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Los milenials o la generación que ahora está atravesado los 30 se está caracterizando por ser una con diferentes problemas de salud no asociados a su edad: colon irritable, dolor articular, presión arterial alta, obesidad, diabetes, entre otras patologías de salud, que han planteado interrogantes al respecto de las posibles causas. Y por eso desde Chévere Pensar en Voz Alta queremos invitarles a pensar sobre este tema desde diferentes aristas.
Alimentación
Si somos lo que comemos y comemos lo que compramos ¿es la comida la culpable del “envejecimiento prematuro” de las nuevas generaciones?
De acuerdo con el Residente de medicina Juan Felipe, toda enfermedad tiene un componente genético y otro de exposición, que son las cosas o los factores a los que hemos estado expuestos a lo largo de nuestra vida. Y al ser un producto directo de nuestras anteriores generaciones no deberíamos tener muchas variaciones genéticas. Sin embargo, la epigenética, la rama de la medicina encargada de estudiar los genes y su activación, ha demostrado que, por ejemplo, periodos como la Segunda Guerra Mundial propiciaron la activación de ciertos genes en la población expuesta al hambre y al estrés de la guerra que desencadenaron el aumento de enfermedades como la diabetes.
Atendiendo entonces a los factores de exposición nuestras generaciones no han estado expuestas a los mismos componentes que las de nuestros padres o abuelos. Es usual escuchar en las conversaciones cotidianas que la comida ya no es igual y que eso influye de forma directa en nuestra salud y longevidad. Los cultivos transgénicos, la presencia de partículas de plástico, mercurio entre otros contaminantes afectan y vulneran nuestro sistema inmune. Y a estas alturas también es importante entender que nuestros cuerpos han tenido y seguirán teniendo modificaciones inmunológicas a raíz de la pandemia del Covid 19.
Por ello, es importante identificar que en nuestra forma de alimentarnos intervienen factores sociales, psicológicos y la propia regulación del cuerpo. Los aspectos sociales empiezan en el momento en que elegimos nuestros alimentos y están mediados por las costumbres culturales. Nada mejor que una papita con hogao, una changua, una bandejita paisa, una arepa de huevo. Y ni qué decir de un sancochito bien jalao. Y aunque nuestra idiosincrasia no sería la misma sin estas deliciosas preparaciones, todas cuentan con una cantidad de excesos nutricionales que de ser ingeridos todos los días y sumados a una vida sedentaria nos hacen vulnerables de padecer enfermedades crónicas asociadas a factores dietéticos.
La psicología
Para el Psicólogo Andrés Gamba, la relación psicológica con la alimentación está mediada por varios factores, entre ellos el excesivo culto al cuerpo que nuestra generación ha evidenciado. Estamos hablando todo el tiempo de cómo estar sanos, de cómo tener el cuerpo ideal, de cómo estar fitness y esto nos ha llevado a consumir un exceso de información al respecto que nos deja más vacíos que conocimientos certeros.
Por otro lado, Gamba indicó que, según varios estudios sociológicos consultados en su quehacer, nuestra generación se caracteriza por ser altamente hedonista, pues huimos del dolor, no queremos sentirnos enfermos y mucho menos buscar las causas de las enfermedades, por eso el autodiagnóstico y la automedicación son el pan de cada día.
Todos hemos participado en conversaciones con nuestros amigos donde alguien empieza a describir síntomas y varios nos sentimos identificados con su diagnóstico. Según Michel Foucault, esto se debe a que somos una sociedad educada para vivir enferma, nos han vendido el mito de la enfermedad tan bien que ya no necesitamos estar enfermos para medicarnos, o mejor, automedicarnos, lo hacemos también por “prevención”.
“Ya no hay que ir donde un profesional para darse una categoría médica o psicológica, porque uno mismo se automedica. Y esto es porque somos muy obedientes y nos han enseñado que ya no podemos sufrir, que todo lo que es malestar toca acallarlo rápidamente sometiéndonos a unos estándares de salud que están por fuera de nuestro contexto”, agregó Gamba.
Posterior a la pandemia es inevitable pensar en cualquier tema sin revisar sus implicaciones mentales, y es que si bien este tiempo contribuyó para hablar con mayor tranquilidad y de estos temas, el exceso de información también generó la construcción de mitos y enfermedades inexistentes. “A mí me llama la atención que muchos de mis pacientes llegan a consulta con enfermedades mentales auto diagnosticadas, como depresión, ansiedad y lo que te encuentras es que no lo tienen, o sea, lo que tienen son tristezas profundas, pero no depresión, lo que tienen son miedos a ciertas situaciones, pero no ansiedad y a eso súmale que tenemos una cantidad de medios de información donde las personas puede recibir información de todo tipo y crear cosas que muchas veces no padece”, indicó Gamba.
Hasta acá parece que todo va de mal en peor, pero no se preocupen estas afecciones y patologías de “mayores” se pueden tratar y la solución está al alcance de nuestras manos, o por lo menos así lo considera el Psicólogo Andrés Gamba. Él asegura que todo esto se debe a una inestabilidad biológica, pues no conocemos nuestro cuerpo, sabemos trabajar y competir, pero no sabemos cuidarnos. Por ejemplo: ¿sabían que el cerebro es el tercer órgano que más se deshidrata? Pues adquirir el hábito de tomar agua cada 30 minutos nos puede ayudar a tener una corteza cerebral hidratada y dispuesta para nuestras actividades.
Para Gamba las tres claves necesarias para reestablecer el equilibrio biológico son: dormir bien, comer bien y hacer actividad física regular, recomendaciones que, aunque parecen muy obvias, son dejadas de lado por muchos, siendo muy importantes para disminuir el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
Poder llevar una dieta equilibrada es beneficioso no solo a corto, sino también a largo. El dormir bien, en espacios agradables, silenciosos y oscuros asegura una buena producción de melatonina, la hormona del sueño, y esto a su vez repercute en una efectiva reparación celular de nuestro cuerpo. Y estimular nuestras articulaciones a través de la actividad física regular fortalece nuestro sistema inmune, regula nuestra presión arterial y nos ayuda a mantenernos saludables.
Sin duda, crear hábitos no es sencillo y menos en tiempos donde las pantallas nos ocupan todo el tiempo, pero podemos empezar con micro acciones que vayan adecuando a nuestros cuerpos y a nuestras mentes para el cambio progresivo.
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