La incertidumbre sobrevuela los mercados financieros. La guerra en Ucrania aceleró, todavía más, la alta inflación, las decisiones de los bancos centrales y el riesgo de una recesión económica mundial. Después de una pandemia que ya dejó tocadas las bolsas mundiales, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha venido a darle la puntilla con una volatilidad pronunciada. De hecho, los inversores ya se muestran más preocupados por una posible recesión económica que por una política agresiva de los organismos monetarios.
Una preocupación que ha cambiado en un mes. Ya que en febrero de 2022, las decisiones “agresivas” de los bancos centrales era lo que más preocupaba a los inversores. Según los datos de Bank of America Merill Lynch recogidos por Allianz Global Investors, a más del 40% de los inversores le preocupaban el tono hawkish (agresivo) de los bancos centrales. Sin embargo, este tema se ha rebajado al 10% en marzo de este año. La principal razón de esta caída es porque el mercado ya descuenta la subida de tipos y una política más agresiva.
De hecho, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra ya han comenzado a subir los tipos de interés y el Banco Central Europeo ya marca el final del tercer trimestre como la fecha para unos tipos positivos. Sin embargo, la preocupación actual, al margen del conflicto de Rusia y Ucrania, que ya preocupa al 45% de los inversores, es la recesión económica mundial. En febrero, este aspecto preocupaba al 10% de los inversores y en marzo, ya se acerca al 25%.
La preocupación del mercado es si los bancos centrales, sobre todo, la Fed, van a ser capaces de mantener a raya la inflación con un aterrizaje suave de la economía, es decir, sin que haya desaceleración. La inflación ya es el tercer tema que preocupa a los inversores, mientras que en febrero era el segundo, solo por detrás de las decisiones de los bancos centrales.
Este 2022, los inversores están siendo más defensivos y tienen un alto nivel de efectivo como trampolín para la recuperación técnica a corto plazo de la renta variable. Como la mayoría espera un mercado bajista para la renta variable mundial, los niveles de efectivo se han elevado notablemente.
Pero, cuál tiene que ser la estrategia para no perder en este momento tan volátil. Virginie Maisonneuve, directora global de Inversiones de Renta Variable de Allianz Global Investors, lo tiene claro y es la diversificación pensando en el largo plazo. “Hay que diversificar con un horizonte de unos 10-15 años”, asegura, aunque reconoce que no es una ciencia exacta.
“Los riesgos económicos y financieros tradicionales siguen existiendo y la necesidad de diversificar entre distintos tipos de inversiones se ha hecho más urgente, sobre todo en un entorno geopolítico marcado por la desglobalización”, explica Patrick Rivière, presidente ejecutivo del Grupo La Française.
Más allá de una cartera diversificada, la directiva de Allianz Global Investors señala que las acciones centradas en innovación son una buena decisión, pero hay que encontrar un crecimiento sostenible. También considera imprescindible estar en la energía verde y en el cloud y en empresas deslocalizadas.
Asimismo, Patrick Rivière explica que la rotación de activos es necesaria en la búsqueda de rendimiento: ya no es la compresión de los tipos de interés lo que impulsará el rendimiento, sino un potencial de crecimiento real fuerte y previsible. En este sentido, «los activos con rendimientos directamente ligados a la inflación, como los floating-rate bonds (como el sector inmobiliario), están bien posicionados, al igual que los activos sensibles al aumento de los tipos de interés, como la deuda subordinada del sector bancario”, asegura.
Por lo que respecta a la renta variable, añade que los sectores de la tecnología, la construcción y el transporte y, en general, todas las empresas que desarrollan soluciones para luchar contra los desequilibrios existentes y el calentamiento global también deberían beneficiarse de este entorno.