Alberto Cormillot tiene 83 años. Construyó una carrera alrededor de la nutrición y se convirtió en una de las personalidades mediáticas más reconocidas. Su vida se convirtió en un tema público y por eso la prensa estalló cuando, hace tan solo ocho meses, se volvió a convertir en padre. Él es consciente de que es observado por cómo traslada sus consejos a su propia experiencia. Y en “La alimentación inteligente para vivir 100 años” (Penguin) combina su histórico tema de estudio, la nutrición, con la etapa que atraviesa en este momento, la tercera edad.
Noticias: Las estadísticas demuestran que cada vez hay más obesidad, ¿por qué cuesta tanto este asunto?
Alberto Cormillot: Porque el 99% de las preguntas que se hacen son equivocadas. En general, la gente pregunta “¿qué dieta tengo que hacer?”, pero todos ya saben más o menos qué tienen que comer. El tema es que las personas no cambian por la información que tienen sino por la motivación.
Noticias: ¿Una alimentación saludable es garantía de longevidad?
Cormillot: Para nada. Yo tuve cáncer hígado, de colon y hace tres meses me sacaron un cáncer de riñón. Una persona se puede cuidar mucho, pero si algún gen se tropieza y sale para el otro lado hay enfermedades que aparecen. En lo que sí hace una diferencia una alimentación inteligente es en la recuperación. En mi caso, por ejemplo, ya retomé las clases de tap y las de aéreo.
Noticias: El libro se detiene en factores sociales y emocionales. ¿Cómo los trabajó usted?
Cormillot: En las zonas azules se ve que no es solo lo que comés. Hace décadas aprendí a trabajar el estrés, pero a los 30 o 40 años era bravo. La vida te va poniendo paredones y te vas moderando. Sí recuerdo algo que me transformó: una vez me anoté en un curso de ira. Llegó el instructor y empezó a gritar: “Me tienen podrido con que esa puerta quede abierta. No se puede dar clases en este aula de mierda”. Quedamos todos paralizados. Cuando terminó, bajó el tono y le pidió a un compañero si por favor la podía cerrar y enseguida nos dijo: “La ira es inefectiva. Puedo tener un ataque, pero la puerta va a seguir abierta”. Ese día aprendí que una persona desbordada es ineficiente y eso aplica a todo.
por R.N.