Desde 2020, año en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó la pandemia de COVID-19 en el mundo, distintos factores de riesgo y enfermedades crónicas comenzaron a ser señaladas “de riesgo” por especialistas con la finalidad de alertar a la población que pudiera ser vulnerable a complicaciones a causa del virus, uno de estos aspectos es la obesidad.
El Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos señaló desde mayo de 2020 que la obesidad es un factor de riesgo para enfermar de forma grave por COVID. Al tener obesidad aumenta el riesgo de hospitalización e ingreso a las unidades de cuidados intensivos en distintas países, así como el requerimiento de camas con ventilador.
A muchos países en el mundo les tocó afrontar la pandemia de COVID con altos índices de obesidad, como fue el caso de México, con una tasa del 75 por ciento de la población adulta con sobrepeso, esto de acuerdo con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
A más de dos años y cuatro meses de que la OMS declaró al COVID como pandemia nos preguntamos: ¿Cómo ha vivido la gente con obesidad este tiempo? Un estudio publicado en The Lancet explica la mirada de las personas que enfrentaron en confinamiento padeciendo obesidad, y explica temas que van desde la estigmatización por su condición física hasta el discurso de las autoridades de salud con el que se les ha hecho sentir “castigadas y segregadas”.
El encierro por COVID para las personas con obesidad, ¿Cómo ha sido?
Las teorías generadas desde que comenzaron a hacerse lo estudios sobre el COVID en las personas con obesidad señalan a “los efectos metabólicos de la obesidad sobre la función respiratoria, la disfunción metabólica, la respuesta inflamatoria mejorada y la respuesta alterada a la infección como posibles mecanismos (de riesgo)”.
Por esta razón, el estudio arrojó que las personas con obesidad se sintieron estigmatizadas al ser consideradas “de riesgo” por medios de comunicación y personas que no tenían riesgo. Además, el encierro llegó a propiciar afectaciones en su alimentación y también en su salud.
La estigmatización de peso apareció en “medios de comunicación, entornos de atención médica, relaciones interpersonales y campañas públicas durante la pandemia de COVID-19″. Por si fuera poco, las personas con obesidad notaron que “otras personas cambiaron su comportamiento hacia ellos durante la pandemia”.
Como resultado de una serie de entrevistas, las personas con obesidad identificaron dos problemas importantes: El impacto del COVID en su vida y bienestar y la experiencia de ser categorizado como “en riesgo” por distintos sectores de la población.
Miedo, estigmatización y exclusión por obesidad…
- Miedo: Luego de que algunos gobiernos catalogaran a las personas con obesidad como grupos de riesgo, las personas con obesidad lo tomaron en un principio como “una llamada de atención”. Los entrevistados aseguran que tuvieron miedo ante la posibilidad de padecer complicaciones ante un posible contagio de COVID.
- Segregación: El tema de la segregación era importante, debido a que algunos entrevistados se sintieron excluidos y señalados como si fuera una especie de “castigo” por tener sobrepeso.
“Es aislamiento sistémico… Hay una especie de escenario de ‘ellos y nosotros’ con la segregación… (te mantienen) aislado de la participación en la sociedad de manera sutil”, expresó una entrevistada.
- Estigmatización: Algunos entrevistados acusaron que durante los primeros dos años de la pandemia hubo , debido al ejercicio realizado ante más horas libres disponibles. as personas con obesidad, responsabilizándolas de haber saturado hospitales a causa de COVID.
“Al comienzo de COVID, cuando la gente hablaba de la obesidad y ya sabes, sonaba como si todas las personas obesas estuvieran bloqueando las camas en el hospital y básicamente deberían ser erradicadas, ¿Sabes? Fue simplemente horrible”, expresó un testimonio en el estudio.
“La conversación fue: oh, ya sabes, ‘estas son todas personas con sobrepeso y por eso son de alto riesgo’”, dijo una entrevistada llamada Ada, quien también recordó que un comediante en la televisión le pedía a una persona con sobrepeso que no se le acercara porque “era de riesgo”.
Por otro lado, los cierres de establecimientos por COVID fueron negativos para algunas personas con obesidad, ya que no tenían alimentos saludables a su alcance, y sí tenían a la mano menús de comida rápida. Además, la posibilidad de salir a hacer ejercicio o ir a algún gimnasio (como narran los entrevistados) era casi nula, por lo que se redujeron las actividades físicas.
Un sector más pequeño de los entrevistados dijo que tuvo la posibilidad de mejorar su condición física, debido al ejercicio realizado ante más horas libres disponibles.
Acerca del estudio
Esta investigación fue realizada en Irlanda entre febrero y noviembre de 2021. Se entrevistaron a fondo a 15 personas que acudían a clínicas de control de peso y control de diabetes en el país.