Autoridades ambientales colombianas debieron solicitar a zoológicos locales que recibieran hipopótamos, una especie exótica para el país que fue ingresada hace 30 años por el capo narco Pablo Escobar y hoy continúa reproduciéndose, generando un desbalance en el ecosistema local.
La solicitud llegó hasta los directivos del Bioparque Ukumarí, ubicado a las afueras de la ciudad de Pereira, que aceptaron la tenencia de dos de estas especies, consideradas invasoras y causantes de graves peligros ambientales.
Al día de hoy, Colombia tiene 133 hipopótamos, que habitan las zonas aledañas al río Magdalena, el principal afluente del país.
Un estudio oficial advirtió que la cifra podría aumentar a 430 individuos en 2030 y hasta 1.500 ejemplares en 2040 sino se frena su reproducción, lo que los convierte en una potencial amenaza para la biodiversidad autóctona.
Escobar, famoso narcotraficante local que supo concentrar enorme poderío e influencia en su país, introdujo en 1985 de manera ilegal cuatro ejemplares de hipopótamos para que vivan en su zoológico privado ubicado en la hacienda Nápoles, en el departamento del Antioquia.
El jefe del cartel de Medellín trajo especialmente desde África un macho y tres hembras y los dejó a su suerte en los riachuelos que atravesaban su extensa hacienda. Al poco tiempo los animales comenzaron a reproducirse velozmente.
Escobar murió en un operativo el 2 de diciembre de 1993. Sin embargo, los hipopótamos que introdujo en Colombia rápidamente se establecieron y multiplicaron por decenas hasta llegar a la cifra actual de 133 individuos.
Su presencia es un problema ambiental de grandes magnitudes por el peligro que les generan a otros animales, por los riesgos de ataque para los habitantes de zonas ribereñas y por la contaminación que producen sus excrementos.
De hecho, la alerta en el país por el incremento de las manadas de hipopótamos están encendidas desde hace años, pero solo hasta hace unos meses estos animales entraron a la lista de especies exóticas invasoras, lo que permitió que el gobierno pudiera tomar medidas oficiales al respecto.
Por ese motivo, las autoridades ambientales donde habita esta especie y el Ministerio de Ambiente establecieron como ruta para detener el crecimiento de las manadas esterilizar a las hembras, castrar a los machos y pedirle a los zoológicos que asuman la tenencias de algunos individuos.
Dos de los ejemplares, una hembra y un macho, llegaron al Bioparque Ukumarí, un zoológico que dispone de 44 hectáreas y que cuenta con leones, cebras, pumas, rinocerontes y elefantes, entre otros animales.
“Van a gozar de toda la atención de nuestro grupo de profesionales y de cuidadores expertos en el tema, además en nutrición, en enriquecimiento ambiental, en acondicionamiento que va a permitir que los animales estén bien”, afirmó Sandra Milena Correa, gerente de Ukumarí.
En tanto, el ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa, advirtió: “No hemos parado ni un solo día de hacer acciones importantes en materia de conservación y protección de la vida, y por supuesto de proteger a los seres humanos de un peligro que pueda ocurrir con estos hipopótamos”.
Los hipopótamos son herbívoros y cada adulto puede consumir hasta 300 kilos de plantas y frutos, de manera que se convierten en depredadores. Las manadas suelen pasar el día sumergidas en ríos y en la noche recorren extensas zonas en busca de alimento.
Su presencia se traduce en riesgo de ataques y muerte para los seres humanos y otros animales que conviven con ellos, puesto que son animales territoriales y agresivos. De hecho, son los causantes de la mayoría de ataques a personas en países africanos, mucho mayor que los felinos y otras especies.