En los últimos años aumentó la difusión de información en relación al consumo de leche de vaca. Hay muchas publicaciones y opiniones encontradas al respecto, muchas de las cuales no siempre condicen con la evidencia científica disponible.
Lo cierto es que, con amantes y detractores, la leche celebra hoy su día mundial, e Infobae quiso aprovechar la oportunidad para recordar la importancia de su consumo desde la niñez hasta la vida adulta.
Según una encuesta realizada por ÓMNIBUS KANTAR entre mil personas en octubre de 2021, y en coincidencia con mediciones anteriores, seis de cada diez argentinos consumen solamente una porción o menos de lácteos al día, en tanto quienes consumen la porción recomendada apenas alcanzan a uno de cada diez.
En la misma línea, el 28% de los consultados dijo consumir productos deslactosados y basan su elección en una decisión propia, por encontrarlos más livianos, dejando a las razones “médicas” como el tercer motivo en importancia.
Cabe recordar que según las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) difundidas por el Ministerio de Salud de la Nación, la cantidad de lácteos recomendada por día es de tres porciones, y un vaso de leche fresca equivale a una porción. O sea que con tres vasos por día se cubriría el ideal que se debe consumir.
“De todos los lácteos, la leche fluida es sin dudas la más accesible, fundamentalmente por precio, pero también por cantidad de formatos y variedades, y por la posibilidad de consumirla sola o como parte de una receta incorporada a cualquiera de las cuatro comidas”. En opinión de la licenciada en Nutrición Romina Pereiro (MN 7722), “el consumo de leche y sus derivados es fundamental durante la infancia y adolescencia, porque el calcio es asimilado hasta los 23 años de edad es el que el cuerpo utiliza para mantener el depósito de este mineral para toda la vida”.
Y pese a asegurar que “la leche vacuna aporta una combinación de nutrientes y factores del crecimiento que contribuyen a una nutrición de calidad”, la especialista reconoció que “su consumo viene cayendo sistemáticamente en el país en los últimos diez años”.
“La leche de vaca contiene lactosa (el azúcar de la leche), proteínas de alto valor biológico y vitaminas y minerales fundamentales para mantener nuestros huesos sanos (como vitamina D, calcio, fósforo y magnesio)”. Consultada por este medio, la médica especialista en Nutrición y Diabetes Marianela Aguirre Ackermann (MN 151867) sostuvo que, “además, es un alimento ideal para adicionar vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales (omega-3) a través del enriquecimiento o de la fortificación”.
Para la coordinadora del Grupo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y directora médica del Centro Integral de Endocrinología y Nutrición, “la leche es un alimento muy nutritivo que proporciona energía, proteínas y micronutrientes. Es uno de los alimentos más completos que existen, y es el primer alimento de los seres humanos al nacer”.
En la misma línea, Pereiro sumó: “Es un alimento nutricionalmente completo. Esto significa que nos aporta proteínas de alto valor biológico, micronutrientes como por ejemplo magnesio, fósforo; macronutrientes como el calcio, el hierro y además un montón de factores de crecimiento”.
“En el caso que no exista la lactancia materna por el motivo que sea, es un buen sustituto para los chicos. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la considera un buen alimento para nutrir las poblaciones que se encuentran con bajos recursos económicos”, enfatizó.
Volviendo a sus propiedades y beneficios, según precisó Aguirre Ackermann, “un vaso de leche (200 ml) aporta aproximadamente 30% de la dosis diaria de calcio recomendado, nutriente que ayuda a formar y mantener huesos y dientes fuertes, además de su rol en la función nerviosa, contracción de los músculos y el mantenimiento de la presión arterial normal”.
Aporta, además, un porcentaje importante de las recomendaciones diarias de otros nutrientes fundamentales como potasio (11%), necesario para el tono y contracción de los músculos, fósforo (20%), nutriente que ayuda a fortalecer huesos y genera energía en las células del cuerpo, y aproximadamente un 15% -dependiendo de la edad- del requerimiento diario de proteínas de alto valor biológico, nutrientes necesarios para la formación de la estructura de nuestras células.
“Un vaso de leche además nos provee otros nutrientes clave para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, como vitamina D, vitamina A, vitamina B12 y otras vitaminas del complejo B (vitamina B2 y niacina) -insistió la experta-. También contiene ácidos grasos, hidratos de carbono, proteínas y agua”.
Sobre el aporte de vitamina B12, el médico nutricionista Alberto Cormillot (MN 24.518) explicó que “es una vitamina esencial que no puede ser producida por el organismo humano y que se adquiere a través de la ingesta de carne, leche, huevo y, en menor medida, legumbres”. “Es un factor fundamental en la transmisión de los impulsos nerviosos. En el caso de que se elija una dieta que no incluya la B12 o se coma menos de una vez por semana carne o pescado es fundamental suplir esta vitamina”, enfatizó.
“La mujer embarazada tiene que comer carne, huevos y tomar leche, y si no lo hace, tomar suplementos que sustituyan los nutrientes que no ingiere a través de la alimentación; eso es lo que dice mayoritariamente la biblioteca médica”, volvió a remarcar sobre un tema siempre polémico para hacer hincapié en la necesidad de que las mujeres gestantes y lactantes consuman los nutrientes que ellas y sus hijos necesitan para un correcto desarrollo.
Finalmente, Aguirre Ackermann resaltó que “aunque la leche es un alimento muy nutritivo y beneficioso para el organismo, muchas personas desarrollan intolerancia a la lactosa”. “La lactosa es un carbohidrato o azúcar natural presente en la leche y en los productos lácteos”, explicó la especialista, quien amplió: “Para descomponerla (a la lactosa), el cuerpo necesita la enzima Lactasa. Muchas personas no producen suficiente lactasa y tienen problemas de intolerancia. En ese caso, se recomienda consumir leche con bajo contenido en lactosa, o sin lactosa, o probar con otros productos lácteos como los yogures y el queso que tienen mucha menos cantidad de lactosa que la leche en sí”.
Es habitual que a las bebidas a base de vegetales se las llame “leche de…” por su aspecto blanquecino, lo que, en opinión de Aguirre Ackermann, “confunde a muchas personas que las consumen en reemplazo de la leche de vaca”.
La especialista destacó que “leche no es el término autorizado por la normativa internacional para este tipo de bebidas”, ya que “la palabra leche hace referencia al líquido blanco que sale de las mamas de un mamífero”.
“Como lo tradicional es consumir leche de vaca, la industria intenta producir bebidas que se parezcan a la leche que conocemos desde chicos. Por eso se fortifica por ejemplo con calcio y vitaminas, pero también se añaden azúcares, aceites de maíz o girasol, estabilizantes, emulsionantes y aromatizantes”, apuntó.
Actualmente existe gran oferta de bebidas a base de cereales (arroz, avena), frutos secos (almendras, avellanas, castañas), semillas (sésamo), soja, coco, entre otras, destinadas a un público cada vez mayor en busca de esas alternativas a la leche de vaca para su alimentación.
Para la experta de la SAN, “las bebidas vegetales pueden ser una opción para aquellos con alimentación vegetariana o vegana, o que tengan algún tipo de alergia, intolerancia o simplemente la eligen por el sabor”. “Lo importante es asesorarte con especialistas en Nutrición para elegir qué producto se adapta a lo que cada persona busca en relación a su salud. Y si se eligen bebidas vegetales, lo ideal es buscar aquellas que estén enriquecidas y que no tengan agregado de azúcar”, concluyó.
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