Los ojos de los colombianos están encima de la empresa más grande del país, Ecopetrol, pero no exactamente por la guerra en Ucrania y sus consecuencias en los precios del petróleo. Los ojos están sobre esta enorme empresa de hidrocarburos por un trino de Gustavo Petro con una advertencia: “No nos reten”.
El presidente electo escribió ese mensaje el martes compartiendo al mismo tiempo un artículo en el que se cuenta que la junta directiva de Ecopetrol estaba intentando “proteger a los accionistas” ante la llegada de Petro el 7 de agosto. Una de las movidas con ese fin, dice el artículo, es que la asamblea de accionistas aprobó una reforma a sus estatutos, a finales de marzo, para que la junta directiva actual no sea solo de dos años sino de cuatro. Es decir, mantener la junta directiva durante todo el cuatrienio de Petro.
Pero esos accionistas, sin embargo, son en su mayoría el mismo gobierno. Ecopetrol es una empresa donde su mayor accionista es el Estado (con 88,49%) así que, para Petro, el cambio en la junta equivaldría a decir que el gobierno actual está protegiéndose del próximo gobierno (siete de los miembros de la junta los nombra el gobierno, y 2 los accionistas minoritarios). O en palabras más simples, que Iván Duque está protegiendo su legado en Ecopetrol de lo que pueda llegar a hacer Gustavo Petro. De ahí la protesta del presidente electo.
“El voto popular es mandato”, escribió Petro, elegido el 19 de junio con una bandera ambientalista que promete cesar contratos de exploración petrolera en los próximos años. “Quiero producir un consenso, pero no doblegar el voto popular que quiere energías limpias. El propietario público elige libremente sus miembros en las empresas que lo representen. Es la representación del pueblo”.
Cualquier debate sobre Ecopetrol es sensible en Colombia porque esta no solo es la empresa más grande del país sino que ha sido una gallina de los huevos de oro en épocas de bonanza: representa un 40% de lo que el país exporta al mundo, aumentando la chequera del gobierno considerablemente. Pero ese porcentaje también hace que el presupuesto de Colombia sea más vulnerable cuando los precios del petróleo se van al piso, además del costo ambiental que tiene para el país seguir explotando.
“Tenemos que dejar de depender del petróleo”, ha repetido el futuro Ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo. Su apuesta, y la de Petro, es apuntar más aceleradamente a energías renovables (como la eólica y la solar) para proteger el medio ambiente, y diversificar la economía para no depender tanto de la explotación petrolera. Ocampo, ante la noticia del cambio en la junta directiva, dijo en Caracol Radio que lo que hizo el gobierno de Iván Duque “fue un atropello a la democracia y al gobierno electo”, y aseguró que “nosotros sí vamos a tener que nombrar la nueva junta directiva como propietarios mayoritarios que somos de Ecopetrol”.
El debate se abrió entonces si Duque logró o no, con esa movida, atornillar a su gente en Ecopetrol — entre esos al dirigente de la junta, un empresario llamado Luis Guillermo Echeverri que fue gerente de la campaña presidencial de Duque en 2018 y ha sido muy cercano al presidente. La respuesta es que no es imposible para Petro y Ocampo poner una nueva junta directiva, pero sí más costoso que antes de la reforma a los estatutos.
Omar Prias, director del grupo de investigación del sector energético de la Universidad Nacional, explica a EL PAÍS que el nuevo gobierno de Petro “podría convocar a una nueva asamblea de accionistas, y cambiar la configuración de la junta, y la verdad es que sí fue muy novedoso que se cambiara la junta directiva justo antes de una elección presidencial, eso no había pasado en elecciones pasadas”.
La próxima asamblea ordinaria será hasta el 2023, pero el gobierno de Petro podría llamar a asamblea extraordinaria si quisiera buscar ese cambio de junta antes, en su primer año de gobierno. Prias explica, sin embargo, que si bien es cierto que el nuevo gobierno tiene la potestad para llamar a la asamblea, o volver a cambiar los estatutos, el gobierno Duque logró ponerlo en una situación delicada de otra forma.
“Un cambio de ese estilo, la temporalidad, puede incidir en el tema de las acciones”, explica sobre el precio de la acción de Ecopetrol, que cotiza en la bolsa de Nueva York. “Porque un cambio puede generar una señal en el mercado, puede convertirse en un problema para el gobierno, no es fácil porque Ecopetrol es la empresa más grande de Colombia y por eso si el nuevo presidente decide tomar la decisión, que tiene la potestad, tiene que hacerlo muy bien”.
Esos miedos que genera Petro en el mercado son la carta política que conoce bien el presidente Iván Duque. En entrevista sobre el tema en la estación de radio La FM, el mandatario dijo que no quería “entrar en ningún tipo de controversia con el presidente electo”, y afirmó que esa fue una decisión que tomó la junta directiva de forma técnica—como si su gobierno no tuviera incidencia en ella. Pero dejó en el aire, una vez más, al miedo.
“Cualquier mensaje que no vaya en favor de la estabilidad de la compañía, se va a sentir rápidamente en la valoración de la acción en los mercados internacionales”, dijo Duque. “Los mercados no son tontos, los mercados saben leer el peso económico que tiene un sector, y si el sector tiene incertidumbre, pues eso se puede ver representado en el mercado de divisas y se puede ver también representado en salidas del mercado de portafolio que han invertido en las acciones de Ecopetrol”.
La amenaza del miedo económico, sin embargo, tiene límites. Todos los mandatarios pasados han podido determinar el rumbo de la junta directiva de Ecopetrol, así que impedirle esta posibilidad a Petro es una postura que ha sido rechazada por varios sectores de expertos y políticos. Incluso el senador de izquierda Jorge Enrique Robledo, experto en temas económicos y de hidrocarburos, y que ha hecho tanto oposición a Iván Duque como a Gustavo Petro, zanjó la discusión de forma tajante.
“Es obvio que con el cambio de presidente debe haber una junta que sea afín a sus puntos de vista”, dijo Robledo en entrevista. “Lo que hizo Iván Duque no es de buena fé (…) incluso si es legal, eso no es debido, eso no es ético, esa una actitud irresponsable que amarga las relaciones en la vida política del país”.
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