El vino y la cerveza se han colado en las noticias de todos los canales televisivos y han sido los protagonistas de las redes sociales después de que varios usuarios y medios hayan difundido publicaciones en las que aseguran que supuestamente, el Ministerio de Sanidad planteaba prohibir estas bebidas en los menús diarios de bares y restaurantes. El Ministerio de Sanidad, sin embargo, ha compartido un comunicado en el que desmiente estas afirmaciones. “Desde el Ministerio de Sanidad reiteramos que es una información falsa que se vaya a obligar a bares y restaurantes a no dar vino o cervezas en sus menús”, ha resaltado el departamento liderado por Carolina Darias en un comunicado.
El contenido viral se ha originado a partir de una supuesta medida incorporada a la nueva Estrategia en Salud Cardiovascular (ESCAV), que se debatió el miércoles 27 de abril en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y que algunos medios han citado. Sanidad, en cuyo comunicado de prensa no hay ninguna alusión ni a los menús diarios, ni al vino ni a las cervezas, ha precisado que el objetivo de este plan es “conseguir mejorar la salud cardiovascular de la población y promover la adopción de hábitos de vida saludable”. Sin embargo, el documento definitivo del plan todavía no se ha publicado a fecha de hoy. En cualquier caso, se trataría de una recomendación y, en ningún caso, de una obligación para los bares y restaurantes.
Antes de la aclaración de Sanidad, varios políticos de distintos partidos se han hecho eco del tema. Por ejemplo, el secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, compartía una foto con el mensaje: “Hora de comer y un buen vino de Madrid, no falla”. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, señalaba: “Un buen vino como el que los señores del gobierno nos quieren prohibir”.
Tomar una cerveza en un bar es una costumbre muy arraigada en nuestra sociedad, pero…¿con cuántas cervezas habría que parar? Un grupo de investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas liderado por la experta Ascensión Marcos, directora del grupo de Inmunonutrición del Departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN), ha calculado cuál debe ser la cantidad de cerveza diaria que puede tomar una persona sin riesgos para su salud y con efectos saludables para su organismo a medio y largo plazo. De acuerdo con los cálculos de esta investigación, que fue publicada en la revista Nutrients, el consumo apropiado de cerveza ha de ser de entre una o dos cervezas diarias en el caso de los hombres y de una cerveza diaria en el caso de las mujeres. De conseguir un consumo moderado de alcohol a través de la cerveza, informa la investigación, se pueden lograr diferentes beneficios para el organismo, como una reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y su nulo impacto en la obesidad general. Además, de acuerdo con los resultados de la investigación, el consumo moderado de cerveza puede conllevar una reducción del riesgo de sufrir diabetes y de las fracturas óseas al aumentar la densidad de la masa ósea. La investigación de los miembros del CSIC no deja de lado los condicionantes sociales en las poblaciones, indicando que “los beneficios para la salud asociados con el alcohol pueden estar modulados por las características intrínsecas de las poblaciones, incluido su nivel socioeconómico y/o la dieta y el estilo de vida en general”. Un ejemplo que pone el escrito de los expertos es el de la dieta mediterránea, en la que el consumo moderado de alcohol (a través de la cerveza) en un contexto de “alto consumo de alimentos frescos, bajo consumo de grasas animales y bajo a moderado consumo de vino, generalmente con comidas” puede ser beneficioso.
La dieta mediterránea está reconocida como una de las mejores del mundo por la OMS por los múltiples beneficios que aporta a la salud. Además, hay que reconocer que no solo es sana, también se considera deliciosa. Y la cerveza y el vino forman parte de los alimentos de esta dieta.
Uno de los beneficios que se le otorgan al vino es el de mejorar la circulación sanguínea. Los antioxidantes que posee, especialmente en la piel, ayudan a evitar enfermedades coronarias. Además, aumenta los niveles de colesterol bueno y combate la acumulación de grasa en las arterias.
También, todo parece indicar que existe una relación entre el consumo moderado de vino y el deterioro en las capacidades cognitivas. Puede retrasar algunas enfermedades cerebrales como la demencia, además alarga la vida de los enfermos de alzheimer. Parece ser que unas sustancias químicas llamadas polifenoles están ligadas a la protección del cerebro. Estas abundan en la piel, en las semillas y en la pulpa de las uvas. Al exprimirlas, gran parte de estas sustancias pasan al mosto.
Otra de las propiedades del vino es que actúa como vasodilatador. Una cantidad moderada de vino expande las venas y arterias, de manera que el oxígeno llega con mayor facilidad al cerebro. La buena circulación de la sangre influye positivamente en la salud mental.
El aparato digestivo es otro de los puntos a los que favorece el consumo moderado de vino. Contiene sustancias que estimulan la secreción de jugos gástricos, sobre todo los que descomponen las proteínas, por lo que es beneficioso disfrutar de unos sorbos antes de comer.
Además, aumenta la secreción biliar, lo que acelera la digestión de las grasas. Así se evitan las digestiones pesadas y la concentración de lípidos en el organismo. Y también inhibe la formación de histamina, por lo que evita la formación de úlceras estomacales.
Por si fuese poco, el vino también tiene un ligero efecto antiséptico al pasar por la boca y el aparato digestivo. Combate algunas bacterias nocivas que producen diarreas y otras enfermedades. Además, reduce la posibilidad de sufrir un cáncer de colon.