Los hinchas de Universidad Católica y Huachipato seguramente tienen un buen recuerdo de Claudio Muñoz. El ex zaguero obtuvo un título nacional con los cruzados en 2005 y luego repitió el logro con el elenco acerero en el Torneo Clausura 2012. En la última etapa de su carrera, el formado en la UC partió a jugar a la segunda división de Estados Unidos, en el Tulsa Roughnecks FC, y allá se retiro del fútbol. No volvió a Chile, se radicó en el estado de Oklahoma, desde donde charla con AS para contar qué ha sido de su nueva vida.
“Estoy en Tulsa, trabajando en una academia de fútbol grande que se llama West Side Alliance. Estoy como entrenador y al mismo tiempo como uno de los directores, encargado de lo que es el área internacional. Tengo buena relación con lo que es Chile y algunas amistades en España y México. Llevo a algunos equipos a giras internacionales, la última fue a España. Son giras bien entretenidas que siempre organizamos con los equipo y ahora estamos a nada de agregar otros equipos. Estoy encargado de esas cosas y también de llevar jugadores al Levante para que tengan una prueba. He podido crear ese nexo entre la academia y algunos equipos de España. La idea es que los buenos jugadores que tenemos acá podamos llevarlos a España y que sean vistos por los equipos de La Liga”, cuenta el también ex central de Universidad de Concepción, Osorno, Antofagasta, La Calera, San Marcos de Arica y Atlético Maracaibo de Venezuela.
– ¿Estudió para ejercer como entrenador en Estados Unidos?
– Una parte la hice en Chile, mientras estaba en Huachipato, pero fueron solamente dos años. Cuando llegué acá a Estados Unidos me dediqué a hacer el curso que tienen acá. Ahora, acabo de terminar mi licencia UEFA B y estoy por empezar la etapa siguiente. Acá la regla es que si tienes la licencia B, debes esperar un año para optar a la A. La idea es que tengas un año de práctica y así vayas avanzando.
– ¿Cómo es su trabajo de entrenador?
– Tengo a cargo tres equipos juveniles. Además también dirijo un grupo de chicas, lo que ha sido una experiencia muy grata. Acá las niñas aman el fútbol, son muy competitivas, lo toman en serio. Físicamente están muy desarrolladas y con eso sacan ventaja también. Las familias son muy comprometidas con ellas también.
– ¿Le interesa proyectarse allá como DT a un ámbito más competitivo?
– Sí, y justamente tuve una reunión con los dueños del club al respecto. Me preguntaron lo mismo, porque tengo muy buenas amistades con la gente del fútbol profesional acá en la ciudad. Me preguntaron si mis intenciones en el futuro eran llegar al profesionalismo, les dije que sí, pero sin descuidar lo que es la academia.
– ¿En la misma ciudad de Tulsa o en otro lugar?
– Mira, acá en la ciudad tenemos lo que sería la liga USL, que es la segunda división de Estados Unidos, y el equipo es el FC Tulsa. En algún momento, me gustaría llegar al profesionalismo, dirigirlos a ellos, pero también -te repito- no dejar la academia donde estoy trabajando. Lo miro como un objetivo a corto o mediano plazo, en uno o dos años estar trabajando en el profesionalismo.
– ¿Cómo no hay fútbol formativo en los clubes, las academias se encargan de formar a los niños y jóvenes para ser futbolistas profesionales?
– En gran parte sí. Las academias tienen un valor importante en la formación. Nuestra academia yo creo que es una de las más grandes de Estados Unidos. Tenemos, hoy por hoy, 3 mil jugadores, 120 entrenadores. Nuestro rol es importante, sobre todo en esta ciudad, ya que el club local (FC Tulsa) no cuenta con series formativas donde preparar a sus jugadores. Nosotros somos los encargados de hacer un poco el currículum, de desarrollar jugadores. Pero a diferencia de lo que ocurre en Chile, acá las familias pagan.
– Usted partió a jugar a Estados Unidos y al final terminó convirtiéndose en entrenador allá…
– Terminé en (San Marcos de) Arica y, cuando me moví de Antofagasta, ya estaba pensando en partir a Estados Unidos, ya tenía algo acordado de palabra. Lo de Arica me venía muy bien porque iba a ser solo unos meses para poder entrar justo al inicio de la temporada acá y no quedar seis meses en el aire. Llegué acá el año 2018, jugué una temporada. Lamentablemente, no estaba bien en el aspecto físico, las rodillas no daban más, el cuerpo me estaba pidiendo dejar esto. Cuando me retiré, acá me ofrecieron ser parte de la academia, unirme como director y a la vez entrenador.
– ¿Le costó tomar la decisión de volver a Chile?
– Mira, ellos me daban todo. El auspicio para poder vivir sin ningún problema, un buen sueldo y la oportunidad de crecer también dentro del club. También el apoyo si yo con el tiempo tomaba la decisión de ir trabajar como entrenador en el profesionalismo.
– ¿Cuándo llegó, estaba entre sus planes quedarse a vivir allá o no?
– En un principio, para mí fue vivir la experiencia de estar acá, mejorar el idioma, porque siempre tuve la inquietud de aprender bien el inglés. Y nada mejor que vivir en un país donde se habla. Estando acá empezó a surgir la idea de por qué no quedarse acá. La calidad de vida es distinta, es una ciudad muy linda para crecer con la familia. La gente es muy amable y la educación, que es hoy lo que más valoro, para mi hija es impagable. Donde ella estudia, la calidad, los profesores y todo es muy difícil de encontrar en Chile. Esos motivos me llevaron tomar la decisión que quedarme acá.
– ¿Fue difícil la adaptación como un ciudadano común, sin ser ya deportista profesional?
– Costó al principio, porque echábamos de menos la familia, pero hemos ganado en muchas otras áreas, en calidad de vida y también en expectativas para el futuro. La verdad es que todo fluyó bastante bien desde el comienzo. Esto de haber sido futbolista, que en muchas ocasiones te hace moverte de un lado a otro, hace que las familias se acostumbren. Fue pensar en estabilizarnos por un tiempo y todo fluyó. Lo que costó fue echar raíces con amistades, llegar también a la costumbre de manejar al 100 por 100 el idioma. Pero con el tiempo uno lo adquiere.
– ¿Cómo familia ya tiene su red de apoyo en la ciudad?
– Sí, hemos hecho bastantes amigos, tanto americanos como una comunidad latina que encontramos aquí. Uno se siente más como en casa, sales los fines de semana, te juntas a un asado con un par de amigos de Colombia, con otros amigos mexicanos también. La variedad es amplia.
– ¿Qué tal la vida profesional de una persona que ejerce como DT en una academia?
– Mira, al estar en una academia, tú tienes que trabajar mucho con los padres. El padre americano es muy respetuoso de lo que tú trabajas, de lo que tú conoces y confía en lo que tú estás haciendo con el equipo y con su hijo o hija. El padre latino es muy distinto, son otros entrenadores que están al lado tuyo preguntándote el porqué, por qué jugar de esa forma y otra cosa. Sin embargo, uno ya conoce ese ambiente. El fútbol va ganando fuerza en Estados Unidos, por el tema de las chicas entró muy fuerte y ahora la MLS está siendo más competitiva o más vista también.
– ¿Le gustaría dirigir en Chile? ¿Volver a la UC, a Huachipato o a un club donde estuvo como jugador?
– Sí, es uno de los objetivos que tengo también para unos años más. Todo depende de cómo avancen las cosas acá, pero el país siempre lo tengo a la vista. Sobre todo los equipos donde estuve, principalmente Católica y Huachipato, son clubes a los que les tengo mucho cariño. Sería atractivo. Uno tiene la experiencia de dirigir acá, que es distinta. Porque al dirigir en tu país, hay cosas que uno maneja y conoce el medio, pero llegar acá y tener la personalidad para dirigir, en otro idioma y manejarse con los medios, es muy distinto. La forma de la organización, todo es muy cuadrado acá, no dejan ni un espacio para el azar, entonces uno va aprendiendo cosas distintas.