Aunque las y los emprendedores sean creativos e innovadores, muchos de ellos se olvidan de crear una cartera de derechos de propiedad intelectual para proteger algo tan importante como las ideas que les ayudan a generar ingresos y riqueza. Este tema y otros se debatieron en las décimas Jornadas de Propiedad Intelectual celebradas en la UNCUYO.
A la hora de hablar de economía, no podemos dejar de mencionar el impacto que tuvo (y tiene) la pandemia en muchas de las y los emprendedores. De hecho, debemos entender que en la mayoría de los países, las pequeñas y medianas empresas representan el 90 % del mercado y suman en total casi el 70 % de empleo en nuestro país.
Ahora bien, no es un dato menor el hecho de que el emprendedurismo siga siendo un enorme foco de atención, puesto que siguen apostando a la generación de nuevos puestos de trabajo y la orientación de nuevos negocios e inversiones. Es allí donde entra a tallar una idea fundamental, y es el hecho de trabajar y adaptar la propiedad intelectual (PI) en todo lo que representa a la innovación, la creatividad, el conocimiento y la información.
En el marco de las X Jornadas de Propiedad Intelectual organizadas por la UNCUYO , el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), la Rede Surcos, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), entre otras, se destacaron grandes panelistas -nacionales e internacionales- que desarrollaron temas relacionados a las patentes, la propiedad intelectual, el desafío y las oportunidades de las y los emprendedores, entre otras.
Cómo intensificar el uso de la propiedad intelectual
“Cuando empezamos a hablar de la propiedad intelectual de las y los emprendedores, nos referimos a la sociedad del conocimiento, la sociedad de la información y de la innovación. Esta situación nos hace imaginar grandes innovaciones tecnológicas, como algo parecido a la NASA, un cohete llegando a Marte, un desarrollo muy importante, tecnológico o robótico, y un largo etcétera; pero muchas veces, ignoramos el día a día y las soluciones a los pequeños problemas e interrogantes que debemos plantearnos a diario y que afectan a nuestros productores”, señaló el Silvio Saldarriaga, abogado colombiano y consultor independiente en propiedad intelectual.
En este sentido, es primordial plantearse un resultado creativo, definir la solución a un problema planteado, la obtención de un proceso-producto, el hecho de mejorar algo que ya existía y en utilizar toda la información para generar impacto y transformación.
“Para ello, es fundamental entender cómo utilizamos la información que ya disponemos, los datos obtenidos y el conocimiento para presentar una solución a los problemas cotidianos”, continuó.
Ahora bien, no es necesario definir todo a través de la explotación y obtención de ganancias, puesto que el producto, conocimiento, investigación o desarrollo puede ser utilizado por el mercado, la sociedad o los órganos gubernamentales para generar un impacto positivo en la comunidad local.
¿Por qué es importante tener un sistema de patentes en el emprendedurismo?
¿Qué es una patente?
Una patente es un derecho exclusivo que se concede sobre una invención. En términos generales, una patente faculta a su titular a decidir si la invención puede ser utilizada por terceros y, en ese caso, de qué forma. Como contrapartida de ese derecho, en el documento de patente publicado, el titular de la patente pone a disposición del público la información técnica relativa a la invención.
“El sistema de patentes cumplen dos funciones que en una política de innovación son fundamentales: la primera estimula a que los innovadores inviertan en la actividad, y por lo tanto, produzcan más innovación en cualquier sector o actividad que estén desarrollando; la segunda, trabaja como un premio a las invenciones exitosas para aquellas personas que logran de manera positiva desarrollar un beneficio”, afirmó el Marco Alemán, subdirector general para el sector de la propiedad intelectual y ecosistemas de innovación de la OMPI.
Los derechos de patentes y propiedad intelectual abarcan un conjunto de diferentes categorías jurídicas que protegen distintos aspectos de una invención o una obra creativa. Por ejemplo, las patentes protegen las tecnologías innovadoras, mientras que las marcas ayudan a proteger la reputación, el fondo de comercio y la identidad del productor (la fuente de los productos o servicios) y garantizan la calidad para los consumidores.
Sin embargo, la consecución de esa meta dependerá, en gran medida, de que se convenza a la comunidad mundial de emprendedoras y emprendedores de que los derechos de PI son fundamentales para sus intereses comerciales.
Sistemas de patentes: cuáles actores participan
“En primer lugar, la academia, a través de distintas políticas de propiedad intelectual y dentro del marco universitario, es fuente creadora, por lo tanto, decide sobre su apropiación, sobre la explotación directa y sobre la transferencia del conocimiento a terceros; en segundo lugar, los Estados o gobiernos -a través de normas o políticas- impactan en la innovación; y finalmente, el sector privado, a través de su acción y su actividad innovadora, impacta a la sociedad”, remarcó Alemán.
Hay fundamentalmente tres actores:
- La academia: Normalmente adopta políticas de propiedad intelectual que muestran, en efecto, como las universidades se aproximan desde la óptica de usuario, de derechos intelectuales y desde la óptica de productora de bienes intelectuales para el ámbito universitario.
- Los Gobiernos: adoptan distintos tipos de políticas para fomentar y favorecer tanto la innovación en general, como así también, el desarrollo tecnológico puntual en áreas prioritarias (como sucedió con la pandemia de Covid 19).
- El sector privado (emprendedores/as): Tiene como gran motivación -en cuanto a la propiedad intelectual- el beneficio económico. Todas sus decisiones de innovar, cuándo hacerlo, cómo y con quién, son motivados por la ganancia económica.