BUENOS AIRES (AP) — La abrupta dimisión del ministro de Economía de Argentina ha sumido al país en una ansiedad demasiado conocida que deriva de sus periódicas crisis financieras de las últimas décadas.
La salida del moderado Martín Guzmán el sábado ofreció otro indicio del creciente aislamiento del presidente Alberto Fernández dentro de su propia coalición de gobierno mientras que la vicepresidenta, Cristina Fernández, gana influencia. Silvina Batakis, una aliada de izquierda de la vicepresidenta, fue designada para el cargo el domingo.
“Lo que ocurrió durante el fin de semana fue otro giro en el avance progresivo de Cristina en el gobierno”, dijo Carlos Fara, un asesor político, el martes, agregó que este proceso comenzó hace tiempo pero empezó a hacerse más evidente en los últimos 60 días a medida que la vicepresidenta aísla cada vez más a Fernández.
Sean cuales sean los entresijos del poder, está claro que muchos argentinos están descontentos con el gobierno. Los sondeos de opinión dan al presidente una baja popularidad y una clara mayoría de los encuestados dicen que el país avanza en la dirección equivocada.
Poco antes de los comicios de 2019, Cristina Fernández, que en su día ocupó la presidencia y sigue teniendo una sólida base de apoyos, eligió a Alberto Fernández, que carecía de peso política para su propia candidatura, para liderar la fórmula con ella como su mano derecha.
La alianza era un reconocimiento de que ella no tenía la popularidad necesaria para ganar por si sola, y le permitió reunir a sus partidarios de las facciones de centroizquierda para derrotar a Mauricio Macri, el conservador que la había reemplazado en la Casa Rosada.
Pero la débil coalición pronto empezó a agrietarse, y en los últimos meses las tensiones se han hecho evidentes, con la vicepresidenta — que no tiene parentesco con el presidente — criticándolo abiertamente en discursos públicos.
Guzmán era visto como un aliado clave del presidente dentro del gobierno y su carta de renuncia, publicada justo cuando la vicepresidenta daba otro discurso criticando al ejecutivo, dejó claro que parte de los motivos de su marcha era la falta de respaldo político.
“Guzmán ofrecía una clara resistencia a la influencia de Cristina en la política económica”, dijo Lucas Romero, director de Synopsis, una consultora política local.
La pérdida de Guzmán fue especialmente significativa porque el presidente ya ha visto marcharse a otros aliados del gobierno, y su elección para suceder a Guzmán subrayó el delicado equilibrio que tiene que realizar en el ejecutivo.
“Nadie iba a tomar el puesto sin la aprobación de Cristina porque eso implicaría ser expulsado en 10 minutos”, señaló Mariel Fornoni, directora de la consultora política Management and Fit.
En sus primeras declaraciones públicas tras asumir el lunes, Batakis dio las gracias a la vicepresidenta, entre otros, por su confianza en ella.
Y aunque ofreció garantías de continuidad del plan economizo del ejecutivo, Batakis indicó que estaba dispuesta a discutir la idea de una renta básica universal para los más pobres, un tema que Cristina Fernández ha defendido recientemente.
Batakis enfrenta numerosos desafíos económicos, como tratar de frenar una inflación que supera el 60% anual y ayudar a los cuatro de cada 10 argentinos que son pobres.
Y su nombramiento plantea dudas sobre el futuro del reciente acuerdo alcanzado entre el gobierno y el Fondo Monetario Internacional para reestructurar 44.000 millones de dólares de deuda. La vicepresidenta y sus aliados han arremetido contra el pacto negociado por Guzmán alegando que hace demasiadas concesiones al la entidad que obstaculizarán el crecimiento económico.
Batakis señaló el martes que se pondrá en contacto con las autoridades del FMI y predijo que es probable que el acuerdo cambie.
Según los analistas, el cambio en el Ministerio de Economía refleja la creciente debilidad de Alberto Fernández.
“La salida de Guzmán y la llegada de Batakis deja clara la derrota política del presidente”, dijo Rosendo Fraga, analista político e historiador.
Marcos Buscaglia, economista y socio de la consultora local Alberdi Partners, indicó que la elección de la nueva ministra es una “señal de que la persona que maneja la economía es Cristina”.
Pero el cambio en la dirección económica le complicará la vida a la vicepresidenta, porque le dificultará desempeñar el papel de comentarista crítica, apuntó un analista.
“Hasta ahora, la vicepresidenta había tratado de evitar involucrarse directamente en el manejo de la economía”, dijo Sergio Berensztein, analista político. “Pase lo que pase ahora, la crisis también es de Cristina”.
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La periodista de The Associated Press Almudena Calatrava contribuyó a este despacho.