Como casi todo lo que sucede en nuestro atribulado México la industria de la aviación comercial se ha convertido en un asunto político, dejando lo técnico, y hasta lo razonable y lógico, en segundo lugar, y todo empieza desde nuestra categoría 2, hasta la batalla campal que se viene por los slots, pasando por aeropuertos, controladores, diseño del espacio aéreo y más.
De entrada, el proyecto del aeropuerto de Texcoco, respaldado por estudios completos por más de 10 años que lo hacían no solo viable, sino que lo convertirían en un verdadero hub internacional con todas sus grandes ventajas y beneficios, fue cancelado cuando ya estaba en un 35% de su avance.
Para estas fechas, el aeropuerto de Texcoco ya estaría funcionando casi al 100% de su capacidad respaldado por instituciones nacionales e internacionales, pero vino una de las peores decisiones de este sexenio y el proyecto se canceló y se dejó en el abandono a pesar de sus enormes costos que los Mexicanos y nuestros hijos seguiremos pagando por décadas.
Por su parte, el AIFA no está terminado y le falta mucho, y a pesar de ello el asunto se ha politizado tanto que el mismísimo secretario de Gobernación se ha hecho cargo del tema y de alguna manera ha obligado (porque nadie cree que haya sido voluntario) a las principales aerolíneas Mexicanas a migrar en el corto plazo, con un buen porcentaje de sus operaciones al Felipe Ángeles.
También se ha hecho el “arreglo” para que las líneas cargueras trasladen el 100% de sus operaciones al AIFA, terminal que aún no cuenta con la infraestructura necesaria para este propósito especial.
Hasta donde sabemos, ninguna de las aerolíneas extranjeras entra en este “pacto” con Gobernación, las cuales han reiterado su negativa a operar en un aeropuerto que no garantiza conexión terrestre adecuada, operaciones seguras, eficientes, fiables y rentables.
Quienes hemos tenido la experiencia por tener años trabajando para la industria aérea, hemos visto mucho y sabemos que las aerolíneas han decidido alinearse por ahora, pero que en la medida en que sus aeronaves vuelen desde o hacia en AIFA con asientos vacíos, tenderán a retirarse porque en estas épocas ninguna de ellas se puede dar el lujo de perder dinero y nombre.
La logística y altos costos de movimiento de personal y equipo que se necesita para operar todos los días, así como las conexiones de vuelos entre el AIFA y el Benito Juárez, van a ser temas torales y muy difíciles de resolver para las líneas aéreas sin dejar atrás la logística y también alto costo del movimiento y almacenamiento de las casi 50 mil toneladas de carga que se registran cada año solo en el aeropuerto capitalino.
El aeropuerto de Toluca no es una alternativa mejor porque como todos sabemos ese aeropuerto se encuentra prácticamente abandonado por la aviación comercial debido a todos los problemas principalmente técnicos que complican mucho su operación y que no garantizan una operación eficiente y que sea rentable, que incluyen su elevación de 8500 pies sobre el nivel del mar y temporadas de alta temperatura que limitan a las aeronaves en su su peso de despegue.
En cuanto al Benito Juárez debemos decir que también está siendo no solo abandonado en su cuidado y mantenimiento general en área de maniobras de aeronaves y de atención a pasajeros, sino que justamente ahora se dice que los edificios de la Terminal 2 se está hundiendo y que la Terminal 1 está teniendo problemas más allá de su conveniente reparación.
A todo lo anterior hay que añadir el problema más grave de todos y que es el que se refiere a la administración del espacio aéreo y al nuevo diseño que ha traído más problemas a los ya existentes.
A pesar de las advertencias de técnicos expertos y de instituciones nacionales e internacionales, el gobierno de la 4T insiste en que no habrá rediseño en el espacio aéreo.
No solo Maria Larriva que como controladora e investigadora tiene mucha experiencia, sino también otros controladores de muchos años han dicho que lo más sensato sería regresar al diseño anterior de control de tráfico de llegadas y salidas que funcionó a pesar de sus problemas por 40 años y siguió funcionando, aún después de haber declarado al Benito Juárez en su máximo nivel de saturación hace casi 20 años.
Hoy se pretende limitar las operaciones a un máximo de 50 por hora, pero antes de la pandemia se podían controlar hasta 80 operaciones utilizando el esquema de control anterior, desde luego bajo la coordinación de controladores bien entrenados y expertos reconocidos internacionalmente que hoy nadie sabe dónde están
En fin, la voluntad gubernamental parece ser abrir operaciones comerciales y de carga en el AIFA lo antes posible a como dé lugar y pegue donde pegue.
Las autoridades aseguran que muy pronto este aeropuerto estará manejando más de dos millones de pasajeros al año, lo cual es improbable y resulta una muy reducida parte, muy lejos de los 50 0 60 millones planeados inicialmente.
A pregunta de un amigo no muy conocedor del tema, vale la pena comentar que efectivamente hay ciudades alrededor del mundo que tienen varios aeropuertos operando normalmente, pero ninguna de esas ciudades tiene una orografía ni condiciones meteorológicas tan complicadas como la del Valle de México.
En este Valle de México con sus 9,600 kilómetros cuadrados de extensión total tampoco hay mucho espacio disponible ni las necesarias rutas de escape para las aeronaves operando en dos aeropuertos de manera simultánea y menos en condiciones de mal tiempo.
Es verdad que las montañas siempre han estado ahí, pero hay que decir que también estaban los magníficos y reconocidos controladores de tráfico aéreo mexicanos, se tenía un aeropuerto bien cuidado a pesar de sus problemas y un diseño de espacio aéreo seguro y eficiente, lo que quedó demostrado por años registrando altos índices de seguridad aérea.
Al igual que sucede en muchos ámbitos, nuestra industria aérea está siendo políticamente canibalizada y técnicamente descuidada y hasta atacada.
Se ha dicho hasta el cansancio y se dijo desde el momento de la cancelación del proyecto Texcoco por parte de expertos en el tema, que dos aeropuertos con operaciones simultáneas no pueden funcionar en el Valle de México.
Se requiere un solo aeropuerto moderno, seguro y eficiente operando al 100% en el Valle de Mexico, controladores bien entrenados y con experiencia, y establecer de nuevo el diseño de control de tráfico aéreo seguro y eficiente del pasado que siempre dio buenos resultados.
Como hemos dicho anteriormente, la seguridad aérea ha sido politizada y se ha dejado el aspecto técnico defendido por muchos expertos en segundo término, y esto resulta no solo inconveniente y poco inteligente, sino peligroso.
El futuro de nuestra industria aérea que empezaba a verse prometedor hoy, gracias a las políticas gubernamentales está enfrentando muchos problemas, incluyendo la categoría 2 en seguridad.
A pesar de su visible recuperación y desarrollo, nuestra aviación empieza a enfrentar serias dudas y más problemas provocados desde adentro, y la política, seguro, no será la solución… al tiempo.