El gobierno de Cuba debe “tratar de arreglar la economía y atender las demandas de los cubanos en todo lo que sea posible”, ya que “eso es lo que está realmente en sus manos”, mientras que al “bloqueo, la política estadounidense y los sectores cavernarios de Miami es mejor considerarlos como factores constantes”, analizó el politólogo y jurista cubano Roberto Yepe en una entrevista telefónica con Télam desde el barrio Aldabó, en las afueras de La Habana, al cumplirse este lunes un año de las protestas que se iniciaron en San Antonio de los Baños el 11 de julio de 2021.
Yepe definió a esas manifestaciones como “un suceso bastante inédito” para la historia reciente de la isla, porque fue un proceso que “surgió realmente muy rápido y sin que eso implique un juicio de valor de ningún tipo hay que reconocer que acabó bastante rápido”, mientras que al repasar los reclamos que se expresaban en las calles dijo que la principal demanda estaba ligada a la economía y sigue vigente, dado que “las personas en Cuba necesitan urgentemente resultados en materia económica”, reiteró.
En diálogo desde su lugar de residencia, en el municipio Boyeros de la capital cubana, Yepe analizó también la relación entre Washington y La Habana, un tema que estudió largamente y del que se convirtió en un especialista, lo que lo llevó a concluir que la administración de Miguel Díaz-Canel debe priorizar “en lo que realmente está en sus manos” para mejorar la situación económica ya que Cuba seguirá coexistiendo por años con el bloqueo estadounidense y los sectores intransigentes de Miami “hasta que podamos tener nuevamente otro (Barack) Obama, pero parece más probable que primero tendremos otro (Donald) Trump”.
Yepe se graduó en Relaciones Políticas Internacionales y Derecho, cuenta con un máster en administración de negocios y fue docente en el Instituto de Relaciones Internacionales de Cuba y en la Academia Diplomática de El Salvador, donde se forman los diplomáticos de ambos países -un espacio similar al Instituto del Servicio Exterior (Isen) de Argentina-; desde hace tiempo escribe artículos para medios locales e internacionales al tiempo que sostiene su propio blog.
En el plano personal, Argentina tiene una presencia importante en su biografía porque su madre, la poeta de ascendencia griega Basilia Papastamatíu, nació en Buenos Aires aunque en 1969 se establecería en La Habana, una historia que a Yepe le dejó un cariño especial por el país natal de la mujer que lo dio a luz, al que calificó como “entrañable” tras asociarlo inevitablemente con el Che, Maradona, Gardel y con “los alfajores, esa maravilla que inventaron ustedes”.
-Télam: ¿Cuál es su balance del año que se cumplen de las protestas de julio de 2021?
-Roberto Yepe: Fueron acontecimientos inéditos, para nada usuales en Cuba, porque realmente sí hubo protesta, y junto a la protesta también ocurrieron disturbios o elementos delincuenciales que se aprovecharon de la situación. Hubo también una protesta pacífica, genuina. Recuerdo que el presidente cubano (por Miguel Díaz-Canel) lo reconoció inmediatamente en su momento, durante las intervenciones iniciales, cuando empezó por San Antonio de los Baños. En esa fecha en Cuba ocurrió una tormenta perfecta. Una combinación de descontento de muchos años de crisis económica que a la vez coincidió con un momento en el que parecía que la pandemia se iba de control. Y todo eso se combina con el hecho de que con la pandemia estaba cerrada la emigración. Esa acumulación de circunstancias explica lo que sucedió. Hubo un temor en materia económica, por muchos años de inmovilismo, de malas decisiones. Esa explosión de descontento estuvo además estimulada por las redes sociales, con fenómenos que conocemos del mundo entero. Para Cuba fue un suceso bastante inédito, que surgió muy rápido y también -y sin que esto implique un juicio de valor de ningún tipo- acabó bastante rápido.
-T: No fue la primavera árabe, digamos.
-RY: Eso no quiere decir en modo alguno que ahora mismo no existan tensiones sociales importantes, porque muchas de las cuestiones de fondo que provocaron lo del 11 de julio permanecen. Hoy en Cuba la pandemia está bastante controlada, es el único país de Latinoamérica que creó una vacuna propia. Y actualmente sí está funcionando la vía de escape inmigratorio. Son elementos que aflojan la tensión. Pero un tema de fondo es sobre todo la crisis económica.
-T: ¿Cuáles son los principales problemas de esa crisis?
-RY: Los problemas internos, las insuficiencias o los errores y problemas de origen del sistema económico cubano, más el bloqueo estadounidense, que es una realidad innegable, que dura más de 60 años, no tiene paralelos históricos en el mundo, se recrudeció mucho con el gobierno de Trump y al que el gobierno de Biden no cambió en lo más mínimo. Con las novedades que introdujo Trump para fortalecer más el bloqueo se creó una situación de acoso, con la persecución a cualquier barco que llegara a Cuba a traer alimentos o combustible. Eso viene desde el año ’95, con la ley Torricelli. En plena pandemia, hubo persecución a cualquier operación cubana para traer materiales, oxígeno, medicamentos o material médico. El bloqueo es un cerco económico que tiene como objetivo lograr que el sistema político cubano colapse de la peor manera posible. Que funcione como escarmiento para todos los tiempos, de que adoptar un camino independiente de EEUU tiene un precio muy alto, impagable. El bloqueo es algo con lo que ya Cuba tiene que lidiar, desgraciadamente, como un factor constante. Por otro lado, yo soy consciente y estoy de acuerdo en que en el discurso oficial, en los medios oficiales cubanos, hay un uso y quizás un abuso al ponerle al bloqueo como causa a cualquier problema. Eso hace que ese fenómeno, que es real, se haga cada vez más difícil porque pierde efectividad.
-T: En el período de Obama, estuvo durante un tiempo John Kerry como secretario de Estado, un irlandés y católico, como también Biden. Y en ese momento es que el papa Francisco viaja a los dos países y se inicia un descongelamiento histórico de las relaciones entre EEUU y Cuba. ¿En qué quedó todo eso?
-RY: Fue un descongelamiento muy efímero, desgraciadamente. Se anunció en diciembre de 2014 y duró hasta que terminó el mandato de Obama, en enero de 2017. Dos años y un poquito más. Durante ese breve período la economía cubana se animó bastante. Los intercambios de todo tipo -científico, tecnológicos, culturales- se incrementaron muchísimo. Y se ordenó mucho el tema de la emigración. Lamentablemente, el gobierno actual (de EEUU), aunque el presidente (por Biden) haya sido vice de Obama, no ha movido nada para retomar todo eso.
-T: ¿Influyó en esta situación el peso político de la comunidad cubana de la Florida?
-RY: Es un factor importante pero quiero decir que no está demostrado científicamente que los cubanos que abogan por recrudecer y ser hostiles hacia Cuba sean determinantes electoralmente. De hecho, Obama siempre ganó en la Florida las elecciones y lo ganó con otro enfoque. Esa interpretación es muy interesada, muy conveniente para un buen manipulador.
-T: Los cubanos estudian mucho a EEUU y por obvias razones EEUU también estudia y está muy atento a Cuba. Se hablado mucho de las 90 millas que separan ambos países. ¿Cómo analiza esa relación, casi de enemigos íntimos?
-RY: Es una relación muy compleja de adversarios políticos actualmente, pero entre las dos sociedades es una relación mucho más profunda que eso. Es como una relación amor-odio, sin duda, también. Y no se puede desconocer que hay más de un millón de cubanos o de origen cubano viviendo en EEUU. Entonces, indudablemente, hay una interrelación, una interdependencia social.
-T: ¿Cuba se convirtió en una economía de monoproducción volcada a los servicios, en particular al turismo? Porque esa estructura económica resultó muy vulnerable a la pandemia.
-RY: Sí, la pandemia afectó de manera brutal al turismo, que es un sector importante aunque no creo -y esto quizá sea una opinión minoritaria- que sea estratégicamente buena para Cuba. Pero yo no diría que la economía sea tan monoproductora como quizás lo fue en un tiempo con el azúcar. Hay una importante producción de níquel, que ha tenido problemas, pero es una importantísima fuente de ingresos también. Hay una diversificación en algunos sectores que son más o menos competitivos, pero que en general no son suficientes para sacar a la economía cubana de la crisis del turismo. Sobre todo, la pandemia tuvo un impacto muy negativo porque sí es una importante fuente de ingreso para las personas: en ese sentido tuvo un impacto muy, muy negativa. Aunque si me preguntaras mi preferencia, yo preferiría una orientar la economía a actividades que ofrezcan más valor agregado, mayor desarrollo industrial, productivo, material, para que el turismo tuviera un peso porcentual relativo del PIB mucho menor. El problema de la economía cubana es que está en una crisis sistémica de manera integral.