Según los últimos datos de la Encuesta de Situación Nutricional en Colombia (ENSIN) realizada en 2015, más de la mitad de la población colombiana sufre de obesidad y sobrepeso, y una de las causas es la forma en la cual las personas se alimentan.
El sobrepeso y la obesidad son problemas de salud que afectan la productividad de los trabajadores e incrementa los riesgos de padecer enfermedades como diabetes o hipertensión. La Dra. Lina Porras Santana, Directora de Salud en 1DOC3, responde algunas interrogantes sobre los mitos y verdades de la nutrición en las empresas.
¿Es la alimentación un factor determinante en la alta o baja productividad laboral?
La alimentación saludable y la productividad laboral están directamente relacionados. Un estudio publicado por la Oficina Internacional del Trabajo (OTI, Food at Work: Workplace solutions for malnutrition, obesity and chronic diseases) estima que las personas que padecen obesidad pueden disminuir su rendimiento laboral hasta en 50%, y se considera que tienen 2 a 3 veces más probabilidad de ausentarse en el trabajo por complicaciones de salud y la mala alimentación en el trabajo causa pérdidas de hasta 20% en la productividad, ya sea debido a problemas como la desnutrición u obesidad.
Por lo anterior, es necesario adaptar la alimentación a la actividad laboral, con el fin de mejorar el rendimiento y reducir la fatiga. El tipo de alimentación que consume una persona en el trabajo tiene repercusiones nutricionales y de salud, por lo que es importante aprender a realizar una adecuada selección de los alimentos.
El problema principal, es que hoy en día la alimentación suele tener un protagonismo secundario, algunas personas optan por alimentos que no son nutritivos, es decir, comida rápida que no les tome mucho tiempo como procesados y ultraprocesados en máquinas expendedoras, y lamentablemente este tipo de comida suele estar cargada de grasas saturadas, carbohidratos simples y exceso de sodio, pero tiene como ventaja el hecho de ser más económica; mientras que otro tipo de alimentación más completa y balanceada requiere de una preparación culinaria donde están presentes las proteínas, carbohidratos, fibras y en menor cantidad las grasas, pero requiere más tiempo de preparación para su consumo.
Por otra parte, están quienes directamente omiten el momento de la comida, especialmente el desayuno o el almuerzo, generando hipoglucemias; esto es una disminución de la concentración de azúcar en la sangre, lo que reduce el período de atención y ralentiza la velocidad con la que se procesa información. Se debe dar a conocer la importancia de comenzar el día con un desayuno adecuado, puesto que estimula la capacidad de concentración, el rendimiento intelectual, físico y laboral, mejora las habilidades para resolver problemas, el desempeño mental, la memoria e incluso el estado de ánimo; ayudando a afrontar mejor los quehaceres durante el día.
¿Deberían las empresas preocuparse por la alimentación de sus empleados?
La alimentación tiene impacto directo en la calidad de vida de los trabajadores y en su rendimiento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una dieta saludable ayuda a protegernos de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.
En todo el mundo, las dietas insalubres y la falta de actividad física están entre los principales factores de riesgo para la salud. Una mala alimentación en el trabajo puede provocar que las personas no puedan enfrentar adecuadamente su jornada. Por ejemplo, si no completan sus requerimientos energéticos diarios, también se puede tener un factor de poca concentración en lo que realiza, decaimiento y descontento.
Por ende, es de gran importancia que las empresas orienten a sus trabajadores a través de la promoción de la salud, en temas de nutrición y alimentación, con el fin de que se promueva una mejor calidad de vida, donde se prevengan enfermedades y se creen hábitos saludables que les permita ser más efectivos en sus quehaceres y conscientes del autocuidado; involucrando directamente y de manera positiva a las empresas en la construcción de un personal que se preocupa por su alimentación, es más sano, productivo y genera menos incapacidades y costos.
¿Cuáles son esos alimentos que deberían incluir en sus dietas las personas que desean aumentar su productividad y concentración laboral?
De acuerdo con el tipo de trabajo las recomendaciones y acciones a desarrollar son distintas. La dieta debe contener cantidad suficiente de calorías como para compensar el gasto de energía que conlleva la actividad. En trabajos más sedentarios, el gasto energético será relativamente más bajo que en trabajos que requieren de esfuerzo físico.
En general, es imprescindible la inclusión de frutas y verduras a diario, ya que aportan vitaminas, minerales y fibra necesarios para un buen estado nutricional y de salud. Sin olvidar la carne, las legumbres y pescados, que ayudan a mejorar nuestro sistema inmunológico; y los frutos secos como nueces, almendras y avellanas que son ricos en omega 3, lo que contribuye a mantenerse activo durante el día. A continuación, algunos tips que puedes incluir para aumentar la productividad y concentración laboral: Establecer horarios de comidas; cuidar los niveles de glucosa; mantener snacks saludables; incluir ácidos grasos omega 3 en la dieta semanal; y beber agua.
¿Qué alimentos debería eliminar una empresa y que son comunes en su menú para ofrecerle a sus empleados una mejor nutrición? Porras recomienda tomar nota de lo siguiente:
Alimentos procesados y ultra procesados:
- La mejor opción es siempre optar por alimentos naturales, evitar los alimentos procesados y ultra procesados, como aquellos productos alterados por la adición o introducción de sustancias (sal, azúcar, aceite, preservantes y/o aditivos) que cambian la naturaleza de los alimentos originales, con el fin de prolongar su duración, hacerlos más agradables o atractivos.
- Ejemplos: verduras o leguminosas enlatadas o embotelladas y conservadas en salmuera, frutas en almíbar, pescado conservado en aceite, y algunos tipos de carne y pescado procesados, como jamón, tocino, pescado ahumado; queso, al que se le añade sal.
- Los productos procesados generalmente conservan la identidad básica y la mayoría de los componentes del alimento original, pero los métodos de procesamiento usados hacen que sean desbalanceados nutricionalmente, debido a la adición de aceite, azúcar o sal.
Grasas saturadas:
- Evitar cocinar con grasas saturadas como mantequilla, manteca, aceite de palma. Escoger aceites vegetales saludables como oliva, canola, soja, maíz, girasol, maní (cacahuate). Este tipo de grasas son “cardiosaludables”, pues producen un aumento del colesterol “bueno”.
Alto consumo de sal:
- Cuando se prepare y cocine los alimentos, limitar el consumo de sal y los condimentos altos en sodio (salsa de soya y de pescado). La recomendación de consumo de sal para una persona sana son 5 g, aproximadamente una cucharadita de té.
Evitar snacks altos en azúcar
- Snacks dulces como galletas, chocolate y pastelitos altos en azúcar. Preferir el consumo de frutas frescas en pieza y oleaginosas (nueces, almendras, pistaches).
Utilizar técnicas culinarias saludables.
- Las más aconsejables son cocción al agua (vapor, hervido, escalfado), al horno, en papillote y a la plancha. Moderar las frituras, los estofados, los rebozados, los rehogados y los empanizados por el gran contenido de grasa que conlleva su preparación.
Bebidas como la soda/refrescos y jugos industrializados.
- La principal razón de evitar el consumo de refrescos y jugos industrializados es por la cantidad de azúcares añadidos que contienen, calorías vacías (no hay nutrientes) que pueden afectar en los niveles de azúcar en sangre., además las personas que suelen hidratarse con sodas/refrescos o jugos industrializados, aumentan la prevalencia de la aparición de enfermedades crónico-metabólicas como Diabetes Mellitus.
- La recomendación puede ser consumo de agua en forma de té, infusiones o agua simple potable. Para un adulto sano son de 1.5 a 2 litros de agua, lo que equivale de 6 a 8 vasos de agua durante todo el día.
Porras concluyó: Una alimentación saludable en el trabajo tiene una serie de beneficios que pueden repercutir positivamente en los trabajadores. El beneficio, además, repercutirá tanto en su salud como en su desempeño en el trabajo. Llevar una alimentación equilibrada hace que aumente nuestra vitalidad y mejora nuestra atención.