La Federación Mexicana de Fútbol, que vive una grave crisis de reputación y resultados, ha intentado resolver un delicado tema: una denuncia que ponía en duda la ética de la entrenadora de la selección femenina sub 20. Diversos medios apuntaban a que se trataba de un caso de acoso sexual. Ocho días después de la acusación, los dirigentes han determinado que la estratega Maribel Domínguez y parte de su cuerpo técnico deben ser despedidos a una semana del inicio del Mundial.
Los motivos del despido, fiel al estilo de cualquier dependencia de justicia en México, fueron confusos. En la selección femenina hubo “falta de liderazgo y conductas inapropiadas que se contraponen a los valores de trabajo en equipo, por parte de integrantes del cuerpo técnico, compartiendo información y decisiones indebidamente y privilegiando a un grupo de jugadoras”, según apunta el comunicado oficial. Domínguez, histórica exjugadora, fue removida del cargo sin que la nombraran. Tampoco fueron señalados quienes incurrieron en estas acciones. Ana Galindo será la encargada de intentar darle calma a las futbolistas y de dirigirlas rumbo al Mundial. Las jugadoras han vivido con zozobra todo este proceso.
La Federación entrevistó a más de 20 personas involucradas en este caso, incluidas las partes que presentaron la denuncia, y, de acuerdo con la institución, no ocurrió nada. Ninguno de los dirigentes del fútbol mexicano, con Yon de Luisa a la cabeza, ha podido informar sobre si hay o no un protocolo en caso de abusos sexuales, como sí lo hay en la selección de Chile y España. El diario Reforma informó hace unos días que sobre Maribel Domínguez pesan acusaciones de jugadoras juveniles sobre sus actitudes durante las concentraciones, como el de pedirle explícitamente a las futbolistas besos. El mismo periódico señaló que la psicóloga Parma Aragón pedía a las deportistas que no denunciaran. La Federación aseguró que Aragón no ha sido parte de la selección femenina recientemente.
Un día antes de su despido, Maribel Domínguez publicó una declaración escrita en la que decía respetar la investigación en su contra y que iba a aceptar cualquier tipo de resolución. “Lo que no voy a permitir, bajo ninguna circunstancia, es el daño moral hacia mi persona y mi familia que han ocasionado por presuntos señalamientos que impactan mis valores, integridad, honestidad y transparencia”, escribió la exjugadora del Barcelona.
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