En los últimos tiempos, las dietas vegetarianas o 100% vegetales han ido ganando popularidad, especialmente entre las mujeres.
Sin embargo, a pesar de que muchos expertos apuntan que este tipo de regímenes alimenticios, elaborados de una manera equilibrada y bien planificada, pueden ser nutricionalmente adecuados y beneficiosos para la salud, otros aluden a numerosos efectos negativos.
Diferencias entre vegetarianismo y veganismo
El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define el vegetarianismo como un “régimen alimenticio basado principalmente en el consumo de productos vegetales, pero que admite el uso de productos del animal vivo, como los huevos, la leche”.
Por su parte, la obra lexicográfica académica por excelencia, incorporó la palabra ‘veganismo’ en 2014 como “actitud” que rechaza “alimentos o artículos de consumo de origen animal”, donde se excluyen todos los tipos de carne, pescados y mariscos, así como los productos lácteos, los huevos y la miel.
En resumen, una dieta vegana incluye los siguientes alimentos:
● Algas
● Cereales integrales
● Frutas
● Frutos secos
● Legumbres
● Semillas
● Setas
● Verduras
Los principales efectos en la salud de las mujeres
Las principales consecuencias que padecen las mujeres que practican dietas vegetarianas y veganas son: el sangrado menstrual abundante, el cual padecen el 30%, el sangrado uterino anormal y las pérdidas sanguíneas de origen intestinal.
No obstante, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) ha elaborado un informe que añade que cada vez son más comunes las anemias por déficit de hierro en mujeres de edad fértil, un problema que afecta al 70% de ellas.
Asimismo, este tipo de dietas pobres en hierro también influyen en factores relacionados con la malabsorción intestinal, que puede ser secundaria a intolerancias al gluten o a la lactosa, o bien a condiciones autoinmunes.
La combinación de estos elementos determina que la anemia por déficit de hierro sea mucho más frecuente en la mujer que en el hombre.
En sus recomendaciones, los expertos apuestan por una adecuada profilaxis, un precoz diagnóstico y un correcto estudio y tratamiento de la anemia, ya que sus causas son diversas y las diferentes formas de abordarlas dependen de ello.
Adolescentes
El documento de la SEGO recoge que las mujeres de entre 10 y 14 años son un grupo de población muy susceptible de presentar carencia nutricional de hierro, pues así lo presentan el 12,6% de las mujeres adolescentes en España.
Los factores dietéticos son cada vez más relevantes en la anemia ferropénica en este rango de edad y un estudio ha observado que “hasta un 46% de los adolescentes tiene conductas alimentarias alteradas, con un incremento de las comidas rápidas típicas americanas, comidas supuestamente bajas en calorías, dietas de control de peso y vegetarianas no equilibradas”, alega la revista [[LINK:EXTERNO|||https://www.phmk.es/i-d/la-sego-asegura-que-las-dietas-veganas-y-vegetarianas-constituyen-una-causa-cada-vez-mas-comun-de-anemia-ferropenica-en-mujeres-en-edad-fertil|||‘Pharma Market’]].
Embarazadas
A su vez, el informe de la SEGO insiste en que las mujeres gestantes tienen más necesidad de hierro para completar las necesidades fetales y placentarias, así como para compensar la pérdida de sangre que se produce durante el parto.
En este sentido, la Sociedad recuerda que, según la OMS, el 42% de las gestantes sufren anemia en algún momento del embarazo.