Un equipo de científicos de Noruega acaba de comprobar que los adultos jóvenes pueden ganar hasta diez años más de vida con tan solo hacer ciertos cambios en su dieta.
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Si bien la definición de adulto joven puede variar, se suele considerar que esta etapa va entre los 20 y los 40 años.
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El nuevo estudio encontró que cambiar los patrones alimenticios de una típica dieta occidental, alta en grasas saturadas, azúcares y productos procesados, a una más eficiente que incluya más legumbres, cereales integrales, nueces, frutas y menos carne roja, suele aumentar en diez años la esperanza de vida tanto en hombres como en mujeres.
Los resultados acaban de ser publicados por la prestigiosa revista PLOS Medicine.
“Para llegar a la conclusión, utilizamos datos de los estudios más grandes y completos que existen hasta la fecha sobre el tema y los analizamos en conjunto con los del estudio de carga mundial de enfermedad, con el fin de obtener información certera sobre el riesgo de mortalidad y dieta”, comenta a El Mercurio Lars Thore Fadnes, profesor del Departamento de Salud Pública Global y Atención Primaria de la Universidad de Bergen (Noruega) y líder de la investigación, que durante su trayectoria ha recomendado y puesto en práctica las dietas, como método preventivo de enfermedades en la medicina.
Al comer continuamente carnes rojas estamos añadiendo más calorías y más grasas saturadas que impulsan las enfermedades cardiovasculares
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De acuerdo con Fadnes, se estima que patrones dietéticos dañinos provocan 11 millones de muertes cada año en el mundo. Pero el experto cree que una dieta más saludable tendría el efecto contrario y eso explicaría los resultados que obtuvo su equipo.
“Pensamos que los aumentos en la esperanza de vida están relacionados con que el cambio de dieta reduce el riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad coronaria, pero también con la disminución de la posibilidad de desarrollar diabetes, cáncer y otras enfermedades crónicas”, comenta Fadnes.
Y continúa: “Al comer continuamente carnes rojas estamos añadiendo más calorías y más grasas saturadas que impulsan las enfermedades cardiovasculares; en cambio, al comer más legumbres y granos integrales, el perfil metabólico mejora, lo que reduce el riesgo de patologías”.
Avena y arvejas
Entre las legumbres están las arvejas, habas, lentejas, fríjoles y garbanzos, mientras que algunos tipos de cereales integrales son el arroz y el pan integral y la avena.
Eliana Reyes, nutricionista de la Universidad de los Andes de Chile y directora de la Asociación Chilena de Nutrición Clínica y Metabolismo, opina que esta investigación confirma lo que otros estudios más pequeños también han sugerido.
“Al analizar distintos tipos de dieta, efectivamente se ha visto que la occidental se asocia a más mortalidad y a enfermedades cardiovasculares; entonces, es lógico que si hacemos un cambio hacia alimentos que han acumulado evidencia sobre sus beneficios, se pueda ganar expectativa de vida”, comenta la especialista.
Reyes explica que tanto los beneficios como los riesgos de los tipos de alimentación tienen un impacto en la medida en que ha habido más exposición a ellos. “Esto quiere decir que mientras más joven se empiecen los cambios, vas a tener más probabilidad de ganar esa década de vida”, afirma.
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Jean Camousseigt, nutricionista de la Clínica Dávila de Chile, comenta que el patrón alimenticio que plantea el estudio es rico en fibras, que se relaciona con menor riesgo de cáncer, y alto en antioxidantes, asociado a un envejecimiento celular más lento y menor riesgo de enfermedad cardiovascular.
“Son lógicos sus beneficios porque prácticamente se basa en la dieta mediterránea, la cual viene acumulando evidencia a su favor desde los años 60”, asevera el nutricionista.
Y añade: “Lo relevante de este nuevo trabajo es que por primera vez le ponemos un número concreto a cuántos años de vida se pueden ganar y eso es una buena noticia”.
Los entrevistados coinciden en que los nuevos hallazgos llegan en un momento clave para la salud de la población de adultos jóvenes, en quienes ha aumentado la prevalencia de varios tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares asociados al estilo de vida y a la dieta.
“Lo común era ver infartos, hipertensión o cáncer en personas mayores, pero ahora lo estamos viendo cada vez más seguido en personas sobre los 20 años, de manera que este estudio, con una evidencia científica fuerte, es una demostración de que es necesario empezar a cambiar la dieta para mejorar la salud de esta población”, puntualiza la doctora Reyes.
JANINA MARCANO – EL MERCURIO (CHILE) / GDA
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