Un mes después de llegar a la presidencia, Joe Biden expresó claramente su aversión a nombrar siquiera al hombre al que él sacó de la Casa Blanca, declarando: “Estoy hastiado de hablar sobre Trump”. En una asamblea ciudadana con la CNN, declaró: “En los próximos cuatro años, quiero asegurarme de que la noticia es el pueblo estadounidense”.
Ahora, sin embargo, Biden está nombrando y hablando del otrora “tipo que estaba antes”, tanto en declaraciones preparadas como en redes sociales, elevando a Trump en una manera en que ni él ni sus colaboradores en la Casa Blanca lo hicieron en los primeros 18 meses de su mandato.
Hablando en teleconferencia esta semana con un grupo de funcionarios de raza negra que trabajan en la ley y el orden, Biden acusó al expresidente de alimentar “un infierno medieval” para los policías que confrontaron a los atacantes del Capitolio el 6 de enero de 2021. “Donald Trump careció del valor para actuar”, añadió.
El hilo de Biden en Twitter repitió esas palabras: una imagen discordante para una Casa Blanca que había tratado de evitar cualquier referencia al expresidente y, especialmente, su nombre.
Y, cuando Biden emergió del aislamiento tras una infección con COVID-19, apuntó al hecho de que él pudo continuar trabajando desde la residencia en la Casa Blanca mientras que Trump fue llevado por aire a un hospital para tratamiento tras su diagnóstico, en momentos en los que no había vacunas disponibles y cuando el entonces presidente tuvo una actitud displicente hacia las medidas de mitigación.
Para algunos demócratas, la disposición de Biden a hablar directamente sobre Trump llevaba mucho tiempo pendiente.
“Es como Lord Voldemort, ¿verdad? Tienes que decir su nombre y mostrar que no le temes”, aseguró el representante demócrata Jamaal Bowman. “Es bueno ver que el presidente está hablando de Donald Trump por su nombre, como todos debemos hacerlo”.
La postura crecientemente combativa de Biden se produce en momentos en que surge una serie de revelaciones sobre Trump y su conducta durante el asalto al Capitolio y en medio de conjeturas de que el republicano lanzará una nueva candidatura por la presidencia a finales de este año.
Pese a los bajos índices de aprobación de Biden, incluso entre miembros de su propio partido, él sigue consolidando el respaldo de la mayoría de los votantes demócratas cuando es presentado como la opción del partido contra una hipotética campaña de Trump en 2024.
El primer esfuerzo de Biden para centrar la mira en Trump se produjo el 6 de enero de 2022, cuando pronunció un discurso en el primer aniversario del ataque al Capitolio. Biden condenó a su predecesor por poner “una daga en la garganta de la democracia” al diseminar mentiras reiteradamente refutadas de que Trump no perdió en las elecciones de 2020.
Pero incluso entonces, Biden se negó a mencionar a Trump por su nombre, generando preguntas sobre por qué.
“No quiero convertir esto en una batalla política contemporánea entre yo y el presidente”, explicó Biden tras sus declaraciones en el Capitolio. “Es mucho más que eso”.
Otros demócratas dicen que Biden, que hizo campaña con la promesa de unificar un país dividido por partidismo, hizo bien en desviar la atención hacia Trump en un momento en el que los demócratas habían recuperado el control de Washington por primera vez en un decenio y se aprestaban a lanzar una agenda ambiciosa y salir de los caóticos años de la era de Trump.
El senador demócrata Chris Murphy dijo que él también batalló con la decisión de cuánto foco debía estar en el expresidente.
“Pienso que muchos de nosotros simplemente esperábamos que él desapareciera y si dejábamos de hablar sobre él, todo el mundo dejaría de hacerlo también”, afirmó. “Pero no resultó así. Él va a presentarse a la elección y sigue controlando el Partido Republicano y no pienso que podamos ignorarlo más”.
Esta semana, Biden no dejó dudas de que estaba preparado —quizás deseoso— de cuestionar directamente a Trump como no lo había hecho antes.
En declaraciones grabadas a la conferencia anual de la organización de funcionarios negros de la ley y el orden, Biden hizo referencias reiteradas al expresidente “derrotado” que no hizo nada mientras los policías lucharon durante horas para proteger el Capitolio mientras los legisladores se reunían para certificar la victoria electoral de Biden.
“Los policías fueron los héroes ese día. Donald Trump careció del valor para actuar”, dijo Biden. “Los valientes hombres y mujeres en uniforme azul en todo este país no deben olvidar eso jamás”.
La cuenta de Biden en Twitter amplificó esas palabras y promovió sus repetidas referencias a Trump. Un día después, un tuit recalcó que el “expresidente” se opone a limitar “las armas estilo militar” que Biden insiste en que deben ser prohibidas.
El miércoles, cuando Biden abandonó su aislamiento e hizo declaraciones de celebración en la Rosaleda de la Casa Blanca le dieron otra oportunidad para invocar a Trump y sus diferencias sobre otro asunto.
“Cuando mi predecesor contrajo COVID, tuvo que ser llevado en helicóptero al Walter Reed Medical Center. Se enfermó severamente. Por suerte, se recuperó”, recordó Biden. “Cuando yo contraje COVID, trabajé en la Casa Blanca”. Biden enfatizó que las vacunas, las pruebas caseras y los tratamientos antivirales que recibió estaban ampliamente disponibles para la gente.
La Casa Blanca considera que esos dos temas —ley y orden y manejo de la pandemia— están entre las áreas en las que Biden puede presentar su mayor contraste con el gobierno previo. El propio Biden no ha ocultado que está deseoso de volver a enfrentarse con Trump en unas elecciones, diciéndole a una televisora israelí recientemente que él “no estaría decepcionado” sobre esa posibilidad.
En lo que se refiere al expresidente, los tuits y comentarios de Biden no han aflorado en conversaciones recientes entre los asesores de Trump, de acuerdo con dos personas familiarizadas con las conversaciones y que hablaron a condición de preservar el anonimato.
“Joe Biden y los demócratas están destruyendo Estados Unidos, como lo pronosticó el presidente Trump”, afirmó el portavoz de Trump Taylor Budowich. “Desde una recesión en el país hasta guerras en el exterior, no hay nada que Joe Biden pueda decir que distraiga del sufrimiento que le ha causado al pueblo estadounidense. Sus pasantes deberían dejar de escribir tuits tontos y comenzar a redactar su carta de renuncia”.
La postura nueva y más beligerante de Biden es otra forma en la que la Casa Blanca ha tratado de marcar un contraste claro con los republicanos antes de las elecciones legislativas de noviembre, en momentos en que los demócratas son vapuleados por los tradicionales vientos en contra que tradicionalmente enfrenta el partido en el poder y con el descontento de los votantes por la inflación y la dirección general del país.
Los republicanos están escépticos de que esa estrategia vaya a funcionar, incluso con Trump ponderando anunciar su candidatura antes de los comicios. Temen que esa candidatura distraiga de los esfuerzos republicanos para hacer de las elecciones un referéndum sobre la conducción demócrata de Washington.
“Lo entiendo. Si yo fuera responsable por una inflación de 9,1% y una economía tambaleante y un desastre en la frontera sur, yo probablemente trataría de cambiar de tema”, declaró el senador republicano John Thune, número dos del partido en el Senado.
Su colega demócrata Brian Schatz dijo que la calmada personalidad pública de Biden y sus tendencias cuidadosas fueron lo que lo hicieron atractivo para una amplia sección de votantes.
“Sin embargo, creo que él está llegando a la misma conclusión que la mayoría del país: que el expresidente intentó un golpe de Estado”, aseguró Schatz. “Aunque el presidente Biden trata de evitar la retórica incendiaria, pienso que él se ha dado cuenta de que no hay otra manera de decirlo”.
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La periodista de The Associated Press Jill Colvin en Nueva York contribuyó a este reportaje.