Llegó a Galicia en el año de la pandemia y acaba de abrir un espacio que funciona como galería de arte, estudio de trabajo y en el que también va a impartir talleres de collage
02 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.
En lo alto de una de las paredes de Atelier Anna Franke, en el número 5 de la calle Arquitecto Pedro Monteagudo de Arteixo, cuelga una foto enorme de una autocaravana. La imagen es de Marruecos y, el vehículo, el hogar sobre ruedas de Anna Franke y su pareja. Era el año de la pandemia, después de vivir en Hamburgo (Anna es natural del sur de Alemania), y estaban viajando por Andalucía y Marruecos. El covid los trajo a Galicia, de donde es natural la pareja de Anna. Aquí ella siguió desarrollando su obra: diseñadora gráfica de profesión, su estilo es una mezcla de pop art y arte urbano. Ahora acaba de abrir las puertas de su estudio: un espacio que funciona como galería de arte, lugar de encuentro para otros artistas, el taller de Anna y también un lugar en el que va a ofrecer talleres de collage, una de las especialidades de esta creadora.
«Me encantaría conocer a otros artistas para hacer proyectos conjuntos», cuenta Anna, que recuerda el día que vio el local: «Necesitaba un sitio luminoso y un espacio para mostrar mi obra desde hace 20 años. Y encontré este. Ahora me encantaría poder conectar con otros artistas en el atelier». Aquí hay expuesto parte del trabajo de Anna. Hay creaciones que combinan el collage y la pintura y también hay ilustraciones. Sus obras son llamativas e impactantes. «Además, hay una serie de ediciones limitadas impresas que están a la venta». Entrar en el espacio de Anna es como adentrarse en un pequeño museo: «Me dediqué durante muchos años a la comunicación, trabajando en revistas, y siempre intento asociar una imagen a un texto que tenga algo que comunicar. También hago juegos irónicos con la imagen y en mis trabajos hay humor y temas actuales de crítica social. Pero siempre con una brisa de humor». Como explica en su web: «Con mis pinturas hago tangibles los problemas actuales y cuestiono las normas arraigadas». También le gusta trabajar con materiales inesperados, como la basura que encuentra en la playa.
En Hamburgo daba clases en una escuela inclusiva y está deseando retomar los talleres. «Quiero ofrecer talleres de collage que sirvan para entrenar la creatividad y la fantasía y que podrán hacer todas las personas a partir de los 8 años». En sus clases lo mejor «es que fluya la imaginación».