“El futuro será feminista”, dice Laura Fernández Cordero, responsable de la selección, introducción y perfiles biográficos del libro Feminismos para la revolución. Antología de 14 mujeres que desafiaron los libros de las izquierdas (Siglo XXI). Lo dice en una conversación con Florencia Angilletta, autora de Zona de promesas. Cinco discusiones fundamentales entre los feminismos y la política (Capital intelectual), quien agrega: “El futuro es político”, parafraseando la frase feminista “lo personal es político”. La charla ocurrió en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en un espacio particular, que habilita a pensar en géneros y tiempos: Zona futuro.
Angilletta habla de “desvíos, tensiones y torsiones” en los accesos de mujeres y disidencias sexuales a la “ciudad letrada”. Una pista posible para recorrer la Feria viendo cómo los feminismos, en 2022, la atraviesan.
Un día antes de la charla, el lunes 2, mientras en el “afuera” el Gobierno Nacional enviaba a la Cámara de Diputados el proyecto que crea un Sistema Nacional de Cuidados y amplía el régimen de licencias por maternidad y paternidad (que ya no se denominarán así sino para “personas gestantes” y “no gestantes”), Dora Barrancos presenta el libro El género de la historia. Hombres, mujeres y práctica histórica de Bonnie G. Smith, de la Colección Géneros de la Universidad Nacional de Quilmes, dirigida por la socióloga, Doctora en Historia y Directora de la Cátedra Abierta de Género y Sexualidades de esa universidad. Barrancos cuenta que Smith señaló que “este texto recupera a 35 mujeres que escribieron a la sombra en el siglo XIX”. Y habla de una “desigualdad de zócalo, sociogenérica, desde los propios cimientos”, y da como dato que el 80 por ciento de las fortunas mundiales corresponden a varones.
Apenas dos botones de muestra de la diversidad de títulos, charlas, presentaciones, conferencias, performances y estrategias editoriales que han puesto en escena a los feminismos y a los colectivos LGBTIQ+ en esta edición de la Feria y que pueden funcionar como un hilo de Ariadna, una guía para transitar los intrincados pasadizos del predio Rural de Palermo.
Seguir ese hilo mágico es lo que hice después de perderme una vez más en el gigantesco espacio, el día uno (28 de abril), intentando llegar desde la sala donde Guillermo Saccomanno dio su discurso bomba inaugural hasta la sala Alfonsina Storni para participar de una mesa: Ficción y no ficción en el feminismo, organizada por la debutante Agencia literaria SEM, con Silvia Hopenhayn, Enzo Maqueira, y la coordinación de Gonzalo Unamuno.
Silvia Hopenhayn, autora de Vengo a buscar las herramientas (Corregidor), habló de su primera novela, Elecciones primarias (Alfaguara): “La protagonista es una niña de 8 años que se convierte en varón para enfrentar a los hombres, suerte de mascarada política en plena dictadura militar de una niña niño que intuye sin comprender la violencia que la rodea”, un gesto feminista avant la lettre: el de la mujer que se camufla en varón, como la María Muratore de El río de las congojas de Libertad Demitrópolus, que se hace pasar por soldado.
Enzo Maqueira, autor de Electrónica (Interzona), una novela que narra un vínculo prohibido entre una profesora y un alumno, habló de ese niño que fue él en un colegio de curas, el que nunca se adaptó a los juegos de varones, el raro, y de cómo escribió un libro enojado con las mujeres, antes de que el feminismo lo tocara.
Volví varias veces a la Feria, y el hilo de Ariadna no me salvó, pero perderme en esos pasillos interminables dio sus frutos.
Recorrí stands de editoriales grandes, pequeñas y medianas, asistí a charlas y registré otras a las que no pude ir, hablé con expositores y colegas. Intenté hacer rizoma para hablar de feminismos en la Feria del Libro y lo que sigue es un recorte.
A nivel oficial, la temática se “cuela” en el stand del Ministerio de Educación, con la colección Derechos Humanos, Género y ESI en la escuela, con títulos como Identidades o Pensar las diferencias, y donde también figura, en coedición con Eterna cadencia, la novela escrita en lenguaje inclusivo, Vikinga Bonsai, de la autora argentina Ana Ojeda. Esa nueva lengua también presente en Vidas en lucha. Conversaciones, de Judith Butler, Virgina Cano y Laura Fernández Navarro (Katz). O en el ensayo dedicado al tema, Inclusivo, de Malena Zabalegui, quien estará firmando ejemplares el viernes 13 de mayo a las 20 en el stand 103 del Pabellón Azul.
El género también dice “presente” en el del instituto Cultural del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, con algunas charlas alusivas, bajo el lema “La diversidad nos une”.
Una de las preguntas que hice a expositores en los stands fue cuáles son los libros de temática feminista más vendidos. A veces fueron títulos; otras, autoras o autores; en algunos casos, se trató de cruces; en otros, de estrategias de venta. Aquí van algunos ejemplos:
Siglo XXI: Educación Sexual Integral de Leandro Cahn, Cecilia Valeriano, Mar Lucas y Maria Florencia Cortelletti, Feminismos para la revolución de Laura Fernández Cordero y Feminismo y arte de Andrea Giunta.
Planeta: por primera vez, uno de los dos grandes grupos editoriales, armó una “mesa de géneros”, cuyas principales consumidoras son mujeres de todas las edades. El libro estrella este año es (Mal) Educadas, de María Florencia Freijo, que ya va por su 12° edición y sigue atrayendo.
El viernes 13 de mayo a las 18.30, las autoras Tamara Tenenbaum y María del Mar Ramón hablarán de “Feminismo y literatura” en la sala Halperín Donghi.
Penguin Random House: El otro gran grupo tiene una promoción: Harta (en referencia a una expresión de Simone de Beauvoir), de la que participan doce títulos de libros escritos por mujeres, entre ellos Catedrales, de Claudia Piñeiro; Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara; Las señoritas, de Laura Ramos; El viento que arrasa, de Selva Almada, Puta feminista de Georgina Orellano, Poesía completa de Alejandra Pizarnik y Distancia de rescate de Samantha Schweblin.
También, Todas deberíamos ser feministas, de Chimamanda Ngozi Adichie y algunos clásicos como El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Con la compra de dos de ellos, el lector se lleva una totebag hecha en colaboración con Mediapila, fundación dedicada a promover la inclusión laboral de mujeres en situación de vulnerabilidad. Las bolsas las manufacturan las mismas mujeres, que además reciben capacitación.
Galerna: Putita golosa, de Luciana Peker, un libro que ya lleva varias ediciones, sigue siendo la estrella de la editorial que este año incorporó a su catálogo 27 noches, de Natalia Zito, un libro que cuestiona el tratamiento hacia las personas mayores (en este caso, de una mujer), otra preocupación de los feminismos. El peronismo será feminista o no será nada, de Araceli Bellotta, es otro de los títulos más requeridos.
El Ateneo: Mujeres faro. 40 mujeres luminosas de toda América, de Lucía de Leone, con ilustraciones de Ivana Calamita y prólogo de Luciana Peker, cuenta la historia de cuarenta hacedoras en distintas áreas: política, ciencia, arte y educación, de distintos países del continente americano.
Biblos: El libro que más interés genera este año es el Nuevo diccionario de estudios de género y feminismos, de Susana Beatriz Gamba y Tania Diz, con prólogos de Diana Maffía, Eva Giberti y Dora Barrancos. Entre otros títulos de esta editorial, se destaca también La constelación tercermundista: Catolicismo y cultura política en la Argentina 1955-1976, que incluye las historias soterradas de las monjas tercermundistas.
Prometeo: El ensayo histórico, antropológico y sociológico lideran este sello con títulos de la antropóloga feminista Rita Segato, como Contrapedagogías de la crueldad.
En los stands compartidos por grupos medianos y pequeños también brillan los títulos feministas. Por ejemplo:
Los siete logos: Son siete editoriales: Caja negra, Beatriz Viterbo, Eterna cadencia, Katz, la uruguaya Criatura, Mardulce y A. Hache, junto con el sello de libros infantiles, Pípala. Entre otros títulos, y solo para dar algunos ejemplos, figuran Vivir una vida feminista de Sara Ahmed (Caja negra), Crónicas travestis de Mariela Méndez o El revés del rostro de Nora Domínguez (Beatriz Viterbo) o Beya. Le viste la cara a Dios, de Gabriela Cabezón Cámara e Iñaki Echeverría, novela gráfica; Chicas en tiempos suspendidos, de la “poetisa” Tamara Kamenszain, un término que la autora reivindicó en ese libro, poco tiempo antes de morir (ambos de Eterna cadencia). Desafiar el sentir, de Cecilia Macón, de Omnívora, como editorial invitada, es un nuevo título feminista.
Todo libro es político: También reúne varias editoriales, que publican libros de “cruce” entre género y política, derecho, o arte, como Milena Cacerola, Tinta Limón, Traficante de sueños, Tren en movimiento, La cebra, Hekht, Pupek, Cuenco del plata, o DocumentA/Escénica. Silvia Federici (con Calibán la bruja), bell hooks y Camila Sosa Villada (con El viaje inútil) son algunas de las autoras más demandadas.
Panorámica: reúne a Concreto, Fiordo, Chai, Odelia, con títulos como Los hombres me explican cosas, de Rebecca Solnit, Enero de Sara Gallardo y los Diarios de Katherine Mansfield. O Amora, de Natallia Borges Poleso.
Orgullo y prejuicio. Es el stand dedicado a la diversidad sexual, donde se dan cita gran parte de las charlas y lecturas poéticas en clave géneros, además de los libros de temática feminista de distintas editoriales pequeñas. Allí, por ejemplo, abundan las charlas sobre ESI, la ministra de Mujeres bonaerense Estela Díaz presentó Feminismo y peronismo. Reflexiones históricas y actuales de una articulación negada. De “Estudios de género y sexualidades” hablaron en ese espacio Nora Domínguez, Mariano López Seoane y Javier Gasparri.
Dafne Pidemunt, coordinadora de la parte de librería del stand, comenta que este año se nota en la Feria “la cantidad de oferta de stands que trabajan con temáticas de diversidad sexual, feminismo, transfeminismos, intentado correrse un poco de lo que son los feminismos blancos, de clase media. Desde Orgullo y prejuicio tenemos libros de editoriales independientes, como Hotel de ideas, que trabaja novela gráfica e historieta, o Calidoscopio, editorial de niñeces. Tenemos bastante poesía diversa, edioriales como Gog & Magog. Hay una bibliodiversidad bastante interesante en ensayos, literatura y eventos”.
“Como curador de eventos está Fernando García, que aportó mucho a lecturas de poesía”, agrega Dafne.
Final abierto. Está en la línea de los stands más pequeños de la feria. Uno de los títulos que exhibe es Orgullo: Carlos Jáuregui, una biografía política, de Mabel Bellucci, que fue presentado en una mesa redonda el 30 de abril.
Un cuarto impropio. En el final del recorrido, allí donde el hilo de Ariadna me lleva, en el Pabellón amarillo, encuentro el stand más “barato” de la Feria (aunque no el más pequeño). Parece una ironía, una “Red Federal de editorxs transfeminista”, entre el de la Universidad Católica Argentina (UCA) y la sala Rodolfo Walsh. El nombre juega con el título clásico de Virgina Woolf, Un cuarto propio. Y va más allá, señalando una incomodidad y un desafío.
Gabi Luzzi, editora de Paisanita, señala que los libros más vendidos en ese stand colectivo son: La siesta, de Claudia Masin (La mariposa y la iguana); Viernes, poesía reunida (1979-2021) de Beatriz Vignoli (Nebliplateada); Pájaro de invierno, de Katerine Mansfield (Maravilla) (Premio Alija a la traducción); La poesía no es un lujo, de Audre Lorde (Monada); Todos los platos del menú, de Ellen Bass (Gog & Magog); Incitaciones transfeministas, de Ileana Diéguez y Ana Longoni (DocumentA/Escénicas); El cuerpo lesbiano, de Monique Wittig; Terapia con animales, de Daniela Ema Aguinsky, (Paisanita, 2° Premio Nacional de Poesía Storni).
El espacio cuenta con un “Manifiesto impropio” y un “Probador de libros” de editoriales autogestivas que no pueden costearse un espacio en la Feria.
Un buen lugar en el laberinto al cual llegar. No en el centro mismo. Un espacio descentrado que también da pistas sobre lo que se trata cuando hablamos de feminismos.
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