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Siddhasana es una de las posturas más antiguas de yoga junto a Padmasana. Es una buena alternativa frente a esta última porque es bastante más fácil de dominar. Los textos clásicos de yoga elogian esta postura como
la más importante para la meditación, aunque también es estupenda para dar
flexibilidad a todo tu cuerpo y especialmente a las rodillas. Nunca es tarde para
empezar a hacer yoga y esta postura es perfecta.
La palabra Siddha hace mención a un yogui que ha logrado o tenido éxito en su camino. Más directamente, Siddha hace mención a un Adepto Yogui. Sin embargo, un yogui moderno que simplemente domina las posturas de yoga no podría denominarse Siddha. Solo un yogui que ha alcanzado
la meta misma del yoga es un Siddha. Realmente, Siddha es
un yogui realizado. Algunos la llaman como pose de poder ssíquico.
Seguridad y precauciones con Siddhasana
Las personas que tengan dolencias en las rodillas o en el sacro deben evitar esta postura. Por ejemplo, alguien que tiene una
hernia de disco o dolor de ciática debe tener cuidado antes de intentar hacerla. Mientras se perfecciona esta postura, no hay que excederse ni llegar a hacerse daño.
Por lo tanto, debes intentar realizar esta postura
de manera gradual y consciente. Y si sientes alguna molestia en las rodillas o en el área sacra de la columna, debes parar. Se trata de una práctica cuya constancia conduce a la perfección. Pero, con todo lo dicho, no la temas: es una
postura muy fácil y de iniciación.
Cómo hacer bien Siddhasana
El primer paso para dominar Siddhasana es sentarte con las piernas estiradas.
Dobla la pierna derecha y coloca el talón debajo del perineo. El perineo debe asentarse sobre la parte superior del talón derecho y colocar la planta derecha del pie plana
contra la parte interna del muslo izquierdo.
A continuación, dobla la pierna izquierda y coloca el
tobillo izquierdo sobre el derecho. Ahora coloca el talón izquierdo sobre los genitales de forma que estos queden entre los dos talones. Coloca los dedos del pie derecho entre la pantorrilla y el muslo izquierdos y los dedos del pie izquierdo
entre la pantorrilla y el muslo derechos. Ajusta las rodillas adecuadamente. Asegúrate de
que las rodillas toquen el suelo.
Después, coloca las manos sobre las rodillas en Chin Mudra o Jnana Mudra.
Cierra tus ojos y respira lentamente. Notarás que progresivamente entras en un estado de máxima relajación.
Déjate ir sin más. Inhala y exhala profundamente y mantente en la postura tanto como desees. Con la práctica, irás ganando flexibilidad y
querrás estar más tiempo. Hay gente que llega a estar hasta tres horas.
Los beneficios hacer Siddhasana
Siddhasana es la pose más adecuada para la meditación, pero también tiene otras utilidades reconocidas que notarás en cuanto la incorpores a tu rutina de yoga. Así,
abre las articulaciones de la cadera y mejora la flexibilidad en la parte inferior de la columna y las rodillas.
Siddhasana
calma el sistema nervioso y las actividades del cerebro. Realmente, todo el cuerpo experimenta la serenidad, no es algo que se reduzca simplemente a un aspecto mental. Llega también al plano físico. Por eso, es especialmente indicada para las mujeres que acumulan una
gran carga de estrés en su jornada diaria.
Siddhasana vs Padmasana
Ambas posturas se realizan sentadas. Además, las dos poses son las poses de yoga más antiguas y se utilizan principalmente para la
meditación. Los antiguos yoguis del hinduismo, el budismo y el jainismo usaban cualquiera de estas dos poses para la meditación. El nivel de dificultad de Siddhasana es comparativamente menor que el de Padmasana.
Teniendo en cuenta los aspectos físicos de las poses,
ambos abren la cadera y elevan tu mente a otro nivel de calma. Si eres
principiante, es probable que prefieras Siddhasana porque es más sencilla y te permitirá ir en progresión, adaptándote a
tu ritmo y tus capacidades. Puedes pasar más adelante a Padmasana sin problemas.
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