“Una mujer se vinculaba a un cuerpo bello, a una muñeca obediente, y yo digo no a este planteamiento. No soy mujer, yo soy la sociedad en su totalidad”. Con voz alta y fuerte habla Nadia Chadi, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Tetuán (Marruecos), que explica como está introduciendo el enfoque de género en la gestión de su comuna, un enfoque que hasta hace poco era imposible en Marruecos, dice, “en una cultura resistente al cambio”.
Chadi y una veintena de mujeres electas marroquíes han estado esta semana de visita en varios ayuntamientos catalanes con el programa EqualMed, que lidera la Diputación de Barcelona, que promueve la incorporación de la perspectiva de género y la participación femenina en las políticas locales en Marruecos. Un intercambio también de experiencias en la gestión. Chadi mira hacia la frontera con España, que se vuelve a abrir, y habla de la economía informal a la que se ven sometidas las mujeres que trabajan como porteadoras de productos cruzando y volviendo Ceuta y Melilla: una tonelada sobre la espalda a cambio de 50 dirhams.
Ha puesto en marcha un programa para acabar con esta economía informal, explica, con un trabajo sometido a violencia psicológica y verbal, humillante muchas veces e intentan integrar en el mercado laboral regulado a estas mujeres. Un 50% de las cuales, subraya, tienen titulación académica. No es fácil, pero este es el camino.
Chadi, teniente de alcalde de Tetuán, explica los retos para abrir “una cultura resistente al cambio”
Estas mujeres que ocupan cargos municipales en Marruecos han visitado estos días los ayuntamientos de Terrassa, Santa Coloma de Gramanet, Vic, Esplugues y Rubí. El objetivo, explica Pilar Díaz, alcaldesa de Esplugues, es compartir en un ambiente distendido las propuestas para empoderar a las mujeres, para lograr que aquellas que dan el paso para incorporarse a la política marroquí puedan perdurar en sus cargos. El principal tema de interés es la lucha contra la violencia machista, junto a los cuidados, los usos del tiempo y la utilización del espacio público. La delegación marroquí pone el acento en la independencia económica de las mujeres.
Núria Vergès, concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Vic, desgranaba el lunes algunos proyectos que pueden servir de referencia. La creación de un espacio único en toda la comarca para la atención a las mujeres, desde asesoría legal hasta recursos contra la violencia machista. El trabajo con la Universitat de Vic para introducir en las escuelas una educación por la igualdad. La ubicación en la ciudad y, especialmente, en el mercado, de puntos lilas para que las mujeres puedan acudir si necesitan ayuda y la creación de un espacio de acogida para las mujeres migrantes que llegan sin red.
Zakia Mrini, presidenta del Instituto Marroquí para el Desarrollo Local (Imadel), explica que también se quiere aprovechar esta visita para explicar a las mujeres migrantes, las que llevan años aquí, los cambios que ha habido en Marruecos en los últimos años en cuanto a las políticas de igualdad. “Se fueron –dice– con una visión de Marruecos que ahora ha cambiado”. Y también, señala Mrini, se les explica a las concejalas catalanas para “no huir de tópicos sobre las mujeres migrantes”. Según los datos de ONU Mujeres (2021), en los consejos comunales marroquíes la representación femenina es del 21%.
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En el distrito de Menara, en la comuna de Marrakech, Fatima Choutine desgrana su proyecto de creación de los centros de escucha, centros socioculturales que acogen sobre todo a mujeres pobres para ofrecerles formación y también son antenas para detectar la violencia de género. “Las mujeres que alzan la voz para denunciar la violencia de sus parejas –explica– son acusadas por la sociedad de haber violentado a sus maridos. Nosotras las ayudamos a salir de esta soledad y a romper la dependencia económica para salir del círculo”.
Trabajar en el empoderamiento económico, en la cultura y en la educación son hilos conductores en las experiencias de gestión de estas mujeres. Hay que romper el círculo, indica Choutine, de una sociedad en la que en muchos casos aún se ve como vergonzoso que un hijo varón ayude a su madre, “y esto es prepararles para la violencia”.
La celebración del 8-M llegó a Tetuán, se abren centros de ayuda a las mujeres y se crean algunos agentes de igualdad. También se intenta facilitar que en las canchas públicas haya espacio y tiempo para que las mujeres practiquen deporte. Pero, como se señala desde la delegación marroquí, lo que es fundamental es la participación de las mujeres en la política para poder cambiar las leyes. Chadi recuerda que la política empieza en el partido y allí algunas no son aceptadas, se les ponen trabas.
La política local, subraya la alcaldesa de Esplugues, es la que tiene la capacidad transformadora de la sociedad, del camino hacia la igualdad. En Marruecos, indica, la situación es comparable con la de España hace unas décadas. Y esta alianza entre concejalas de ambos países quiere impulsar el cambio. No solo hablando de proyectos sino también, subrayan, haciendo piña.