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El juez asistió en directo a la final de 1.500 metros, la de baloncesto y la de fútbol, y asegura haber vivido esos días “momentos insuperables”
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Semanas antes de la inauguración de los Juegos, su juzgado detuvo a la cúpula de ETA y a 45 miembros de Terra Lliure que pensaban atentar en las Olimpiadas
En la memoria de Baltasar Garzón, los recuerdos de Barcelona’92 ocupan dos lugares muy distintos dependiendo de si en ese momento vestía la toga de juez o iba de ciudadano de a pie. Como magistrado titular del Juzgado Central número 5 de la Audiencia Nacional, le tocó implicarse a fondo en una de las facetas más ingratas de una celebración de este tipo, la de la seguridad, que solo es exitosa cuando no da noticias. En este caso sí las hubo, pero positivas, y ocurrieron antes del inicio de los Juegos.
El 30 de marzo de 1992, las investigaciones llevadas a cabo en el juzgado de Garzón permitieron detener a la cúpula de ETA en la localidad francesa de Bidart. La banda armada tenía previsto aprovechar las Olimpiadas para darse a conocer en todo el mundo, pero aquella operación frustró sus planes.
En julio, a escasos días del inicio de las competiciones, la Policía detuvo, por orden del magistrado, a 45 personas vinculadas al grupo terrorista Terra Lliure. “Iban a colocar artefactos explosivos durante la celebración de los Juegos. Fueron años muy duros, de mucho trabajo”, recuerda el juez.
Deportistas protagonistas
Pero todo eso fue antes de que Antonio Rebollo encendiera el pebetero con su flecha en llamas y los deportistas se convirtieran en los únicos protagonistas de las Olimpiadas. “Estaba en Galicia pasando las vacaciones con familiares y amigos y me desplacé desde allí hasta Catalunya para ver los Juegos en directo. Estar en Barcelona esos días fue como un regalo, recuerdo momentos insuperables”, dice en alusión a varias pruebas que pudo presenciar desde las gradas.
“Me emocioné con todos los triunfos españoles, pero aquel gol de Kiko Narváez en el último minuto fue inenarrable. Además, para un culé como yo, que aquello ocurriera en el Camp Nou tuvo un aliciente añadido”
En su memoria quedará para siempre grabada la emoción que sintió en el Estadi Olímpic el día de la final de 1.500 metros lisos, con Fermín Cacho alzando los brazos y colgándose el oro, y la prueba de 400 metros lisos, con los atletas de Estados Unidos “volando” sobre la pista.
Ver actuar al mejor equipo de baloncesto de todos los tiempos es algo que deja huella. No en vano, Garzón sigue enumerando hoy aquella alineación como si fueran artículos del Código Penal: “Michael Jordan, Larry Bird, Charles Barkley, Magic Johnson… Resultó magnífico ver al ‘dream team’ jugando la final contra Croacia”, recuerda.
Final de fútbol
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Pero si hay un lance de los Juegos que guarda con especial cariño es la final de fútbol entre España y Polonia. “Me emocioné con todos los triunfos españoles, pero aquel gol de Kiko Narváez en el último minuto fue inenarrable. Además, para un culé como yo, que aquello ocurriera en el Camp Nou tuvo un aliciente añadido”, rememora.
Garzón no tiene duda de haber visto esos días con sus ojos “los Juegos Olímpicos mejor organizados de la historia reciente”. De aquel éxito, dice, se benefició Barcelona gracias al “vuelco que experimentó como ciudad”. Pero, en su opinión, el eco positivo se extendió a todo el estado. “España, con Cataluña de la mano, ofreció una imagen de país moderno capaz de crear unas Olimpiadas difíciles de superar”, concluye.