Mientras alrededor de 600 personas cantan “dale español”, Ricardo Caruso Lombardi demuestra su enojo. “Apura al arquero, juez. ¿O estás pintado?”, exclama. “¡Qué penal no nos diste!”, agrega un minuto después. Deportivo Español, el club del que es manager, pierde por 2-0 ante Leandro N. Alem en la decimosexta fecha. Si la institución lo da vuelta y consigue un triunfo, llegará al liderato de la Primera C.
Caruso Lombardi no se deja de mover en la platea del Estadio Nueva España, situado entre Parque Avellaneda y Bajo Flores de Buenos Aires: grita, da instrucciones a los jugadores y camina de un lado a otro, como si fuera el DT. El reconocido entrenador siente el fútbol de esa apasionante manera y el entorno lo reconoce. Los hinchas se acercan, conversan y lo viven como él.
El marcador no volvió a cambiar y Caruso Lombardi estalló contra el árbitro Felipe Viola. Dos penales no cobrados y una expulsión al arquero Pablo Migliore molestaron al argentino: “Ya nos cagaste con Laferrere, deja de romper los huevos. Eres un cagón”, lanzó y se retiró al camarín, donde permaneció durante unos 20 minutos. Cuando salió, aún estaba enfurecido. AS lo esperaba en el lugar.
– ¿Está cuestionado el arbitraje en Argentina, Ricardo?
– Muchísimo. La gente que maneja el fútbol argentino no está haciendo las cosas como corresponde. Entonces, cuando se hacen las cosas mal, pasa esto a nivel local y en cualquier categoría. Es determinante. Los arbitrajes son difíciles de analizar, no porque los jueces sean malos, sino porque están mandados. Tienen miedo, porque si no hacen lo que les dicen, los dejan fuera del sistema. El fútbol está armado así.
– ¿Quién los manda supuestamente?
– La AFA. Se sabe a qué equipos pueden perjudicar y a quién no, es así de simple. Hay una tanda de árbitros que trabajan para el poder. Hay que bancársela y callarse la boca, pero yo no soy así y por eso estoy vetado. El que habla, no dirige más.
– ¿Por eso no ha vuelto a dirigir en Argentina?
– Cada vez que voy a agarrar un club, Claudio Tapia se encarga de bajarme. Él habla con los dirigentes de turno y les transmite el miedo para que no me contraten porque saben que los van a perjudicar. Yo ahora estoy dándole una mano a este club y cuando va a llegar al liderato, no lo dejan. Te lastiman y hacen todo lo posible por dejarte fuera de foco. A los argentinos nos está pasando esto, nos pasan factura y nos arruinan. Por eso hay mucha bronca.
– Y eso que usted es el técnico que salva a los clubes del descenso…
– Me tocó 11 veces y me salvé en 10. Eso es importante porque uno va creciendo en su carrera, fue desde el 2007 al 2018 y ocurrió con varios clubes. Eso no sale en ningún lado, pero son cosas buenas y lindas que uno ha pasado. Me llena de placer recordar.
– ¿Ahora lo han llamado para dirigir en Chile?
– No. Tuve chances en otros países, pero no me decidí. A esta edad, con los enojos que uno se agarra, todo molesta muchísimo. Pero si hay alguna chance, lo hablaré. En otros momentos estuve en negociaciones, pero no se dio. Por ahora el fastidio me lo llevo acá, donde me han tirado 40 metros bajo tierra para no poder escalar.
– ¿Qué negociaciones ha tenido en Chile?
– Tuve opciones para ir a Colo Colo, O’Higgins, La Calera y Cobreloa, pero fue hace muchos años. También hubo gente que me quería acercar a la U. Nunca se concretó porque yo estaba acá dirigiendo a otros equipos. Además, uno va envejeciendo con el tiempo y salir cuesta un poco más.
– ¿Qué referencias tiene del país?
– Me han dicho que Chile es muy lindo. Nunca lo he ido a visitar, pero tengo ganas de ir a verlo. También me he enterado que los técnicos son respetados: cuando terminan de dirigir, cobran lo que corresponde. Y no puede haber un técnico nuevo trabajando hasta que el saliente reciba toda su indemnización. Hay varias cosas importantes y eso es bueno para Chile.
– ¿En Argentina los técnicos no son respetados?
– No tenemos nada. Nosotros estamos peleando para que tengan su lugar: obra social, aporte jubilatorio, farmacias y contratos, lo mínimo. Hace 38 años que está la misma gente en el gremio y hace ocho años que no votamos. El presidente de la AFA hace las cosas al revés: defiende a la gente que se porta mal y se enfrenta con la gente que hace las cosas bien. Los técnicos están arruinados y no hablan por miedo.
– ¿Entonces está abierto a ir a Chile?
– Tengo el teléfono disponible siempre. Si iremos o no, no sé todavía (ríe).
– ¿Le gustaba la generación dorada de la Roja?
– Tenían grandes jugadores, como Alexis (Sánchez), (Jean) Beausejour o (Mauricio) Isla, que marcaban la diferencia. Los técnicos extranjeros anduvieron muy bien. Chile estaba en un gran nivel, pero se cayó, como pasa siempre en el fútbol. Ahora están peleando por el cupo de Ecuador (ríe).
– ¿Qué debe hacer Chile ahora que se acabó el ciclo exitoso?
– El recambio es bueno y el mejor ejemplo es Argentina. Sacó a un montón de jugadores grandes y los pibes corren mucho. Ayudan a que (Lionel) Messi pueda lucir más. Los jóvenes corren y la última pincelada la hace él. Me parece que ese tema hay que tenerlo arriba. Es importante que exista una renovación y le da nivel.
En medio de la conversación, el cuerpo arbitral del encuentro se dirige al estacionamiento. Caruso Lombardi lo nota y arremete nuevamente. El manager de Deportivo Español deja de lanzar palabras solo cuando el vehículo sale completamente del estadio. La derrota continúa en su cabeza.
– Chile igual está en un proceso complejo con el arbitraje. Javier Castrilli, a quien usted conoce, fue presidente de la Comisión de Árbitros. Echó a jueces…
– Castrilli también está en contra de toda la gente del arbitraje argentino, porque él siempre fue muy derecho a la hora de dirigir.
– Pero en Chile fue despedido después de un paro de los árbitros. Él denunció irregularidades y un complot en su contra…
– Cuando tocan los lugares donde el poder puede participar, pasas a ser el malo de película. Cuando haces las cosas bien, te dejan fuera de las cosas. Lamentablemente viven haciéndolo y todo es muy sucio para el fútbol. Uno pierde energía con esta gente, pero hay que seguir adelante.
– ¿Es muy pasional el fútbol argentino?
– Aquí todas las categorías son pasionales. Y más aún, cuando nos perjudican (ríe).