Son las 10:00 de la mañana del sábado. En un parking a las afueras de San Fernando de Henares, un grupo de personas ataviadas con chubasqueros, chaquetas de pluma, paraguas y orejeras aguarda bajo un inquietante chirimiri que en cualquier momento puede transformarse en tormenta. Hombres, mujeres y niños esperan, pacientes, al resto de voluntarios que acompañarán a MadBlue, Biotherm y SEO/Birdlife, las tres partners organizadoras del encuentro, a realizar una limpieza intensiva del río Jarama. Su objetivo es retirar, por lo menos, media tonelada de basura.
Llegan dos autocares llenos de personas de todas las edades y apariencias. En ellos van tres de los protagonistas de la jornada, Luis Prieto, CEO de MadBlue; Isabel Zancajo, directora de comunicación de Biotherm, y Federico García, responsable del área social de SEO/Birdlife. Tras una breve introducción en la que el viento helado azota con fuerza, el grupo humano se dirige a las afueras del área comercial, a una pequeña zona boscosa por la que cruza el Jarama. A pesar de que la meteorología no acompaña, el compañerismo surge de forma instantánea.
Un hombre latino, Gino, se acerca para contarme cómo ha empezado a afinar el oído para distinguir a los pájaros. Quiere comprarse unos prismáticos para ponerse en serio con su hobby: hacer avistamiento de aves. De momento se limita al Retiro, aunque le recomiendo descubrir los buitres alados, cigüeñas negras y águilas imperiales de Monfragüe. Lo apunta, agradeciendo la invitación. A su lado camina Edu Escalante, un joven emprendedor que quiere lanzar su propia firma de moda sostenible. “Me extraña que nadie me haya preguntado por mi nacionalidad”, dice entre risas. Sus ojos azul celeste y su pelo rubio le dan la apariencia de alemán o polaco, pero es de Elche.
Tras ponernos a refugio bajo los árboles, Federico García pide hacer un corrillo. Tras un discurso sobre la importancia de mantener limpios los espacios naturales y la necesidad de hacer una toma de conciencia por el planeta, reparte rastrillos, azadas, guantes y bolsas de diferentes colores. Pide a los más pequeños que tengan cuidado con los hierros y a los más mayores que observemos bien el terreno, ya que está ligeramente embarrado por las lluvias. También que distribuyamos correctamente los residuos según qué bolsas.
Después, nos separamos en dos grupos y cada cual se divide las tareas: hay quienes buscan vidrio por el bosque; otros, todo tipo de plásticos. Los residuos “raros” que se encuentran, como aspiradoras, planchas de metal, juguetes y hasta un oso de peluche, se meten en un carro que, misteriosamente, aparece semi enterrado entre los árboles. Nadie sabe cómo ha llegado allí, pero el óxido desvela que no lleva poco tiempo.
No apropiación de espacios públicos
“Aquí puedes hallar cualquier cosa, como colchones o neveras. Un día hasta nos encontramos bolsas de marihuana“, explica García, sorprendido después de descubrir entre los residuos recogidos un bote de pintura lleno de pinceles. “Parte del problema es la dejadez. La gente entiende que la basura es un problema estético, no ambiental. No piensa que eso se degrada, que las sustancias que forma la botella pasan al medio ni que los microplásticos ya están en nuestro sistema digestivo. Este tipo de proyectos buscan concienciar sobre que esto no es un problema ético o estético, sino ambiental“.
Vasos de cristal, botellas de Solán de Cabras completamente llenas, cucharas de plástico, redes, alambres de espino, planchas de metal de varios metros, garrafas de gasolina, bombonas de butano, telas, macetas, cables, una caña de pescar, hierros de dos metros oxidados, planchas de poliespan y, por supuesto, el residuo de moda, la mascarilla, son sólo algunos de los elementos encontrados por los voluntarios, además de los ya descritos.
“Hay zonas cercanas a los ríos a los que va gente que quiere deshacerse de cosas y los utiliza como escombreras”, continúa García. “Hace un año y medio se dio notificación al SEPRONA de un acúmulo de colchones. Una empresa se dedicaba a ‘gestionarlos’ de esa forma. Encontramos unos 40 o 50. Por una parte hay una falta de sensibilización y, por otra, está el problema de la no apropiación de los espacios públicos. La gente normalmente piensa que de puertas adentro es su responsabilidad y que de puertas afuera alguien la yo recogerá, pero el espacio público es de todos”.
Preguntado por cuáles son las principales acciones que cometemos que ensucian el planeta, muchas veces por desconocimiento, García responde tajante que la mayoría de las involuntarias provienen de nuestro inodoro. Entre el 20% y el 30% de los residuos encontrados en los ríos son toallitas. “Muchas veces la gente piensa que al tirar del váter éstas van a las depuradoras, pero cuando hay grandes lluvias los sitemas de depuración no son capaces de gestionarlo […] y acaban en los ríos. Bastoncillos, toallitas, salvaslip: muchas gente los tira por el inodoro” y el resultado, por supuesto, es desastroso.
Una iniciativa para concienciar
“El lema de MadBlue es De Madrid a los Océanos. Lo que significa que hay que proteger el entorno todo el tiempo y saber que los ríos van a dar a la mar”, reflexiona el CEO de MadBlue, Luis Prieto, a quien minutos antes el esfuerzo de desenterrar un gigantesco cubo de plástico con una azada le despertó enormes gotas de sudor que caían por la punta de su nariz. “La mejor forma de contribuir a que los océanos estén limpios desde la ciudad es que la naturaleza esté impoluta“, añade.
Tanto Ferrer como Isabel Zancajo, directora de comunicación y social media de YSL Beauty & Biotherm, son los primeros en lanzarse al ruedo para recoger basura. MadBlue y Biotherm, junto con la Fundación Ecoalf y la colaboración técnica de SEO/Birdlife, han formado un equipo indisociable cuyo afán por la sostenibilidad culmina en estas importantes jornadas de limpieza. Su labor, por tanto, es esencial para concienciar.
“Esta es la primera batida masiva que hacemos”, explica Zancajo. “La pena es que hoy ha fallado el tiempo, pero la idea es organizarlas todos los meses para que quien quiera se pueda unir. A través de nuestra web, en la pestaña Waterlovers, en la sección Limpia Ríos, Salva Océanos, se pueden ver todas las limpiezas. Con tres meses de adelanto sabes cuáles va a haber. La gente se tiene que inscribir e introducir sus datos por un tema de seguridad y de seguros. Así, quienes vienen saben que si les ocurre algo están cubiertos”.
Mientras caminamos bajo los árboles y cuenta cómo su actividad de limpieza discurre por los más de 100 kilómetros del Jarama, desde Patones hasta el sur de Madrid, Zancajo, a quien se la ve activa y alegre, confiesa que este tipo de iniciativas le “dan la vida”. “Siento que estoy haciendo algo por los demás”, confiesa. “Poco a poco ves cómo se consiguen grandes logros”. Y añade: “No sólo recogemos basura, sino que estudiamos los microplásticos y apostamos por la conservación, algo que depende de SEO/Birdlife”.
No puede continuar la respuesta porque, de pronto, tropezamos con un montón de residuos. Entre ellos juguetes. “¿Ves? Increíble. La gente es alucinante. Vamos a encontrar de todo”. Tras meterlos en las bolsas, y justo cuando estamos a punto de retomar la charla, unos gritos interrumpen la grabación. “¡No! ¡No! ¡No!”, clama a nuestro lado, mientras corre, Luis Ferrer. Su pequeña perrita, una teckel de pelo largo, acaba de zambullirse en el río tras perseguir una pelota. Algunos observan la escena y sonríen, pero poco a poco retoman su actividad.
Es Ferrer quien, tras una intensa jornada de trasiego, y resignado ante el chapuzón de su mascota, confiesa a ENCLAVE ODS que cree que la educación es el elemento clave para cuidar del medio ambiente. “La educación es fundamental, pero de toda la sociedad. En cuanto empiezas a comunicar y la información llega a la gente, es imposible que miren hacia otro lado”, reflexiona el CEO de MadBlue.
“Aquí tienes a niños pequeños, a gente mayor, a jóvenes: al final la causa medioambiental es algo transversal. Además, España es un país eminentemente marítimo que tiene 7.000 kilóemtros de costa. Dependemos mucho de la salud de nuestro país para la prosperidad económica. Todo lo que hacemos tiene un fin ambiental, pero también económico”.
721 kilos de basura recogidos
Tras acabar la jornada de limpieza, entre ovaciones el equipo de recolección pesa las bolsas recolectadas antes de pasar por el cátering ecológico que los organizadores han preparado con sumo cuidado. En tres horas de trabajo y con poco más de 30 personas se alcanzaron a retirar 721 kilos de basura. Un par de horas más habrían dado para superar la tonelada.
Tras una jornada entera, y si hubiese hecho un día más propicio para el voluntariado, se podrían haber retirado del río Jarama tres o cuatro toneladas más. Porque no importa cuánto se retire: siempre quedará algún recodo de bosque en el que sobresalga una garrafa blanca o una botella de plástico transparente.