sobres en blanco repletos de billetes para amaños de partidos y el enriquecimiento ilícito de algunos presidentes, como Jesús Gil y Gil, a la sazón jefe absoluto del Atlético de Madrid SAD junto a su familia y el productor Enrique Cerezo.
En este duro ambiente deportivo futbolero, conocí hace ya más de veinte años a José Ángel Zalba. Esa responsabilidad social me unió a él y cada día más firmes. De esta forma, paso a paso, fue forjándose entre nosotros una fiel e imperdurable amistad. Era cuestión de piel, como me gusta decir, o quizá de valores.
Yo era un joven estudiante cuando empecé a seguir sus pasos con las entrevistas que le hacia el gran José María García allá por mediados de los años setenta. Se había hecho famoso con el triunfo de su Real Zaragoza de los paraguayos o por la organización del Mundial de Fútbol en España de 1982, el del Naranjito, por el que tanto luchó. Su palabra era como la Ley. Lo que decía se cumplía.
Un legado deportivo y humano
Fue un 19 de abril de 1971 cuando comenzó a cambiar la historia del Real Zaragoza. El día que se iniciaba la legislatura presidencial de José Ángel Zalba Luengo como máximo mandatario maño. Aquella fecha llegó a la presidencia un hombre enamorado de la Tauromaquia que, con tan solo 25 años, ya ocupaba el puesto de directivo y fue antes el portavoz del equipo aragonés.
Zalba y Vicky Martín Berrocal, hija del empresario taurino José Luis M.B., gran amigo y padrino de su hijo Manuel..
Zalba contó en su día a Elcierredigital.com que los motivos que lo llevaron a la presidencia fueron el descenso del equipo maño a Segunda División, la gran relación que guardaba con el resto de los socios directivos, sus conocimientos futbolísticos y su conocimiento de cómo era una junta directiva.
Su llegada no fue fácil debido al momento en que se produjo pero, según explicó a nuestro medio. A él le ayudó mucho conocer los problemas que tenía el club, entre los que destacaba la ausencia de patrimonio. Sin embargo, a pesar de las adversidades durante su primer año como presidente, ascendieron a Primera División. Además consiguió para el club, en una operación inmobiliaria muy importante, 200.000 metros de terreno para construir la ciudad deportiva, un logro fundamental en la evolución del equipo maño que hasta entonces tenía “que pedir favores a todo el mundo para tener un sitio donde preparar a los futbolistas de la primera plantilla y de la cantera”.
José Ángel Zalba con Violeta, el gran capitán del Real Zaragoza.
El expresidente maño siempre fue muy crítico con el tema de las sociedades anónimas en los clubs de fútbol (“considero que no ha sido nada bueno para el fútbol”). Recordaba que antes de que se diese este cambio en lo deportivo “los directivos no teníamos sueldo, sino que hacíamos todo por nuestros sentimientos y porque estábamos a gusto”.
Dejaba clara esta posición cuando declaraba a nuestro medio: “Acabé mi carrera deportiva en el Zaragoza por la conversión del club en sociedad anónima, de lo que nunca estuve muy convencido que pudiese funcionar. Y al final creo que el tiempo me ha dado la razón. No hay más que repasar la historia del Zaragoza para ver que esta conversión afectó negativamente al club”.
José Ángel Zalba siempre compartió con elcierredigital.com sus mejores recuerdos como presidente: “Tengo muchísimos buenos recuerdos, entre ellos la final de la primera Copa del Rey contra el Atlético de Madrid y el subcampeonato de Liga. Pero mi mejor recuerdo es el tener la conciencia tranquila por haber hecho un buen papel y no tener haber tenido problemas económicos en la administración del equipo”. Y como aficionado destacó la etapa de los ‘Zaraguayos’, una época dorada del club maño.
Sobre los motivos de su salida del Real Zaragoza contaba que: “En el 78 yo era presidente del Comité Organizador del Mundial de 1982 y me sentía responsable de que las cosas no estaban yendo bien porque no estaba atendiendo a mi club como debiera por las obligaciones que tenía con el Mundial”. Sobre su experiencia en este cargo del Mundial 82 de España nos comentó que “fue una experiencia muy interesante, en la que dejé el Mundial estructurado, nombré todas las sedes, pero cuando se celebró yo ya no estaba en el mundo del fútbol”.
Junto al Rey Juan Carlos I durante la organización del Mundial 82 en España.
Pero todo este prestigio deportivo y futbolístico queda rebajado si consideramos la huella humana que ha dejado y nos ha transmitido. Su cercanía nos fue uniendo todavía más, ya que teníamos aficiones comunes: el balón y los festejos taurinos. En ambos, era un gran entendido y perfecto aficionado. Fueron muchas las veladas juntos en la Feria del Pilar de Zaragoza, su Feria. Y alguna que otra tarde en Las Ventas.
Se nos ha ido, para quiénes le hemos conocido, una magnífica persona, íntegra, recta y fiel en la amistad. Su vida era principalmente su familia, su hijo Manuel (por el que sentía pasión y hacia el fueron sus ultimas palabras en vida), su querida esposa Celia Elicechea, o sus grandes amigos, como su paisana Conchita Pérez, la conocida polígrafa de Sálvame. Ahora todos ellos, al igual que los que le apreciábamos, lloramos su ausencia.
Cuando me enteré por la mañana que acababa de morir, yo encerrado en una habitación de una bella isla atlántica escribiendo mi próximo libro sobre otra gran luchadora como la locutora Encarna Sánchez, pensé: “José Ángel no te vayas…que todavía tenemos que ir a La Romareda este año a ver a tu Zaragoza que va a jugar otra vez con el Alba…”. Pero ya no será así. Ni este año ni en los próximos. Tu muerte nos lo impide. Pero te aseguro que tenemos aún un partido pendiente, porque tu recuerdo perdurará siempre imborrable.
Solo darte las gracias por todo lo que has hecho en vida para agrandarnos como seres humanos, con tus valores sólidos, tu entereza personal y, sobre todo, por hacernos entender y respetar al prójimo. Descansa en paz, Amigo.