Marina Litvinenko, rusa exiliada en el Reino Unido, es la viuda de Alexánder Litvinenko, exagente del KGB asesinado por los servicios secretos rusos en Londres en el 2006 con polonio, un veneno radiactivo. Entrevistada por La Vanguardia en un salón de té londinense, Litvinenko se posiciona contra los que en Occidente abogan por una salida negociada a la guerra en Ucrania. La solución, dice, debe pasar por armar a Ucrania, por aislar a Rusia y, finalmente, por el pueblo ruso. Confía en que una guerra civil acabe con lo que llama el ancestral reinado de la mentira y la criminalidad en su sufrido país. Economista de 59 años, Litvinenko es una mujer vivaz poseída de un fuerte sentido de misión, a la vez risueña y llena de odio hacia Vladímir Putin, al que identifica como responsable de la muerte de su marido.
El silencio en Rusia
“La gente ha aprendido a quedarse callada, si no, te matan; mi marido es el ejemplo”
¿Qué sentimientos le despierta la guerra en Ucrania?
Todo mi corazón está con Ucrania. Pero esto es también muy malo para Rusia. Putin ha dado el primer paso hacia la destrucción de su propio país. No piensa en su gente, en el futuro de su país. Es un personaje fundamentalmente inseguro cuyo único interés es perpetuarse en el poder.
¿Por eso invadió Ucrania?
Cada vez que Putin y su gente necesitan fortalecerse van a la guerra. En 1999, para ganar las elecciones a la presidencia, empezó la segunda guerra en Chechenia; en el 2008, en Georgia; en el 2014, en Crimea y el este de Ucrania. Ahora, en toda Ucrania. Siempre para ocultar su pésima gestión. Si la economía va mal, es la culpa de “los agresores”, no porque él y los suyos han robado dinero en su Estado criminal.
Usted dijo tras el asesinato de su marido que la gran diferencia entre Occidente y Rusia es que en Rusia no se da valor a la vida del individuo. ¿Lo sigue pensando?
¡Sí! Esperábamos que esto cambiara después del colapso de la Unión Soviética. Pero sigue igual. En la URSS el mensaje era: no pienses en tu propia vida, piensa en la utopía futura. Si ves libros soviéticos o películas verás que siempre te animan no a vivir por el futuro, sino a morir por el futuro. Totalmente antinatural. Ha sido todo mentira, todo simulado.
¿Como en aquella famosa frase de la época soviética, “Yo simulo que trabajo y tú simula que me pagas”?
Exacto. Te obligan a convivir con la mentira. La gente ha aprendido a quedarse callada, si no, te matan; mi marido es el ejemplo de ello. La gente sabe que no le dicen la verdad, pero la acepta como verdad. Hoy y siempre en Rusia el silencio es un mecanismo defensivo, para sobrevivir, o como mínimo para no perder tu trabajo. El individuo no tiene poder, está a merced del Estado. Y todos lo saben. Si Putin dice que esto no es una cuchara [Litvinenko coge una cuchara] tendré que decir que no es una cuchara. Es que en la sociedad rusa nunca ha habido ciudadanos. Solo ha habido esclavos.
Al invadir Ucrania
“Putin ha dado el primer paso hacia la destrucción de su propio país”
Pero muchos rusos se creen sinceramente lo que Putin dice sobre la guerra en Ucrania, ¿no?
Cuando cayó la Unión Soviética se necesitaba una nueva ideología. El control del poder permaneció en manos de gente del KGB, como Putin. Optaron por la ideología del nacionalismo. Si oyes los discursos de Putin durante estos 20 años siempre repite lo mismo: somos un país fuerte, somos un país grande, pero Occidente no nos respeta, nos odia porque somos rusos. El objetivo ha sido crear la sensación de que ser ruso es ser víctima y hacer que la gente sienta rabia por ello. Cuanto más ha ido limitando la libertad de la gente Putin, más insistente ha sido la propaganda del nacionalismo, como un veneno, día tras día, gota a gota. Es el arma más tóxica porque contamina las mentes. Uno llega a convencerse de que esta visión resentida, paranoica del mundo no es idea de otros, sino que la ha tenido uno mismo.
No a la negociación
“Los gobiernos de Occidente no deben negociar con Putin, no funcionará”
¿Cómo va acabar la guerra? ¿Con una negociación?
Los gobiernos de Occidente no deben negociar con Putin. Dejen de hablar de esto. No funcionará. Putin no confía en nadie y no se puede confiar en él. Si le das la idea de que quieres una solución negociada, lo interpretará como debilidad, nada más. Firmará un acuerdo y lo traicionará, volviendo a la carga con otra agresión militar. ¡No piensen en esto! Los instrumentos para salvar el mundo, para salvar a Ucrania, son dos: armar a Ucrania y aislar a Rusia.
¿Y aquello que muchos proponen sobre la necesidad de darle una salida digna a Putin, de ayudarle a salvar la cara…?
¡Ridículo! No necesita salida digna porque él se inventa su propia realidad. Y en cuanto a salvar la cara, no tiene cara. Es absolutamente cínico y amoral. Me enfado mucho con gente como Macron, que insiste en la idea de que se puede dialogar con Putin. No les escuchemos. No entienden. Tienen información de sus servicios de inteligencia, pero no entienden el alma rusa o el alma ucraniana.
¿Y qué me dice de gente como Lula, el expresidente de Brasil, que dice que la OTAN y Ucrania son igual de responsables de la guerra que Putin?
Está tan lejos, en un continente tan diferente, donde es tan difícil entender la historia de Rusia y Ucrania de los últimos cien años, de entender los anhelos de independencia y libertad de los ucranianos. Yo le preguntaría: ¿se sentiría feliz si Brasil estuviera bajo el yugo de Chile o Argentina?
Pero muchos que no viven tan lejos de Ucrania como Lula piensan igual que él…
Para mí es insoportable tener que oír estos supuestos argumentos. Si la gente me dice que Putin tiene alguna excusa por lo que hace, dejo de hablar con ellos. Si me dicen que la expansión de la OTAN es motivo para matar gente y destruir ciudades, me levanto y me voy. Esta gente que ataca y culpa a Estados Unidos de todo esto, ¡por favor! ¡Estados Unidos no es el tema! Rusia es el tema.
¿Para usted el objetivo final es que los rusos cambien su sistema de gobierno?
Sí, y soy optimista, aunque las cosas tendrán que empeorar antes de que mejoren. Las sanciones económicas surtirán su efecto. Y llegará el día en el que los que lucharon en Ucrania entenderán que los traicionaron. Volverán a casa deseando acabar con los que abusaron de ellos. Habrá una guerra civil en Rusia.
¿Y la opción nuclear?
“Putin no tiene la decisión de apretar el botón nuclear en su exclusivo poder”
¿De veras lo cree?
No puedo estar segura al ciento por ciento, pero así lo veo. Hay paralelismos con 1917, el año de la revolución bolchevique: una economía colapsada, soldados que vuelven de la guerra, mutilados, pobres, abandonados. Hay paralelismos también con la desastrosa guerra rusa en Afganistán, que ayudó a precipitar el fin de la Unión Soviética. Y después, a ver qué puede pasar en los estados vecinos, leales a Putin hasta ahora, como Kazajistán o Bielorrusia. Putin puede tener problemas serios en muchos frentes.
¿No le preocupa la opción nuclear?
Putin no tiene la decisión de apretar el botón nuclear en su exclusivo poder. Hay por lo menos siete etapas que hay que superar antes de llegar a eso. Creo que si da la orden, será su último día de vida.
¿Putin está loco?
Sí. Merkel dijo hace cuatro años que vive en otra realidad. Es verdad. Y además es una realidad de otro siglo. Putin sigue con sus fantasías de imperio, coleccionando tierras. Tiene esa idea medieval de que el poder y el dinero se consiguen conquistando territorio. ¿Qué poder o dinero consigues al conquistar ciudades que has reducido a ruinas, como Mariúpol?
¿Es un mal momento para ser ruso?
No para los que toman responsabilidad. Pero hay que demostrarlo, hay que luchar para extirpar el cáncer. Yo estoy orgullosa de ser rusa. Estoy orgullosa de ser la esposa de Alexánder Litvinenko. Él fue un idealista que se incorporó al KGB en 1991 con el propósito de construir un país grande de verdad con un Estado de derecho, que Rusia nunca ha tenido. Tengo una idea por la que lucho, que es la de la justicia y la libertad. He aprendido que poder expresar la verdad libremente es muy importante, y no sé si todo el mundo en Occidente lo ha sabido valorar.
El sospechoso del caso muere de covid
Dmitri Kovtun, uno de los principales sospechosos detrás del envenenamiento y muerte de Alexander Litvinenko, ha fallecido de covid en un hospital de Moscú, según anunció ayer la agencia oficial rusa TASS. Otro de los sospechosos, Andréi Lugovói, también escribió en las redes sociales que su “fiel amigo” había muerto. Una investigación llevada a cabo por el Reino Unido concluyó que tanto Lugovói como Kovtun, antiguos oficiales del KGB, envenenaron deliberadamente a Litvinenko echando polonio-210, una sustancia altamente nociva, en su té. La Corte Europea de los Derechos Humanos sentenció el año pasado que Rusia fue responsable del asesinato. El Kremlin siempre se negó a extraditarlos.