La guerra en Ucrania está marcando la marcha de la economía no solo a nivel europeo, sino mundial y sus efectos se están haciendo notar en forma de inflación, menor crecimiento, así como en una crisis energética que hace presagiar un duro invierno si todo sigue como ahora.
Sin embargo, otra de las variables que no puede descartarse es que la guerra pueda acabar en los próximos meses. Este es el escenario más probable por el que se decantan los expertos y directivos del Consenso Económico y Empresarial de PwC, correspondiente al segundo trimestre del año y que cuenta con la opinión de 450 expertos, empresarios y directivos. En esta ocasión el tema sobre el que versa el panel es sobre la economía y las empresas, después de la guerra en Ucrania.
Los panelistas encuestados confían en que la guerra en Europa podría acabar en los próximos meses con una partición de Ucrania, la cesión a Rusia del territorio del Dombás, y con un acercamiento de Ucrania a la UE y a la OTAN.
Esta es la principal hipótesis para el 40,3% de los encuestados, aunque un 28,1%, opina en sentido contrario: estima que el conflicto se volverá permanente, durará varios años, y se acabará convirtiendo en una larga guerra de desgaste en la que Occidente seguirá apoyando militar y económicamente a Ucrania. El escenario que prácticamente nadie contempla es que Ucrania logre expulsar a las tropas rusas sin ceder territorio.
Donde sí que hay una postura común es acerca de un posible levantamiento de las sanciones económicas, comerciales y financieras a Rusia que, según el 68,4% de los entrevistados, se podrían quitar de forma gradual pero siempre como parte de un acuerdo que ponga final a la invasión rusa.
Los expertos y directivos, en un 52,2% se muestran muy preocupados por los efectos económicos, políticos y desde el punto de vista de seguridad de la invasión de Ucrania, y califican los acontecimientos como gravísimos.
El 43,5% la consideran como la mayor amenaza al crecimiento de la economía mundial, por delante de la subida de los tipos de interés en EE UU y Europa que, no obstante, es el otro gran factor que inquieta a los panelistas.
La desaceleración del crecimiento de la economía China, por el contra, no parece estar todavía entre las principales preocupaciones de los panelistas.
En cuanto a la evolución de la economía española, los encuestados se dividen entre los que piensan que la guerra hará que crezcamos mucho menos de lo previsto, pero el PIB seguirá aumentando (39,1%). Y los que van más allá (31,3%) y estiman que su impacto será muy relevante, hasta el punto de que acabará produciendo una recesión a finales de 2022 o en 2023.
Cuando se les pregunta sin piensan que el actual contexto económico y político lleva a la actividad en España a la estanflación, un amplío 63,5% cree que todavía es pronto para saberlo.
El incremento de los precios de la energía es señalado por el 50,4% como el impacto más importante del conflicto bélico para España. Le sigue la incertidumbre que genera la situación y el aumento del precio de los alimentos. Precisamente, sobre la estrategia energética de Europa los expertos, directivos y empresarios, en un 74,8% apuestan por diseñar un plan, a medio plazo, para que la UE se desenganche de los hidrocarburos rusos gradualmente.
Los expertos señalan una mejoría de la economía española en los últimos meses respecto a inicio del año y apuntan a que esta se mantendrá, aproximadamente, hasta el final del verano. Crecen en doce puntos -del 18,1% al 30,4%- respecto al primer trimestre, el porcentaje de los panelistas que califican como bueno el momento coyuntural de la economía española, y se mantienen en torno al 50%, los que lo consideran regular.
Una opinión que se prolonga para los meses de julio, agosto y septiembre, seguramente por las buenas expectativas de la temporada turística, pero que empieza a quebrarse a partir de entonces.
Cuando se le pregunta a los expertos y directivos sobre su opinión sobre la evolución de la actividad en España a un año vista, el parecer mayoritario se sitúa en posiciones más pesimistas: aumentan en cerca de veinte puntos -hasta el 49%- los que consideran que dentro de doce meses la economía irá a peor.
Todo este sentir se concreta en una rebaja de cuatro décimas de las previsiones de los panelistas sobre crecimiento de producto interior bruto español para 2022 -del 4,3% al 4%-, y de prácticamente un punto para 2023: del 3,9% al 3%.
En cuanto a la evolución de la inflación, muestra el deterioro progresivo de las expectativas desde principios de año: esperan que se sitúe en el 6,6% en 2022 y en el 4,3% en junio de 2023. (El dato adelantado conocido esta semana y correspondiente al mes de junio, ha situado al crecimiento de los precios en el 10,2% y a la inflación subyacente en el 5,5%).
De hecho, el 63,4% de los panelistas afirman que sus empresas o las de su sector de actividad van a seguir aplicando una política de aumento de precios en los próximos meses como consecuencia del incremento de otros costes, más allá de los salariales.