TEXAS – Desde que la congresista demócrata Sheila Jackson Lee llegó a la Cámara Baja estadounidense en 1995, más de 300 mil niños del país han vivido tiroteos en sus escuelas, pero los intentos de controlar las armas se han topado con una férrea oposición de los republicanos, que han frenado en seco todas las medidas de ese tipo en la última década.
En una entrevista con Efe en Uvalde, Texas, donde acudió para consolar a las familias que perdieron 19 niños y dos maestras en la escuela primaria Robb, Jackson Lee confió en que la brutal masacre en esa población de mayoría hispana suponga la gota que colme por fin el vaso y consiga romper la inacción en Washington.
“Este es un punto de inflexión para la humanidad en Estados Unidos. Ya no hay espacio para las excusas”, dijo la veterana congresista, que representa a la ciudad texana de Houston en la Cámara Baja, frente a una iglesia católica en Uvalde.
UNA DÉCADA DE INACCIÓN
La de Uvalde fue la peor masacre en una escuela del país desde la registrada en diciembre de 2012 en la escuela Sandy Hook de Newtown (Connecticut), donde fueron asesinados a tiros 20 niños y seis mujeres.
Los padres de esos niños, de edades comprendidas entre los 6 y 7 años, suplicaron entonces al Congreso que reforzara el control de armas, pero ni siquiera se aprobó una medida que apoyan el 90 % de los estadounidenses: un sistema de verificación de antecedentes.
Tampoco ocurrió nada después de que los supervivientes de la matanza de 2018 en un instituto de Parkland (Florida), donde murieron 14 adolescentes y tres adultos, se movilizaran para crear la organización “March for our lives” (“Marcha por nuestras vidas”).
Tras cada una de esas tragedias, los demócratas han confiado en que el horror y la pérdida fueran tan dolorosos que rompieran por fin el muro erigido por grupos de presión como la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que financia numerosas campañas políticas, la mayoría de republicanos.
Aunque la experiencia de la última década deja poco espacio para el optimismo, Jackson Lee y otros miembros de su partido aseguran que han visto un poco más de voluntad esta vez en la oposición republicana para hacer algo, aunque se trate de medidas muy limitadas.
“El mundo está observando a Estados Unidos”, recalcó Jackson Lee, que sigue de cerca la investigación sobre el tiroteo como presidenta del subcomité sobre crimen, terrorismo y seguridad nacional en la Cámara Baja.
“(Tenemos) 400 millones de armas, el 45 % de las armas que hay en el mundo. Si vamos a seguir siendo el líder del mundo libre, ¿cómo podemos negar una vida a un alumno de cuarto grado?”, reflexionó, en referencia a los niños de entre 9 y 11 años asesinados en Uvalde.
SIN “ESPACIO PARA LAS EXCUSAS”
Preguntada por qué cree que esta vez es la definitiva, la legisladora de 72 años opinó que a veces “Dios concede tiempo” para reflexionar sobre las cosas, pero que ha llegado un momento en el que “ya no hay espacio para las excusas”.
“Lo que creo que ha hecho esto es decir a los legisladores que se les ha agotado el tiempo. Tenían una excusa para Sandy Hook, una excusa para Santa Fe y una excusa para Parkland. Pero se les ha agotado el tiempo”, subrayó Jackson Lee.
Añadió que eso lo “sabe” el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, porque el jueves encargó a uno de los senadores de su partido que representan a Texas, John Cornyn, que negocie con los demócratas una posible legislación sobre armas.
La legisladora garantizó que, en los últimos años, McConnell “nunca había enviado a nadie a ninguna reunión” sobre el control de armas, y lo interpretó como una buena señal.
Su análisis encaja con el de uno de los senadores demócratas más implicados en el tema, Chris Murphy, quien reconoció, no obstante, que es posible que las medidas que está negociando no salgan adelante y se le acabe “rompiendo una vez más el corazón”.
“Hay más republicanos en hablar sobre esto que nunca antes desde (la masacre de) Sandy Hook”, indicó Murphy en una entrevista el domingo con la cadena televisiva ABC News.
“TENGO QUE ESTAR A LA ALTURA”
Preguntado al respecto este lunes, el presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que no puede juzgar todavía las intenciones de los republicanos, pero opinó que “las cosas se han puesto tan mal” que la gente empieza a “ser algo más racional” respecto al control de armas.
Es improbable que de las conversaciones salga una de las medidas que habría impedido al atacante de Uvalde comprar un AR-15 poco después de cumplir 18 años: una prohibición de los rifles de asalto como la que estuvo en vigor en EE.UU. entre 1994 y 2004, algo que respaldan Biden y demócratas como Jackson Lee.
Una de las medidas que Murphy mencionó como viables en su entrevista con ABC son una ley federal para permitir que los tribunales veten el acceso a las armas de ciertas personas cuando las autoridades o sus familiares adviertan de que tienen problemas de salud mental.
También citó posibles regulaciones para fortalecer y expandir el sistema de verificación de antecedentes de los compradores de armas o incluso convertirlo en universal, así como ampliar la seguridad en las escuelas y en el almacenaje del armamento, o invertir más en salud mental.
Jackson Lee, que lleva casi tres décadas representando a Texas y tiene dos hijos, se “derrumbó” tras enterarse de la noticia del tiroteo en Uvalde. Ese día tenía previsto regresar a Washington, pero decidió quedarse en Houston para participar en un acto solemne por las víctimas.
“Rezamos por ellos, y dijimos (que esto no pasaría) nunca más. Y ahora tengo que estar a la altura de esas palabras”, subrayó.