El 17 de septiembre de 1985 comenzó como cualquier otro en la ciudad de la furia, pero eso estaba a punto de cambiar. Alrededor de las 6 de la mañana, el cielo estaba completamente despejado y de un azul limpio, producto de las altas presiones que predominaban en la región. Mientras los primeros rayos del Sol iluminaban la ciudad, un punto brillante- o que brillaba- comenzó a destacar en el firmamento y a llamar la atención de los madrugadores.
El rumor de un plato volador que acechaba a los porteños rápidamente se extendió entre familiares, amigos y vecinos. No eran ni las 7 de la mañana y los teléfonos de las oficinas de la Fuerza Aérea y del Servicio Meteorológico Nacional no paraban de sonar, al igual que los de las torres de control de Aeroparque y Ezeiza. Nadie podía identificar qué era lo que flotaba estático, brillante y a gran altura. El OVNI fue fotografiado, filmado y transmitido en vivo y en directo por todos los canales de televisión. Los medios cambiaron su transmisión y no hablaban de otra cosa. Incluso, Alejandro Romay, director de Canal Nueve consiguió un avión para que periodistas de Nuevediario se acerquen al objeto, sin éxito para identificarlo.
La calle se llenó de personas con largavistas, telescopios y cámaras con teleobjetivo, pero nadie podía determinar la forma del extraño objeto debido a su brillo. La adrenalina crecía y las respuestas oficiales no aparecían, el desconcierto aumentaba mientras pasaban las horas y el OVNI continuaba sobrevolando el lugar. Las primeras versiones apuntaron a que podría ser el planeta Venus, pero desde la torre de control del aeropuerto aseguraron que era detectable por los radares y que se encontraba a 22.900 metros de altura, lo que descartaba esa afirmación.
La teoría de que era un globo meteorológico (globosonda) comenzó a ganar fuerza, pero nadie sabía de dónde venía. Dos aviones de la Brigada Aérea de José C. Paz fueron enviados al encuentro: “…La Fuerza Aérea Argentina informa que el objeto en cuestión observado visualmente por la población en el espacio aéreo había sido detectado por los centros específicos de la institución a partir de la hora 3 del día de hoy, constituyendo un globo aerostático de empleo científico con trayectoria sudoeste-nordeste con un perigeo aproximado de entre los 35 y 40 mil metros, habiendo sido visiblemente observado con el incremento de la actividad solar. Cabe aclarar que este sistema no es de origen nacional y al mismo tiempo, hasta este momento no constituye ningún riesgo para la aeronavegación. Se continúa con los trabajos de observación…” , decía el comunicado oficial. Pero lejos estaba este comunicado de calmar a los ciudadanos. “¿Cómo es posible que la Fuerza Aérea no se interese en identificarlo?”, replicaban en los medios.
Una esfera luminosa no identificada se está desplazando a 22.900 metros de altura. La esfera no identificada cambia constantemente de brillo, se desplaza hacia el noroeste y tiene un filamento de color gris, con forma de antena. – Mensaje de la Torre de Control del Aeropuerto Internacional de Ezeiza. 17 de septiembre de 1985. 10.AM
Pasaron las horas, el objeto continuó su lento viaje hacia el noroeste rodeado de un cielo espectacularmente azul. Ese desplazamiento lo llevaría a ser visto a últimas horas de la tarde en las localidades de Trenque Lauquen y Roosevelt, en la provincia de Buenos Aires, en Huinca Renancó, provincia de Córdoba, y en Venado Tuerto, al sur de Santa Fe. Finalmente desapareció alrededor de las tres de la tarde y el “aura conspirativa” estaba a flor de piel. Mientras tanto, las palabras del gobierno no eran escuchadas y los ufólogos tenían cada vez más presencia en la TV.
OVNI vs globo meteorológico
Durante semanas se escucharon todo tipo de versiones. Había quienes aseguraban que la Fuerza Aérea nunca envió sus aviones por falta de presupuesto, indicando que no hubo ningún despegue nuevo en las pistas. Más tarde se anunció que los aviones que se acercaron ya estaban en vuelo en una misión anterior, algo que se ocultó en el informe de la institución y alimentó la idea de que era un objeto extraterrestre.
Los ufólogos y “especialistas en temas alienígenas” pasaban horas al aire hablando de cómo el objeto cambiaba de forma y tenía trayectorias erráticas en las filmaciones. Esto fue refutado, ya que se demostró que era un efecto óptico producto del cambio en el brillo solar y al movimiento del pulso al cargar con las antiguas y pesadas cámaras.
Por otro lado, la mejor teoría sin duda era la de los escépticos, que estaban convencidos que el objeto no era extraterrestre, sino un inteligente ardid publicitario para promocionar la serie “V-Invasión Extraterrestre”, que se estrenaba en Argentina al día siguiente.
El mensaje que aclaró todo
El astrónomo e investigador, Carlos Alberto Demaría, quien en algún momento estuvo ligado al famoso ufólogo Fabio Zerpa, es uno de los fundadores del Centro Argentino Investigador de Fenómenos Extraterrestres (CAIFE). Luego de varias idas y vueltas entre evidencias poco claras sobre un globo de investigación o un OVNI, decidió consultar con la entidad competente en el tema.
En noviembre de 1985 redactó una carta para el Centre National d’Etudes Spatiales (CNES) de Francia, solicitando mayores precisiones acerca de la posibilidad que alguno de los globos lanzados desde Pretoria, Sudáfrica, por la agencia haya llegado a Argentina.
Desde 1977, el CNES realizaba lanzamientos de globos especiales para estudiar la atmósfera, llamados MIR (Montgolfier Infra Rouge). Son de un material liviano metalizado, muy grandes y capaces de realizar viajes de larga duración, alcanzando altitudes de vuelo de entre 28 km y 18 km.
Casi 5 meses después, en mayo de 1986, Demaría recibió la respuesta de Daniel Sacotte, Director de asuntos internacionales e industriales del organismo. La respuesta era contundente: “Sí, he recibido su carta del 11 de diciembre de 1985. Eso es definitivamente nuestro MIR. Muchas gracias por su fotografía y su información.”
“Sí, he recibido su carta del 11 de diciembre de 1985. Eso es definitivamente nuestro MIR. Muchas gracias por su fotografía y su información.
Y aunque todavía hay quienes creen que quedan varios baches sin explicación y que hay un encubrimiento del gobierno, “el OVNI del 17”, como fue apodado por la prensa en ese momento, nos dejó muchas preguntas, una gran historia y, sin duda, varios cuellos con tortícolis.