Las personas que viven con migrañas crónicas sufren de un intenso dolor palpitante y pulsante, sensibilidad a la luz y al sonido, náuseas y vómitos.
¿Podría una dieta de origen vegetal, a la que se atribuyen una variedad de beneficios para la salud, ayudar también a aliviar estos síntomas crónicos?
Tal vez sí.
Unos investigadores de Nueva York publicaron un caso de estudio de un hombre con migrañas crónicas graves, que lo había probado todo para controlarlas, y que entonces cambió a una dieta de origen vegetal, llena de verduras de hojas verdes oscuras.
Sus dolores de cabeza se aliviaron significativa y rápidamente, reportaron los médicos en la edición en línea del 18 de noviembre de la revista BMJ Case Reports.
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“Este informe sugiere que una dieta basada en alimentos vegetales enteros podría ofrecer un tratamiento seguro, efectivo y permanente para revertir la migraña crónica”, escribió un equipo dirigido por el Dr. David Dunaief, especializado en medicina tradicional y con una práctica privada en East Setauket, Nueva York.
Un experto en migrañas que no participó en el estudio expresó un optimismo cauto respecto a los hallazgos.
“Es difícil entusiasmarse demasiado con un informe de caso, [pero] sí ilustra la importancia de todos estos tratamientos no farmacológicos basados en las evidencias”, comentó Noah Rosen, director del Centro del Dolor de Cabeza de Northwell Health, en Great Neck, Nueva York.
Como anotaron los investigadores, más de mil millones de personas de todo el mundo tienen migrañas, que se definen como unos dolores de cabeza pulsantes en un solo lado, a veces con una variedad de síntomas, que duran entre cuatro y 72 horas.
Algunas migrañas son episódicas, lo que significa que suceden menos de 15 días al mes. Otras son crónicas, con 15 o más días de migraña al mes, además de características de las migrañas ocho días al mes.
Para que se considere exitoso, un tratamiento contra la migraña debe reducir la frecuencia y la duración de los ataques a la mitad, o mejorar los síntomas.
El hombre de 60 años cuyas experiencias se detallan en el informe había sufrido migrañas graves sin aura durante más de 12 años. Seis meses antes de su remisión a una clínica, sus migrañas se habían vuelto crónicas, y ocurrían entre 18 y 24 días cada mes. Había probado una variedad de soluciones potenciales, entre ellas el zolmitriptán y el topiramato, unos medicamentos recetados.
También había eliminado los alimentos ’desencadenantes’ potenciales, como el chocolate, el queso, los frutos secos, la cafeína y la fruta deshidratada. Además, el hombre también había probado el yoga y la meditación para reducir los ataques.
Ninguna de estas intervenciones había funcionado. El hombre describió su dolor como palpitante, de inicio repentino e intenso en la frente y la sien del lado izquierdo de la cabeza. Generalmente, sus migrañas duraban 72 horas, y también incluían sensibilidad a la luz y al sonido, náuseas y vómitos.
La intensidad de su dolor, en una escala de 10 a 12, era de 10. No tenía unos niveles altos de inflamación sistémica, pero tenía un nivel normal de betacaroteno en la sangre, quizá porque comía boniatos a diario.
Los boniatos son relativamente ricos en unos nutrientes alimentarios conocidos como carotenoides, que tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, explicaron los autores.
Pero las verduras de hojas, como la espinaca, la col rizada y el berro sí contienen unos niveles altos de carotenoides.
Entonces, el equipo de Rosen aconsejó al hombre que adoptara la dieta LIFE (por las siglas en inglés de alimentos poco inflamatorios todos los días). Se trata de una dieta rica en nutrientes, de alimentos enteros y de origen vegetal.
El régimen propone comer al menos cinco onzas (unos 142 gramos) por peso de verduras oscuras de hojas verdes crudas o cocidas al día, beber una batida de 32 onzas (946 mililitros) LIFE de verduras al día, y limitar el consumo de granos enteros, verduras almidonadas, aceites y proteína animal, sobre todo de lácteos y carne roja.
Tras dos meses en la dieta, el hombre dijo que sus migrañas se habían reducido de forma dramática, a apenas un día con migraña al mes, e incluso ese dolor de cabeza era menos intenso.
Al mismo tiempo, sus análisis de sangre mostraron un aumento sustancial en los niveles de betacaroteno.
Pronto, el hombre dejó de tomar todos sus medicamentos para la migraña. Sus migrañas cesaron del todo tras tres meses, y no han vuelto en 7 años y medio. El hombre era alérgico, y una investigación publicada anteriormente sugiere que un mejor control de las alergias podría también conducir a menos migrañas.
En este caso, los síntomas de alergia del hombre también mejoraron, hasta tal punto que ya no necesitaba utilizar sus medicamentos estacionales. También era VIH positivo, y el VIH se ha vinculado con un riesgo más elevado de migrañas. Es posible que el estatus de VIH y los medicamentos antirretrovirales del hombre hayan contribuido a sus síntomas, apuntaron los autores, aunque no fue posible estudiar esto a mayor profundidad sin detener su tratamiento antirretroviral.
“Aunque este informe describe a un paciente con un gran cumplimiento que tuvo una respuesta notable, la dieta LIFE ha reducido la frecuencia de las migrañas en un plazo de 3 meses en varios pacientes adicionales”, añadió Dunaief.
Por su lado, Rosen aseguró que “algunos estudios han demostrado un beneficio respecto al rol de una dieta adecuada en la migraña”.
Se ha demostrado que estar bien hidratado, comer una dieta saludable con un “índice glucémico bajo”, y consumir muchos ácidos grasos omega 3 (como los que se encuentran en el pescado graso) tiene un impacto positivo que frena las migrañas, aseguró.
Más allá de la comida, dormir bien, hacer ejercicio con regularidad, e intervenciones psicológicas, como “la terapia cognitivo conductual, el mindfulness y la relajación muscular progresiva” podrían también ayudar, añadió Rosen.