Un grupo de alumnos perteneciente a la Escuela ORT, de la ciudad de Buenos Aires, incursionó en distintas iniciativas del mundo blockchain y las criptomonedas. Los estudiantes del cuarto año de la institución lanzaron TIC Coin, su propia cripto.
Se trata de un conocimiento que podrán aplicar en sus proyectos profesionales, incorporando las herramientas técnicas y novedosas que cada día cobran mayor relevancia.
El Director de la especialización en Tecnologías de la Información y Comunicación, Darío Mischener, no escatima en elogios hacia su alumnado. En conversación con BeInCrypto, cuenta los orígenes de las diferentes iniciativas que propone la metodología de estudio de la Escuela ORT.
BeInCrypto: ¿Cómo y para qué surge la idea de crear una cripto propia?
Darío Mischener: nosotros queremos generar un ambiente de desarrollo para que nuestros estudiantes puedan trabajar en blockhain en un entorno seguro y educativo. Para eso trabajamos en una red de prueba en la que cada estudiante debe generar una wallet.
Si tiene una anterior, no puede utilizarla. La wallet que creen podrán utilizarla únicamente dentro de la asignatura en la que se trabaja. Eso es en cuarto año, cuando arriban al tema blockchain.
También los ayudamos a generar el token de intercambio sobre esa red de prueba con dos finalidades: saber cómo se hace y que no tenga valor económico ni de intercambio. Con esto buscamos garantizar que no trabajamos en especulación financiera, sino en aprendizaje de tecnología.
BeInCrypto: ¿Buscan que los alumnos de ORT salgan listos para formar su startup?
Darío Mischener: tenemos una concepción según la cual trabajamos en la modalidad llamada “Aprendizaje basado en retos o proyectos”. En cada uno de los tres años del ciclo superior los estudiantes tienen que desarrollar un proyecto.
En principio, con fines académicos. Es decir, para integrar los contenidos curriculares tecnológicos que ven en la carrera y poder desarrollar diferentes habilidades. Por ejemplo, liderazgo de equipos o cumplimiento de metas. El trabajo es de los estudiantes.
Si ellos quieren desarrollar un emprendimiento a partir de su proyecto, es algo estupendo. Nosotros en el último año de la especialización ponemos una materia de emprendedorismo, en paralelo a la materia de proyecto, para que los estudiantes puedan desarrollar las dos partes de su idea. Que puedan avanzar en su producto, pero también con marketing, entendimiento del mercado, costos y temas legales.
Lo que hace algunos años nos sorprende es que están saliendo emprendimientos de los estudiantes de tercero y cuarto año. El proyecto “Lecto” es un ejemplo. Se trata de un trabajo que apunta a personas con dislexia. “Satélites on Fire” es otro caso, en el que se busca la detección temprana de incendios.
BeInCrypto: ¿Estos temas deberían estar incluidos en otras escuelas? ¿Por qué piensa que no ocurre?
Darío Mischener: en líneas generales, la juventud debe estar preparada para el mundo que viene. No para el que pasó. En esa dirección creo que las instituciones educativas deben preparar a sus estudiantes. Yo no soy fanático en una u otra tecnología, pero sin lugar a dudas hoy estamos viviendo una revolución que posiciona a la tecnología como motor de cambio.
No solo en la provisión de bienes y productos, sino también en materia social, económica y política. Creo que tecnología debería enseñarse en toda institución que pretenda preparar a sus estudiantes para el mundo del mañana. No ocurre por muchos motivos: uno es el temor a lo desconocido. Instituciones que no son de base tecnológica y les provoca miedo avanzar en un terreno que no dominan.
En segundo lugar, porque no hay recursos docentes suficientemente capacitados en calidad y cantidad para desarrollar estos planes curriculares. Por último y pensando de forma negativa, porque tener una sociedad capacitada en estos temas provocaría cambios que no gustan a los sistemas más conservadores.
BeInCrypto: ¿Ves recurso humano valioso que pueda capitalizar estos temas?
Darío Mischener: absolutamente. En todos y cada uno de mis estudiantes de ORT. Te puedo garantizar que en ellos deposito la confianza de tener un mundo mejor. Creo que somos una usina de recursos valiosos. Y me refiero a Argentina y toda la región.
Somos capaces de enfrentar los cambios que se avecinan, pero además podemos promoverlos. Hablo más allá de demanda insatisfecha y oportunidades salariales que ofrece el sector. Creo que podemos generar cambios y soluciones reales e inmensamente valiosas.
De la Escuela ORT al mundo profesional
La Escuela funciona como una usina de formación social que ofrece la posibilidad de acceder a un espacio con lineamientos curriculares integrales de educación tecnológica. Esto bajo la tutela de docentes especializados, para desplegar el aprendizaje obtenido al servicio de la sociedad.
En tercer, cuarto y quinto año los alumnos desarrollan proyectos que están diseñados con ciertas tecnologías. Se trabaja en equipos de entre 2 y 4 estudiantes. Luego, pueden continuarlo como emprendimiento o transformarlo en una experiencia curricular educativa.
Los docentes acompañan los proyectos durante el transcurso del año para que los alumnos puedan egresar con un portfolio profesional. Después, es voluntad de cada estudiante si decide mantenerlo en la currícula o llevarlo más allá, a una startup.
Además les ofrecen experiencia en manejo de equipos y liderazgo. La comunidad educativa trabaja en red, se retroalimenta entre docentes, estudiantes y graduados. Así sucedió con la creación de su propia cripto.
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