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La futura ley para la protección de los derechos sexuales y reproductivos está a punto de ser aprobada. Si todo sigue los planes del Gobierno, irá el martes 17 de mayo ante el Consejo de Ministros. El punto más importante del documento tiene como protagonista el aborto, aunque hay otras cuestiones que han generado debate, como es incluir el derecho a bajas laborables de tres días por dolor menstrual incapacitante.
Como dicta la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Trastorno de Dismenorrea -nombre técnico que le da al dolor de la menstruación- está reconocido como una dolencia. Aunque no hay un patrón claro que lo defina, éste suele aparecer en el momento de la menstruación y tiende a ser más intenso 24 horas después del inicio del periodo, extendiéndose entre dos y tres días.
Por norma general, suele ser un dolor que se percibe en la zona del bajo vientre y en la lumbar. También se irradia hacia las piernas y puede causar molestias en las mamas. En ocasiones, puede venir acompañado de cefaleas, náuseas, diarreas o vómitos.
Si bien no hay estudios claros sobre su prevalencia, la reducida literatura científica que hay sobre el tema estima que es algo que sufren hasta el 90% de las mujeres, aunque no todas lo harán con la misma intensidad. Aquí es donde se abre el melón del dolor de regla, algo que para unas mujeres es un suplicio cada mes y, para otras, sólo será una leve molestia. ¿Por qué esa diferencia entre mujeres?
Primaria y secundaria
“Primero hay que diferenciar entre la dismenorrea primaria y la secundaria”, detalla al otro lado del teléfono Teresa Castellanos, especialista en Ginecología y Obstetricia en el Hospital Clínica Universidad de Navarra. Como relata la experta, las claves entre una y otra están en que la primera no es algo asociado a una patología orgánica, mientras que la segunda sí lo está. Es decir, una causa dolor por sí misma y la otra es un síntoma de que algo no va del todo bien en el organismo de la mujer.
La dismenorrea primaria se da sobre todo en mujeres jóvenes y, según aclara Castellanos, abarca el 90% de los dolores de regla. Corazón Hernández, secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) también confirma este dato: “El porcentaje de las mujeres con un dolor incapacitante de regla es mínimo“.
Pues bien, centrándonos en el dolor de regla per se, ese que no deriva de una patología orgánica, encontramos varias causas que pueden darle explicación y que serían el motivo por el que a unas mujeres les duele más y a otras menos.
Hay varios factores que influyen en el dolor menstrual. Como ilustra Hernández, “lo de que con la regla expulsamos el óvulo es una leyenda urbana, lo que de verdad ocurre es que se dan unos fenómenos que producen una descamación en la capa interna del útero y eso en algunas mujeres puede provocar sensación de dolor”.
Castellanos, por su parte, hace referencia a las prostaglandinas, unas sustancias que produce el organismo durante la menstruación y que desencadenan las contracciones del útero para expulsar la capa funcional del endometrio, que es lo que realmente se arroja con la ovulación. “Hay mujeres liberan más y que, por eso, experimentan más dolor”.
La experta también alude a otras circunstancias fisiológicas, como la posición del útero o tener un orificio cervical pequeño. Esto último es algo que ocurre sobre todo en adolescentes, de ahí que sean ellas quienes sufran más dolores de regla. Con el parto, es algo que se suele dilatar y, con ello, disminuirá la sensación de dolor al expulsar los tejidos que se echan con la menstruación.
Estas son las variaciones entre mujeres que harán que la regla duela más o duela menos. Cuestión de genética, parece ser. También está el umbral del dolor de cada mujer, ya que no es el mismo para todas las personas.
Endometriosis
Para estos casos, ambas ginecólogas lo que suelen recomendar es tratamiento con antiinflamatorios u hormonas. Sin embargo, si una paciente acude a consulta aduciendo dolores muy fuertes, lo que primero harán será descartar que exista una patología orgánica. Es aquí donde entra en juego la dismenorrea secundaria.
Dichas enfermedades pueden ser varias, aunque la más común es la endometriosis, un trastorno en el cual el tejido similar al que recubre el interior del útero (el endometrio) crece fuera del útero.
Como detalla el Ministerio de Sanidad, las manifestaciones clínicas de esta enfermedad abarcan un amplio espectro, “encontrando desde personas asintomáticas hasta formas severas y crónicas con síntomas dolorosos intensos y/o infertilidad asociada“.
Se desconoce la etiología de esta enfermedad -que en España afecta entre un 1% y un 5% de las mujeres– y tampoco se dispone de un tratamiento curativo, aunque sí terapias para frenar el dolor. Además, el problema de la endometriosis es que no siempre es fácil detectarla.
Por eso, como recomiendan las expertas consultadas, es importante acudir a revisión ante dolores de regla muy fuertes y que se hagan pruebas precisas para descartar posibles patologías. Por ejemplo, en el caso de la endometriosis, se realizará una laparoscopia o una resonancia magnética.
Porque siempre hay que tener presente que ese dolor de regla que molesta tanto, lejos de ser una condena, puede ser una advertencia de que algo no va bien en nuestro interior y de que tenemos que aplicar medidas para atajar una dolencia.