placer y bienestar van juntos

Bajo el nombre de bolas chinas, japonesas, de geisha, de Kegel se encuentra nuestra protagonista de hoy. ¿Qué decir de ellas que no sepamos ya? A través de este objeto de silueta redondeada con múltiples pisos, temas como el deseo sexual de las mujeres o la salud del suelo pélvico han dejado de ser tabúes.

Para quién nunca haya oído hablar de este instrumento (o haya sentido pudor a la hora de preguntar en público y, por eso, haya decidido teclear una búsqueda rápida para saciar su curiosidad) destacar que las maravillas que se leen o se escuchan sobre él son ciertas. Bajo sus múltiples apodos se encuentra uno de los accesorios (según el uso que quieras darle) más práctico y popular de los últimos años, gracias a su capacidad para fortalecer la zona de la pelvis y estimular la libido, respectivamente.

Sí, este instrumento que fue ideado para realizar ejercicios puramente terapéuticos -y se podría decir que hasta obligatorios- con el afán de mejorar la salud pélvica, ha conseguido ganar fama por proporcionar, a través de su uso, una agitación tan deseada y extraña al mismo tiempo, que nos hace contener la respiración, cerrar los ojos y dejar la mente totalmente en blanco, incapaz de unir pensamientos, mientras seguimos andando con ellas. Pero esa sensación es una pequeña pizca de las maravillas que puede llegar a hacer. Y no, no nos referimos al terreno sexual.

Bolas chinas, ¿qué tienen de especial?

Más allá de ofrecernos una oportunidad para la autoexploración y el autoconocimiento, este utensilio de uso progresivo -que se introduce por la vagina con suavidad, empujándola hacia la espalda- contrae y relaja los músculos de la zona, fortaleciéndolos en lo que se conoce como: ejercicios de Kegel. Una práctica apta para todas las mujeres, pero que se recomienda encarecidamente a embarazadas o madres, pues ayuda a fortalecer el piso pélvico, es decir, los músculos que sujetan el útero, la vejiga, el recto y el intestino delgado a través del diseño y la vibración de estos utensilios, mientras andamos o estamos en movimiento. Porque sí, tumbadas o sentadas, no podrían realizar esa vibración que incita a esas contracciones involuntarias.

A través de las bolas chinas se entrena esta área, como ocurre con los músculos de otras zonas del cuerpo, para evitar su flacidez y, por consiguiente, reducir las posibilidades de que tu útero descienda o padezcas incontinencias urinarias prematuras tras, por ejemplo, una tos o un estornudo.

Asimismo, este juguete de fácil uso estimula la lubricación facilitando las relaciones sexuales y el parto e, incluso, ayudan a favorecer la aparición de orgasmos, gracias a que el área está más tonificada. Sí, como ves, este utensilio es de lo más útil. Así que ya sabes, ¡qué no te dé ningún pudor! Guárdalo en tu mesita de noche -junto a los juegos de mesa eróticos, si quieres- para que no se te olvide practicar unos minutos cada día durante tus quehaceres diarios. Como ves, todo ventajas.