Ante todo, quiero decir que no se pretende en este artículo proponer o defender la penalización de ninguna mujer por abortar y, de otro lado, que se va a examinar la cuestión más allá, de consideraciones morales o partidarias, aunque indudablemente las tiene.
Es un error caer, asociar, estar a favor o en contra, a ideas religiosas o políticas, como hipócritamente plantean bastantes proabortistas, y en el que caen a veces contrarios a su práctica. Sin examinar la cuestión, desde el prisma esencial, para ello y es que, es una cuestión esencialmente biológica y médica, respecto de las madres y del hijo en gestación, aunque en contra de su vida.
Sin perjuicio de sus implicaciones físicas y psicológicas en la mujer pese a lo dicho antes de sus implicaciones políticas por el tema de su regulación legal, pues de forma antidemocrática los partidos en general no dan libertad de voto en conciencia a sus parlamentarios.
QUÉ ES EL ABORTO Y SUS CLASES
El aborto, dice el eminente catedrático Gil Vernet, etimológicamente deriva del verbo latino «aboriri», estropearse y, desde el punto de vista médico, consiste en la interrupción del embarazo antes de la semana 28 de la gestación, pues a partir de ahí se considera parto prematuro. Plazo que, sin embargo, las legislaciones suelen reducir a las 22 semanas, momento desde el que se considera parto inducido.
Se puede clasificar en espontáneo y provocado.
El espontáneo es consecuencia de lesiones o anomalías maternas ó fetales y, dado su carácter involuntario, causado por factores naturales, no nos vamos a referir al mismo.
Lo que sí vamos e exponer es la dramática realidad del provocado que, tanto se oculta, incluso semánticamente, llamándole interrupción voluntaria del embarazo.
El provocado o inducido, se realiza de dos formas diferentes, según la fase de desarrollo del feto.
Si es hasta las siete semanas se practica con productos farmacológicos.
Pero si el feto ya tiene 8 semanas o más se tiene que recurrir a métodos quirúrgicos, que se pueden sintetizar en la dilatación del útero y absorción que, según el grado de desarrollo, puede requerir previamente descuartizar el feto en el útero mediante instrumentos mecánicos o suero salino, que causa graves quemaduras en el feto.
No me voy a extender por razones obvias en cómo se realizan estos métodos u otros, como el del parto inducido, supuesto agravado.
El modo de acabar con la vida del feto es uno de los puntos más dramáticos del aborto; además de los posibles riesgos para la mujer supone causar dolor físico a un ser vivo, el feto, que, desde la semana 10 tiene latidos del corazón, todos sus órganos, huellas y ha desarrollado su sistema nervioso, causante del dolor.
Aunque algunos lo nieguen, bien por ignorancia ó deliberadamente para ocultar una dramática realidad dolorosa y sangrante, las cosas son así.
El feto trata de escapar de los instrumentos que nota que le están absorbiendo o destrozando de un modo que horrorizaría a cualquiera que lo viese, si fuese en el exterior del útero.
Ademá, se practica sin anestesia para el feto, que sí tiene la mujer, usualmente mediante una inyección epidural.
Cualquiera que haya visto un vídeo de un aborto queda tan impactado que, a veces, ni puede llegar hasta el final, como ha sucedido en la vida real a algunas personas que, trabajando en clínicas abortistas, las dejaron al ver como se realizaba. Hay significativos ejemplos al respecto.
EL CASO DE ABBY JOHNSON
Uno es impresionante. Por venir de quién venía. Fue el caso real de Abby Johnson, una joven triunfadora, directora de una clínica abortista de la Planned Parenthood, Texas, Estados Unidos.
Ella misma había abortado 2 veces. Sin embargo, al ver uno in situ, en directo, al tener que sustituir eventualmente a una enfermera, quedó estremecida y decidió abandonar su lucrativo trabajo, sabiendo, además, que iba a ser objeto de persecución en los tribunales por parte de la organización para la que hasta entonces trabajaba.
Actividad que no solo abandonó sincera y dolorosamente sino que, desde entonces, combatió sin descanso, denunciando lo que se hacía y la falsa propaganda de planificación familiar, cuando lo que se buscaba era el negocio del aborto, al que dolosamente se inducia engañando a las mujeres.
Su caso, escrito por ella misma, fue llevado al cine en 2019 en la película «Unplanned» (No planificado), con la que se trató de ocultar, por casi todos los medios informativos del mundo, incluida España, por la fuerza de la presión de los poderosos lobbies abortistas, que se lucran con su práctica.
Tratan de ocultar esta realidad de la muerte del feto sea como sea. Evitan que se informe detalladamente a las mujeres. Tampoco quieren que vean las ecografías del desarrollo del hijo que están gestando.
Otro que quedó horrorizado en un momento dado, pese a practicar hasta entonces habitualmente abortos, fue el ateo doctor Bernard Nathanson, de Sudáfrica, que tras haber realizado miles de abortos, al ver los efectos dolorosos en un feto, se convirtió en otro activista pro vida y contra el aborto.
Recalco lo de ser ateo porque el aborto no es una cuestión religiosa.
Vemos a católicos muy tolerantes al respecto, como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que mantiene una postura muy controvertida y cuestionada, rechazada por amplios sectores.
El FETO NO ES EL CUERPO DE LA MADRE
Como promueve la propaganda de las organizaciones abortistas pagadas por las industrias farmacéuticas, que lo han conseguido incluir en las Convenciones de las Naciones Unidas desde 1979, previa captación económica de políticos a su servicio.
Mediante subvenciones a diversas organizaciones que sirven de tapadera o contratándolos para puestos creados para ser muy bien retribuidos, con una hábil propaganda política y social.
Con un lenguaje planificado por muy caros asesores expertos de imagen.
Con una terminología que distorsiona de una manera atractiva la realidad, presentando el aborto dentro de un contexto de teórica defensa de pretendidos derecho de la mujer sobre su cuerpo.
De planificación familiar y educación sexual. Aderezado con una igualdad de no se sabe qué pero que conduce directamente al negocio, que es el aborto.
Todo lo cual se llevó a instancia interesada de la ONU, a las leyes de los diversos países europeos, incluida la ley española de 2010 de José Luis Rodríguez Zapatero, promovida por la entonces ministro de Igualdad, Bibiana Aido.
Ley que legalizó el aborto libre, considerándolo un derecho, sin supuestos de despenalización como hacía la ley de 1985. Hasta elplazo de las 14 semanas de embarazo y después en diversos supuestos, tratándolo como si fuera cuestión de salud sexual .
Algunos, siguiendo esa propaganda, bien por ignorancia de una elemental medicina, o dolosamente al servicio de esos interés económicos, quiere distorsionar una realidad que cada vez la ciencia conoce mejor, como la falsa pretensión de que el feto es parte del cuerpo de la mujer, cuando resulta que es un ser vivo diferente. Con un ADN completo, distinto al su madre. Aunque esté temporalmente viviendo en ella y la necesite para su desarrollo, por exigencias de la naturaleza.
EL ABORTO NO ES UNA CUESTIÓN POLÍTICA
Aunque utiliza a los políticos y algunos, en correspondencia mutua, pagados o por imagen, lo aprovechan en su interés propagandístico, pero ocultando cómo se realiza y el qué es cuestión de promover un lucrativo negocio, mediante la eliminación de fetos .
Es cierto que la primera legalización se realizó en la Unión Soviética, por un decreto de 1920. Después modificado en busca de protección, precisamente de la maternidad, pero no fue seguida en todos los países comunistas; la Rumanía de Nicolae Ceaucescu lo penalizó y no se legalizó hasta la caída del comunismo y la llegada de la actual democracia liberal.
Nada debe impedir, ser de izquierda de verdad, o sea partidario de una política socio económico social e igualitaria, de base pública y desaprobar la práctica del aborto , posición mantenida por los expresidentes de izquierdas Tabaré Ramón Vázquez Rosas, en Uruguay, y Lucio Correa, en Ecuador.
Contrariamente, y ahí quería llegar, el aborto hoy en el mundo está ligado precisamente a una economía liberal. Considerado como un gran negocio para algunos desde su legalización en 1973, por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Fue el caso Roe contra Wade. Estuvo basado en una falsa denuncia de violación, como años después reconoció la propia Roe, arrepentida de haberlo promovido.
De hecho, ella finalmente dió a luz, pero declaró que actuó inducida y forzada por dos ambiciosas abogadas ávidas de gloria y reconocimiento social, una de las cuales Sara Wellington, también reconoció, años después, la manipulación del caso. Como también lo hizo Play Boy, que estuvo financiando diversos movimientos abortistas.
Las industrias farmacéuticas y la organización Planned Parenthood, impulsada en su desarrollo desde 1978, por Faye Wattleton, con sus más de 700 clínicas abortivas en Estados Unidos, han sido las grandes beneficiarias del negocio del aborto.
Todo ello como decíamos antes enmascarado en la falsa coartada de los pretendidos derechos de la mujer la planificación familiar y la educación sexual, pues el negocio es el aborto. Además, a ello se unen los casos del siniestro tráfico de órganos de niños abortados, como ha denunciado el periodista David Dalein.
Hoy, como después veremos, en Estados Unidos ha empezado un fuerte movímiento social y legal en su contra.
Pero lo más grave, como denuncia la ecuatoriana Amparo Medina Guerrero, antigua empleada de las Naciones Unidas, es que las industrias farmacéuticas que han comprado a diversas organizaciones para sus fines, a través de las cuales están financiando por su vía interpuesta a las Naciones Unidas para que promueva en sus Convenciones una política liberalizadora del aborto, con los pretextos y eslóganes dichos con el objetivo final, y lo volvemos a repetir, de promover el aborto, el gran negocio y medio de controlar el desarrollo de la población mundial.
Objetivo que cada vez alcanza más campo al conseguir, con la manipulacion de la educación, que más mujeres jóvenes, incluso menores de 13 años, queden embarazadas y finalmente aborten.
Ese poder de las Naciones Unidas, recalcamos, ha determinado directamente las legislaciónes pro aborto, prácticamente todas iguales calcadas unas de otras en Europa, España incluida, salvo algunas excepciones antiabortistas, casi simbólicas, como Malta y Liechtentein.
Ahora esa política la están introduciendo en América Latina y está en vía de exportación a países de otros continentes.
De hecho, la ONU, como decíamos, paga grandes sumas de dinero a políticos y ex políticos afines a sus propuestas, encargándoles teóricas misiones de promoción de la mujer a través de distintas organizaciones, como es el caso de la citada exministra española Bibiana Aido, ahora con un lucrativo puesto de la ONU en Ecuador.
Cobrando más de 200 000 dólares al año, en un país en que el salario mínimo mensual apenas alcanza los 300 dólares.
El dinero es muy poderoso y compra a muchos políticos que se presentan como progresistas. Nadie se atreve a llevarles la contraria ante el temor a ser calificado de reaccionario.
En España la cosa está clara. El PP, dos veces con mayoría absoluta, primero con José María Aznar mantuvo Integra la ley de supuestos de despenalización de 1985 del PSOE de Felipe Gonzalez.
SONORO SILENCIO DEL CONSTITUCIONAL
Después, Mariano Rajoy mantuvo la ley de plazos de 2010 de José Luis Rodríguez Zapatero, todavía en vigor, salvo un mínimo retoque que hizo relativo a la intervención de los padres de las menores de edad y teniendo la coartada, para su pasividad ,de estar a la espera de lo que diga el Tribunal Constituciónal, que guarda un sonoro silencio desde 2010, en que se recurrió la ley.
Rajoy incluso destituyó al ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que quería ser coherente con sus convicciones y con el programa electoral del PP y derogar la Ley de 2010 que, actualmente impulsa la ministra Irene Montero y que está en trámite parlamentario, liberalizando aún más, entre otros puntos, eliminando la teórica información de ayudas a la maternidad, además de haberse penalizado ya la presencia de grupos antiaborto ante clínicas abortistas con la modificación en abril pasado del Código Penal.
Agregando el artículo 172 quater. Pero no es sólo la izquierda en general la favorable al aborto sino también la derecha estatal y los nacionalistas.
El principal partido de la oposición, el PP, deja subsistente, como vimos, la legislación abortista, y además la asume, como manifestó claramente Rajoy en su debate electoral con Pedro Sanchez, al negar que la fuese a derogar. Además su ex portavoz parlamentario, Rafael Hernándo, declaró que el tema del aborto no era prioritario para el PP .
Y no digamos Ciudadanos, cuya importante dirigente, Begoña Villacis, ha manifestado su total conformidad no solo con la liberación del aborto sino también con la eutanasia. Y así lo han votado. Vemos que la derecha liberal capitalista lo apoya sin reservas siguiendo la línea de la liberal Simone Veil ,promotora de ley de despenalización del aborto en Francia durante la presidencia de Valery Giscard D’Estaing.
ESPERANZA
Viene paradójicamente de Estados Unidos, país que fomentó el aborto desde la citada sentencia Roe versus Wade, de 1973.
Ahora es ya conocida la filtración del borrador de la sentencia de su Tribunal Supremo, que modificará la anterior y eliminará la protección federal frente a las leyes estatales antiaborto, como ha reconocido su presidente, el juez John G. Roberts.
Serán los estados lo que podrán penalizar o no el aborto.
Se conoce ya que 26 estados lo penalizarán en cuanto se publique la sentencia, como lo acaba de hacer anticipadamente en mayo de 2022 el de Oklahoma.
El año pasado, fue en Texas. Redujo la posibilidad de abortar a las 6 semanas, y en supuestos muy específicos .
El problema es la tremenda presión de los sectores implicados, directa, indirecta o colateralmente en el negocio abortista que, además, ocultan la cantidad de problemas sanitarios derivados de las múltiples enfermedades que se contraen detrás del uso indiscriminado y promiscuo de las relaciones sexuales, pese al fomento del uso de medios de protección, pero que no lo hacen adecuadamente pese a su coste.
Además, está el caso del uso de anticonceptivos utilizados por el 58 % de las mujeres que han abortado y que les han fallado, pero eso sí, les han cobrado por ello grandes sumas de dinero las industrias farmacéuticas .
DEFENSA DE LAS MUJERES
En ningún caso, como dijimos al principio, se puede penalizar a una mujer que aborte. La sociedad tiene obligación de proteger a la que, por diversas causas psicológicas, abandono del padre, de la familia, necesidades económicas, laborales, presiones, amenazas u otros motivos, vea en el aborto la salida a sus problemas .
Se le debe proteger todo que se pueda, psicológica, social y, económicamente. Y a su familia cuando sea preciso también.
De otro lado, hace falta una verdadera educación sexual de los jóvenes y no un adoctrinamiento falaz que lleve al aborto al que, indudablemente, ningúna mujer desearía verse sometida y al que a veces dolosamente impulsan sanitarios, como le pasó a Suzanne, madre de Rachel Mary Guy, al que tres médicos la incitaron a abortar diciendole que tenía un feto inviable a las 22 semanas de embarazo.
No lo aceptó y hoy su hija tiene 20 años. Está en perfecto estado de salud y agradecida a su madre, que siguió con el embarazo, pese a la presiones en contra.
Hace falta que en los supuestos en que haya ineludiblemente que despenalizar un aborto se informe debidamente a la mujer de lo que se realiza y de las ayudas de toda indole existentes si decidiera seguir con el embarazo. Y, por supuesto, que se exija hacerlo con la anestesia al feto, para evitar su dolor.
CONCLUSIÓN
Que no se engañe a nadie con el aborto. Es un rentable negocio para algunos, que proyecta una falsa imagen de progreso en ciertos políticos.
¿Cómo considerarse progreso defender la eliminación de la vida, de una forma dolorosa y sangrante, de un ser vivo?
No es tampoco una pretendida liberalización de la mujer. Porque la propaganda abortista logra engañar a muchas personas, especialmente a mujeres, que lo ven, incluso, como un anticonceptivo más.
Finalmente, solo una referencia indicativa al número de abortos que se practican.
En Estados Unidos, hasta ahora, aproximadamente un millón y medio al año.
En España, cerca de 100.000.
No sorprende que hagan todo lo posible para mantenerlo, tergiversando todo lo que haya que tergiversar y pagando a políticos, periodistas, abogados, científicos, publicitarios y lo que sea.
Porque el negocio es el negocio. Un impresionante negocio.
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