Pararse a tomar conciencia de la realidad. Vivimos en una parte del mundo donde tenemos acceso prácticamente a todo. En la que los padres se vuelcan con sus hijos para darles cuanto pueden dentro de sus posibilidades, muchas veces sin pensar que les restamos la oportunidad de experimentar la frustración, algo tan necesario en la vida para poder afrontar los posibles problemas en el futuro y obviando enseñarles que, lamentablemente, no todos los niños del mundo tienen no solo cuanto querrían sino cuanto necesitan: un plato de comida en su mesa, calzado, ropa, medicina e incluso una infancia en la que poder jugar sin tener que convertirse en un trabajador con apenas cinco años de vida, para trabajar en una mina accediendo a los espacios más minúsculos para ganarse un plato de comida.
Un discurso muchas veces oído y pocas veces escuchado. Quienes sí lo han escuchado e interiorizado han sido los alumnos de 6º de Primaria del CEIP Buenavista en Huércal de Almería. Acaban de cerrar un ciclo y lo han hecho tomando conciencia de que cuidar el planeta es responsabilidad de todos. Su puesta de bandas ha sido con broche de oro. Un musical a través del cual han hecho un recorrido por el mundo, pero por aquellos rincones, a veces olvidados en nuestro día a día, pero que aún siguen clamando ayuda en silencio.
Pero vayamos al origen de todo. Dos temas de la asignatura de Ciencias Sociales dedicados a la empresa y los diferentes sectores son los “culpables” de una iniciativa que, dado el éxito obtenido, espera convertirse en una actividad anual en el centro para crear conciencia de cuántas cosas en desuso tenemos en casa sin ser conscientes de todos los recursos que se emplean para poder crearlas.
María Ballester, tutora de 6º A, nos explicaba tras la puesta de bandas de los alumnos que “para esos dos temas pensé en “hacer un proyecto de emprendimiento que se llamaba: Nuestra empresa sostenible”. Así los alumnos comenzaron a investigar con sus ordenadores en casa llevando el proyecto hacia adelante “y descubriendo los distintos departamentos que componen a una empresa, qué diferencia a una empresa sostenible de otra que no lo es, qué tipo de empresa podían montar ellos, qué filosofía querían seguir en su empresa sostenible”, matiza.
Un proyecto final, “que era montar nuestra propia empresa nos llevó a pensar, sobre todo a los alumnos, en diferentes alternativas”. “Al principio pensamos en crear nosotros mismos objetos con material en desuso, pero nos llevaba mucho tiempo y no podíamos”, nos explica uno de los alumnos. Así, surge la idea de pedir a los padres de los alumnos del centro su apoyo. “Les solicitamos que donaran objetos que tuvieran en desuso en casa y se volcaron”, añade Mariano Gázquez, tutor de 6º B, aula que se sumó “a esta iniciativa en cuanto se lo propusimos”, añade Ballester.
Un mercadillo sostenible con el crear conciencia y recaudar fondos para una ONG. Así para despedir el curso escolar, los alumnos de sexto curso estuvieron a cargo de la venta de cuanto había sido donado por los padres del alumnado y tras “separarlo por categorías, decidir un precio…”, recuerdan ambos tutores recordando la ardua labor realizada. La venta estuvo a cargo de los alumnos de sexto, que, además, días previos se reunieron con los alumnos de 1º de Primaria y les explicaron el valor de cada moneda. Así, el día de la venta “conocían” las monedas. “Me sorprendía cómo reaccionaban al ver una moneda y explicarles de qué cantidad de dinero se trataba”, añade una de las alumnas.
El objetivo era recaudar lo máximo posible para la ONG Agua de Coco, dedicada a proyectos educativos en países en vías de desarrollo y donde todavía hay trabajo infantil. Las familias podían aportar lo que quisieran, pero no podían gastar más de 3 euros en el mercadillo. Los precios oscilaban desde los 10 céntimos hasta los tres euros. “Lo importante era el donativo, la excusa era el mercadillo”, sostiene Ballester. Un momento de convivencia, “de abrirse la comunidad educativa, el AMPA, padres, profesores. “Todos se han volcado y sin su apoyo nada de esto habría podido llevarse a cabo”, afirman ambos tutores.
Lo poco que quedó sin vender, se trasladó hasta el Teatro Multiusos de la localidad, donde además se puso a la venta “artesanía de Madagascar, pelotas de papel de plástico reciclado envueltas en cáñamo, que son con las que juegan los niños en Madagascar, pendientes, entre otros. Esa parte del mercadillo estaba abierta a todo el pueblo”, matizan. Al finalizar, un donativo de un euro a modo de entrada para disfrutar del musical de los alumnos previo a su puesta de bandas. Un musical, por supuesto, enfocado a la sostenibilidad. “En Seis actos donde en cada acto se recorría un país donde el problema ecológico empieza a ser un problema mundial. Una toma de conciencia de qué estamos haciendo”, concluye Ballester.
Los alumnos solo sabían manifestar el orgullo de haber podido recaudar 1308 euros en total para donarlos a la ONG Agua de Coco y ayudar con su granito de arena a que la infancia no esté exenta de alimentos, medicinas ni educación. Vendrán más ediciones, pero ellos siempre serán los pioneros de este proyecto social.
Recorrido por el caos del mundo
Un recorrido por el mundo que es incapaz de dejar indiferente a nadie. As, los alumnos, expusieron sobre las tablas del escenario problemas tan importantes como lo que acontece en India, donde de las 30 ciudades más contaminadas del planeta hay 21. En el Pacífico donde encontramos la isla de Plástico más grande del planeta, que está en el giro del Pacífico Norte, “recorrimos Brasil y el Amazonas por la deforestación porque el Amazonas tiene ya talado más del 40 por ciento de su superficie y se está empezando a convertir en una Sabana, produce más CO2 del que puede consumir, con el riesgo que eso tiene para la vida en la tierra. También estuvimos en nuestro país, concretamente en Huelva donde está el cementerio de residuos tóxicos más grande del mundo”, concluye Ballester muy orgullosa de cuánto han conseguido con lo que un da empezó. Siendo un proyecto de fin de curso y hoy es una exposición al mundo educativo del CEIP Buenavista de la realidad a la que a veces volvemos la cara. Así, durante la visita de una delegada de la ONG, Agua de Coco, al centro para explicar a los alumnos su labor, resultó una bofetada de realidad para los alumnos que han finalizado el curso entendiendo que no hemos de comprar más allá de lo necesario y que en el mundo existen muchas realidades, no solo la que vivimos nosotros.