Hay miles de ingredientes que se utilizan para manufacturar alimentos. Los nuevos requisitos de la Administración de Drogas y Alimentos de los EE.UU. (FDA) han ayudado a clarificar las etiquetas de los alimentos. Hace apenas tres años, las nuevas normas exigían que los envases de alimentos y bebidas con “información nutricional” indicaran la presencia de los llamados “azúcares añadidos”.
No obstante, hay que tener en cuenta un sinfín de conservantes y aditivos. Y más allá de las etiquetas de los alimentos, existen los llamados “químicos eternos” que se encuentran en los envases de los alimentos, en algunas prendas de vestir y en otros productos.
En un nuevo programa de Instagram Live en inglés, titulado Reading the Labels, los expertos aclaran el tema de los ingredientes y productos químicos par tener en cuenta.
“Todos hemos ido a la tienda con una lista de artículos que necesitamos, y todos hemos recorrido los pasillos para procesar cada uno de los artículos de nuestra lista”, dijo Kelly Saks, creadora de contenido y empresaria digital, que presentó el Instagram LIVE. “Y asumimos que porque está en el estante de la tienda es algo seguro. Pero ¿alguna vez se detiene a leer las etiquetas? Yo sé que lo hago. Leer las etiquetas puede decirnos exactamente lo que estamos poniendo en nuestro cuerpo, y puede ayudar y reducir nuestra exposición a los ingredientes tóxicos”.
El panel de expertos para la charla: John P. Díaz, M.D., Jefe de Oncología Ginecológica de Miami Cancer Institute, que forma parte de Baptist Health, Lucette Talamas, dietista registrada del Departamento de Salud Comunitaria de Baptist Health South Florida; y Jeannette Kaplun, CEO y fundadora de Hispana Global.
“Estar conscientes de los productos nocivos que se utilizan en nuestra vida cotidiana es realmente importante”, dijo Saks en una pregunta para Kaplun. “¿Cuáles son algunos de esos productos que intenta evitar a todo costo?”
“Bueno, la lista es realmente larga y, al igual que usted, estoy constantemente leyendo las etiquetas”, respondió Kaplun. “Por ejemplo, siempre evito los parabenos, que son ciertos tipos de (productos químicos) utilizados como conservantes, que hace tiempo se utilizaban para ablandar ciertos plásticos. Está el BPA o bisfenol A, que a veces puede recubrir algunas de las verduras y sopas enlatadas que consumimos. Y los productos químicos eternos, que ya han aparecido en las noticias. Pero, sinceramente, evito todos ellos y las grasas trans. Así que la lista es larga”.
Los PFAS, más conocidos como “químicos eternos” representan una clase de miles de sustancias químicas artificiales que existen desde la década del 1940. Y como sugiere el apodo, están presentes por mucho tiempo porque no se descomponen, y eso puede provocar una contaminación generalizada. Los PFAS se utilizan para fabricar revestimientos y productos de fluoropolímero que resisten el calor, el aceite, las manchas, la grasa y el agua. Estos revestimientos pueden estar presentes en una serie de productos, como ropa, muebles, adhesivos, envases de alimentos, superficies de cocina antiadherentes resistentes al calor y el aislamiento de los cables eléctricos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC).
También existen desde hace años ciertas sustancias químicas u otros agentes cancerígenos, pero muchos se han retirado del mercado o se están evitando a medida que se demuestran y se hacen públicos sus ingredientes nocivos. Además, hay muchos factores de riesgo relacionados con el cáncer, explica el Dr. Díaz.
“Hay muchos factores de riesgo asociados con el cáncer: la edad, los antecedentes familiares, los virus, las bacterias, el estilo de vida, si se fuma o si se bebe alcohol en exceso, y el contacto con sustancias nocivas”, dice el Dr. Díaz. “Muchas de estas cosas contribuyen a desarrollar un cáncer, y no hay una sola cosa que lo desencadene. Pero sabemos que el contacto con sustancias químicas nocivas es probablemente una pequeña parte. Y todavía estamos aprendiendo mucho sobre estos químicos”.
“Y depende mucho del producto químico al que se esté expuesto. ¿Cuánto tiempo estuvo expuesto a él? ¿Cómo se expuso a él? ¿Lo respiró o lo tocó… y con qué frecuencia fue expuesto a él? Así, hay algunos carcinógenos que sabemos que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer, como el amianto, el arsénico, el benceno y el cloruro de vinilo. Pero, de nuevo, no es la única vez que se tocan estas cosas lo que va a hacer que usted desarrolle un cáncer”.
En cuanto a los ingredientes alimenticios que pueden ser dañinos, hoy en día hay mucha confusión sobre los aceites vegetales refinados y los aceites de semillas. Talamas explica un “miedo” que circula actualmente en las redes sociales.
“Hay preocupación por los aceites vegetales refinados y por el refinado de los aceites de semillas”, dice Talamas. “Pero, honestamente, no hay mucha ciencia que respalde el gran miedo que hay detrás de ellos. A fin de cuentas, los aceites vegetales y de semillas se clasifican como grasas insaturadas. Y su composición de ácidos grasos es en realidad muy favorable para incluirlos en la dieta para un corazón saludable y para unos niveles de colesterol saludables”.
Las grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas de los aceites vegetales pueden reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares cuando sustituyen a las grasas saturadas de los lácteos y la carne, según han confirmado los estudios clínicos.
El mayor temor con respecto a los aceites refinados se asocia a su uso en restaurantes y establecimientos de comida rápida.
“La gran preocupación con los aceites refinados es cuando se utilizan en la industria de los restaurantes”, explica Talamas. “Se utilizan a un calor muy alto y no siempre se sustituyen con frecuencia. Esto puede causar algunos subproductos dañinos en esos aceites, lo que es inquietante para los que comen en distintos restaurantes y cadenas de comida rápida”. Conozca más en: Cómo leer las etiquetas de los alimentos.