El último caso, dolor social
Yo creo que no es el tiempo para buscar culpables, pero alguien debe ser el responsable de generar más inquietud, que la que ya existe a nivel nacional. Pero sí es tiempo para tomar nuevas alternativas, porque la de “abrazos y no balazos” no ha funcionado, pues a nivel nacional es uno de los años con más violencia y el tema de los feminicidios es una mecha lista para encenderse en todo el mundo.
El problema actual en Nuevo León hizo crisis con la muerte de una jovencita, cuyo padre se convirtió en un procurador emocional de justicia, y con justa razón, porque la pérdida de una hija es algo incomprensible en un mundo que busca, en su juventud, una visión distinta del futuro, y desgraciadamente, tanto en los casos de feminicidio, como en los relacionados con el narcotráfico, la mayoría de las muertes son de jóvenes que frustran su esperanza de vida y nos muestran una catástrofe moral a nivel nacional.
Si a todo esto le agregamos el hecho de que la mujer joven es altamente susceptible a los ataques de enfermos mentales y que existe el ambiente de anemia en la educación de la juventud, por las redes sociales y el monetarismo ilustrado, así como el pragmatismo, los casos como el de Debanhi son fácilmente simbólicos y ponen en entredicho la acción de protección, que es la obligación elemental del Estado.
Quiero insistir en que para mí, y así fui educado, la mujer es un ente frágil, que además transmite la genética de la inmortalidad. Es tierna, dulce y sensible por naturaleza propia y debe ser particularmente protegida por el Estado y sus habitantes.
Esto, porque lo que ha sucedido en Nuevo León, con la respuesta social a los feminicidios, se está tocando la herida más sensible, que es la pérdida de jóvenes cuyo padres quedan por toda la vida bajo el recuerdo imborrable de alguien que perdió su oportunidad de vivir. Por eso, la mujer merece especial protección de una sociedad que presume tener los valores bien cimentados.
DESCARTES: PIENSO, LUEGO EXISTO… Un duro golpe a la sensibilidad es el que estamos viviendo en la actualidad. Y el grito del padre herido para siempre, nos debe hacer meditar de que algo estamos haciendo mal y tenemos que cambiarlo todo; en particular, darle protección a las mujeres.
luisetodd@yahoo.com