Las profesiones más demandadas del futuro están relacionadas con el desarrollo de habilidades y destrezas en tecnología, análisis de datos, robótica y digitalización del conocimiento.
El último listado que publicó el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) indica que para 2030 los perfiles con más demanda tienen que ver con diseño de casas inteligentes, expertos en ciberseguridad, atención y soporte en robótica, analistas de algoritmos, arquitectos de mareas, etc.
Estos puestos, según el texto, permitirán a los profesionales romper fronteras a la hora de buscar un trabajo e incluso manejar sus horarios laborales.
La lista se elaboró en función de una serie de informes del Cognizant Center for the Future of Work junto, con las conclusiones del Índice KOF, que mide las dimensiones económicas, sociales y políticas de la globalización.
Realidad del Ecuador
Expertos nacionales indican que el país ha entrado “un poco tarde” en la estrategia de transformación digital para competir con el mercado externo, pues este tema es una prioridad para otras naciones desde aproximadamente un lustro.
Jaime Yépez, vicepresidente Comercial de la consultora Libélula Soft, considera que en el país las áreas de salud, agricultura, ganadería, pesca, desperdicios, seguridad, construcción, medioambiente y responsabilidad social, gestión pública, deporte, arte, nutrición y mascotas son las que tendrán más opciones de cambio -en los modelos de servicio- y pudieran ser automatizadas.
Sin embargo, para ello se requiere de una intervención integral en el sistema educativo, que se inicie en la educación general básica, para empezar a capacitar a los más pequeños en temas como idiomas, Internet de las cosas, inteligencia artificial, robótica, matemática pura, programación, blockchain, animación, ciberseguridad, etc.
Con ese criterio coincide Javier Alvarado, director ejecutivo de Fundación Telefónica Movistar Ecuador. Para él, la falta de profesionales especializados en esas ramas en el mercado ecuatoriano tiene que ver con la poca oferta que existe en la academia.
“En el país hay más de 2 000 ofertas formativas a nivel superior, pero menos del 5% corresponde a formaciones digitales”, explica.
Además, considera que es necesario un mejor programa de orientación vocacional que ayude a los jóvenes a optar por carreras con un mejor futuro profesional y no por aquellas que tienen el mercado saturado.
Eso, sumado a que “las pocas universidades que ofrecen este tipo de carreras son privadas, por tanto el acceso a ellas depende de si el estudiante puede o no costearse su formación.
Autoaprendizaje
Ambos creen que se debe romper con la creencia de que un profesional solo se forma en las aulas universitarias, pues en muchas ocasiones las carreras relacionadas con lo digital se logran con una formación técnica o tecnológica o por medio de cursos y autoeducación, a través de las plataformas ‘online’ disponibles.
Para Alvarado, el autoaprendizaje es uno de los elementos que ayudaría a afrontar la falta de carreras que formen profesionales digitales de forma amplia y masiva.
En los últimos años, la Internet se ha llenado de cursos y seminarios cuyo objetivo es generar habilidades para la nueva empleabilidad. Algunos de ellos incluso son de acceso gratuito y en horarios definidos por el estudiante.
Estas capacitaciones buscan que las personas adquieran conocimiento por competencias y tengan la posibilidad de implementar procesos digitales en particular, dependiendo de la naturaleza de su trabajo.
Otro de los factores para considerar sobre la falta de profesionales digitales que tiene el país es la poca oferta laboral que existe.
Un estudio realizado por la Red por el Futuro del Trabajo indica que las empresas consideran que apenas el 15% de su trabajo pudiera ser automatizado en los próximos años. Eso, dice Alvarado, da poco espacio a la innovación y al acceso a puestos de trabajo en el país.
Nicolás Fernández, vicecanciller de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), sostiene que el desarrollo de este tipo de profesionales requiere también una colaboración estrecha entre universidades y sector privado.
Esto ya ocurre en países como Alemania y Estados Unidos, donde se hace investigación aplicada y los centros de educación superior ayudan a resolver los problemas de las empresas, son sus motores de innovación.
“En el Ecuador parece que las universidades están ocupadas en cumplir con los requisitos. Tenemos que visualizar carreras pensando en hacia dónde irá el mercado”, señala.