En la actualidad, lo que vemos es que cada vez más personas se interiorizan en el tema y deciden ingresar a este mundo porque, definitivamente, demostró con el tiempo que es un mercado cada vez más sólido. De esta manera, para la gente, ahora es más fácil confiar que hace 6 años.
El ingreso de más personas representa, a su vez, la entrada de mayor capital en este mercado y, como consecuencia, esto desemboca en el crecimiento y consiguiente “boom de las criptomonedas”.
Por supuesto, el impacto mediático y su repercusión también atraen nuevos inversores que buscan rentabilizar un dinero en dólares y hacer movimientos sin ningún tipo de regulación, pago de impuestos, declaración, etc.
En Argentina y varios países de Latinoamérica, particularmente, la gente encuentra en el ecosistema crypto un refugio para sus ahorros (por ejemplo, en el Bitcoin, a lo que hoy se conoce como el oro digital), así como posibilidades de inversión con poco capital que puedan generarles una ganancia diaria, semanal, mensual y anual en dólares.
Y, con lo desvalorizadas que están nuestras monedas, al común de la gente esto le significa un dinero importante.
El poder de la descentralización
Por el momento, el mundo crypto es descentralizado y ninguna entidad reguladora fiscal tiene acceso, lo que hace que varias corporaciones y personas con mayor poder adquisitivo puedan realizar inversiones o mover capitales grandes entre países sin ningún tipo de registro.
Sin dudas, esto molesta de alguna manera a los diferentes gobiernos, por lo que empiezan a estudiar cómo entrar y cobrar impuestos a las criptodivisas.
De nuevo, por ahora, sin avances al respecto. No pueden tener acceso a todas las casas de cambio digitales, únicamente a las nacionales en el caso de Argentina, por lo que el usuario, tan solo moviendo el capital a otro exchange, quedaría fuera de este pago de impuestos.
Mientras un gobierno avanza con las posibilidades de ingresar y llevarse su parte del capital invertido en este ecosistema, más rápido se adaptan los usuarios de negocios, entidades financieras o agencias de viaje, que comienzan a cobrar servicios y productos con criptomonedas. Esto, sin dudas, hace que el que conoce pueda utilizarlo, que el que no conoce conozca, se interese e invierta; y la rueda vuelve a girar a favor del crecimiento de lo descentralizado.
Del sistema tradicional a crypto
Estamos en un momento de transición de la economía: las criptomonedas vinieron para quedarse, el ecosistema DEFI emula y mejora el sistema tradicional conocido. Sus protocolos de préstamos, plazos fijos, inversión en porciones de empresas (acciones) es mucho más atractivo que el tradicional, debido a los altos rendimientos que generan.
Estamos viendo cómo, de a poco, el dinero se va moviendo del sistema tradicional al mundo crypto para que luego éste se ponga por sobre el sistema que utilizamos hoy.
Para decirlo en números, por ejemplo, el 14% de la población argentina utiliza este sistema, algunos hasta viven únicamente de eso, personas de entre 20 y 35 años son los usuarios que más están incursionando e invirtiendo en esto.
Por lo tanto, más allá de que el gobierno no tenga una porción de este dinero aun, creo que en definitiva puede ser de beneficio para el país, ya que la mayoría de las personas, cuando aumentan sus ingresos, también aumentan sus gastos buscando un mejor estilo de vida.
Aquellos que estén en este grupo (considero la mayoría) y residan en el país, estarán inyectando dinero en varios negocios y mercados, lo que aporta al flujo de capital de un país.
Por este motivo, creo que hoy el mundo crypto es una gran oportunidad para todo aquel que quiera rentabilizar y revalorizar su capital.
(*) El autor es asesor financiero y director de Master Crypto Club.